No queremos extraer de un suspiro una razón, ni deformar en los labios una verdad.
No queremos recubrir de misterios un grito ni revestir de ecos un silencio. Ni queremos robar ningún corazón.
No queremos que una espalda sea nuestra compañía, tampoco que lo sean unos ojos que no ven, no queremos que un silente dolor sea nuestro argumento de vida, ni deseamos que un brote de orgullo sea nuestro mejor descanso, ni siquiera que un beso se quede en las sombras de lo que fue un ayer.
Y porque no queremos que nos revienten las ganas con sueños de un pasado de abandono, y porque no queremos que se nos destrocen los ojos con un llanto que nadie comparte, es por eso que nos levantamos con las palabras a cada tiempo, a cada rato, a cada instante en que nos aprieta el corazón con sus latidos, a cada momento que solo respiramos con frases hechas.
No, no queremos acostumbrar el corazón a una mentira, porque somos auténticos, porque no dejamos morir los sentimientos escondiéndolos en recuerdos complacidos ni en llantos inacabados, no queremos ahogarnos en nostalgias de lo que pudo haber sido, por eso escribimos.
Y vendrán a extraer de nuestras palabras esos besos y abrazos que son infinitamente más bellos cuando los damos que cuando los deletreamos, y vendrán a sonsacar del pensamiento venganzas que jamás sentimos y vendrán a rompernos la soledad con gestos que nunca serán certezas, solo intuiciones y aún así, nos levantaremos por encima de esas cabezas pensantes que solo buscan dormirse en los tentáculos de una costumbre, nos levantaremos porque no queremos acostumbrar la vida a una hipocresía, porque no utilizamos, porque no decimos adios sin mirar atrás, porque no suspiramos con rabia sino con dolor, porque vivimos, porque soñamos, porque distinguimos, por todo eso, por eso escribimos.
¿Y porqué no escribimos solo para nosotros? - se oyó una voz en la lejanía, probablemente fruto de la inconsciencia.
Porque os necesitamos. . . aunque no seamos ni escritores ni vosotros lectores para reconocernos como tales, os necesitamos, porque nuestros son vuestros ojos, en ese pequeño instante en que nos leéis.
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¿Puede haber un motivo más humano y más sagrado para escribir a través de los tiempos?
Ciertamente no sabemos en que momento nos leen y no sabemos cuando piensan en nosotros. Pero ahí están las palabras, pequeños fragmentos nuestros que dan constancia de nuestra vida y sobre todo de nuestros sentimientos. Te tenemos en nuestro recuerdo y en nuestro corazón querida Lágrima Azul.