~Había una vez una mujer muy hermosa, tenía muchos amigos y estaba muy feliz, un día conoció a un hombre muy guapo, ella pensaba que era el hombre perfecto, con el que quería casarse, y así fue, se casaron tan pronto cómo pudieron, a pesar de conocerse tan poco, ellos pensaban que sería para siempre, , su matrimonio se fue tan rápido como llegó, las cosas no eran como creían, y su esposo tampoco era como ella pensaba, nunca pudieron entenderse, así que decidieron separarse.

~Lucía, la hermosa mujer, se encontraba muy triste, pues ella realmente creyó que funcionaría, pero no fue así, no sabía que hacer, la verdad quería cambiar las cosas, conocer algo diferente, empezar de nuevo, y eso hizo, decidió mudarse a otra ciudad, buscar un nuevo empleo y conocer gente nueva. Encontró un empleo a unos minutos de un pueblo pequeño al que decidió mudarse, pues su tatarabuelo había vivido en él. Al llegar encontró a una persona muy parecida a su difunto familiar, la gente de allí era muy callada y reservad, así que no hablaba con nadie. Todos los día iba a trabajar y siempre salía muy tarde, ella pensaba que no conocía a nadie porque nunca estaba en su casa por ir a trabajar. Sorprendentemente a pesar de estar a unos minutos del pueblo, nadie e su trabajo parecía saber de él, decían que no había ningún pueblo cercano, y mucho menos a unos minutos de ahí, sin embargo Lucía sabía que sí, pues allí vivía ella.

Pasaron 10 años y aun no tenía amistades ahí, solo conocía a sus compañeros de trabajo, un día decidió salir a caminar por el pueblo y notó algo extraño, la gente del pueblo también había salido, toda, parecían ser exactamente iguales, cómo si esos diez años nunca hubieran pasado, se ió cuenta de que lo niños no crecían y los ancianos no morían, en ese momento se dio cuenta que por eso nadie conocía el pueblo, era un pueblo fantasma y que realmente la persona a la que conoció sí era su tatarabuelo