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Categoría: Terror

El que a hierro mata...

Entre llantos , delirios y dolor fue la suegra de Silvia a recibirla y prepararla para lo que le iban a mostrar, ella ya se lo imaginaba, por algo la mandaron buscar desde Rumania donde cubría unos extraños casos de necropedofilia en una familia burguesa...
Lo que le esperaba no iba a ser menos desalentador de lo que vivió, en dos ataúdes se encontraban su marido, el cual se había dado un escopetazo en la cabeza que le voló la mitad de la cara y la quijada entera, y en el otro ataúd, su pequeña hija mutilada y apuñalada, esa virginal piel de niña erosionada por yagas y cicatrices aun sangrantes producidas por su continuo maltrato.. Un triste escenario de lo que fue y lo que pudo haber sido, se le presentaba a Silvia en los impávidos cadáveres de su hija y su marido, un caso del cual nunca se creía partícipe, pero que la realidad morbosa la hizo protagonista.
Su hijita Sofía, aquella que casi pierde por las hemorrágicas complicaciones del embarazo, ya no estaba más, su cálida vida había sido robada, por la persona a la cual ella había elegido para vivir el resto de su vida, y le había pagado así... era algo de no entender.
Naturalmente después de hechos como el mencionado, la sociedad queda conmocionada y más aún el barrio donde se habita, y las personas de siempre, las que disfrutan del dolor ajeno, pero que todos los días van a la iglesia a confesarse para quedar ¨libres de pecado¨ , son las que crean los agravios y los falsos chimentos de lo que allí había ocurrido.
Dijeron todo tipo de locuras, que al parecer Silvia, le había hecho favores sexuales a un alto directivo para promover un ascenso, y al no acceder éste la mando a Rumania para calmar los comentarios dentro de la sección, otros decían que el marido intuía que su mujer le era infiel y se la agarro con la pobre criatura, otros, que había sido un embarazo tendido, en fin, un montón de conjeturas que lo único que hacen es ensuciar la reputación y el descanso mortuorio de las personas que se ven involucradas.
Silvia estaba desconsolada, la nota que ella había ido a hacer tan lejos de su país, de su familia, era la misma situación que estaba viviendo.

Días después del in suceso, pidió una orden de allanamiento de domicilio a la policía para poder recoger las cosas de su casa, éstos le alertaron que la escena del crimen se mantenía intacta, insistiendo en sus peticiones (mas una propina extra) después de seis meses fuera del país volvería a visitar su casa, aquella que con tanto amor habían comprado con los ahorros de los dos, y que su esposo había convertido en una macabra carnicería.
Llegaron al lugar y perfectamente podían observar sobre la vereda las gotas de sangre en dirección a la calzada de cuando trasladaron los cuerpos hacia el vehículo de la morgue, ya esto hacía estragos en la mente de Silvia, pero con el trajinar de su vida lo que paso y pasaría, se hizo fría, sentía dolor pero no por lo que veía sino por lo que su “shockeada” cabeza pensaba que había sucedido.
Simplemente con saber que su “chiquita” indefensa había pasado vejámenes, por quien era su padre y a su vez verdugo, le hacían buscar en su baúl cerebral de recuerdos cual sería la chispa detonante de tan semejante atrocidad.
Su marido (José) había vivido una infancia muy problemática, su padre desapareció cuando el tenia 11 años, hasta los 15 años no supo noticia alguna sobre su paradero, su madre siempre se había caracterizado por golpearle en la cabeza, hasta que un día le hizo perder el conocimiento... y con esto, el raciocinio... todo eso pensaba Silvia, mientras entraban al cuarto de su hija. Todos los muebles estaban cubiertos con la sangre de su hija, el grabador con los ¨sonidos de la jungla¨ tenia un cassette en su interior, con una característica particular, que este poseía una ¨X¨ en el lado ¨a¨ y por lo que quedaba de cinta, estaba en el ultimo “track”, éste, era un tema muy especial, ya que a José le hacía recordar su triste infancia, nunca supo el nombre del grupo, lo único que repetía esa canción era “Don’t hurt me mommy, don’t hurt me”, era totalmente escalofriante, lo quise escuchar pero este había sido retirado para los análisis de huellas dactilares correspondientes. Mientras observaba la grotesca escena del crimen, por la mente de Silvia fluían pantallazos de lo que podía haber ocurrido en ese cuarto, podía ver a su hija correr despavorida hacia abajo de la cama,su padre alcoholizado la estaría buscando con un cuchillo en la mano...emociones muy fuertes de describir , pero aun más de vivir sabiendo que dos de los seres mas importantes de tu vida ya no están a tu lado.
Era muy difícil mantener la cordura en situaciones así, pero la gente madura, profesional, dedicada a su trabajo no antepone su vida personal en este tipo de situaciones, pero es como todo nadie es de fierro, comenzó a llorar, y en esas mismas lagrimas se desprendían recuerdos de un pasado retorcido por parte de su compañero pero que por un amor “liceal” loco y desenfrenado, nunca fue analizado a fondo.
....Con el paso de los años, José se dio cuenta que la figura paterna que faltaba, formaba un hueco donde supuestamente con el paso de los años se cerraría, pero se estaba convirtiendo en un cáncer que poco a poco lo tomaría completamente, un día su mejor amigo Gonzalo lo llamo urgente para que fuera a su casa, José fue, a pesar de las amenazante hebilla del cinturón que sabía que después le esperaba como castigo, pero un sentido superior le empujaba a ir a lo de su amigo y así se dirigió hacia su casa... Su amigo le advirtió que lo que iba a ver no le iba a gustar para nada ya que lo que había encontrado era supuestamente el cadáver del padre de su amigo.
José quedo horrorizado, pero a su vez esperanzado ya que por primera vez sabría que su padre no lo había abandonado, sino que había sido asesinado, se adentraron en un monte detrás de toda la parte industrial de la ciudad, y pasando un cementerio de autos se presentaba ante mi ese inmenso monte, toda una jungla, donde con el revuelo de la onda “hippie” se hacían todo tipo de orgías, o por lo menos era lo que se comentaba.
Nos adentramos en aquella jungla de perversiones, había de todo jeringas, preservativos, restos de comida, animales muertos, era increíble, por ni por asomo se asemejaba desde afuera todas las perversiones que había dentro de toda aquella fauna viciosa que se presentaba ante mis ojos... Seguimos caminando y mi amigo me señalo un montículo de tierra... me miro fijamente y sin pronunciar palabra alguna, me dio una pala de jardinero que llevaba en la mochila, la tomé y comencé a cavar, sin percatarme de porque mi amigo no me decía una palabra.
Después de media hora comencé a ver porque no me hablaba, mi pala se atascó... tire de ella fuertemente, y abruptamente emergió un liquido viscoso muy parecido al “pus” seguido de pedazos de carroña con pelo, me impacienté aún más por saber que había allí, pensé que era una broma de mal gusto, que seria algún animal en estado de putrefacción, ...pero...pero la sorpresa fue otra, ese animal en estado de putrefacción...era mi padre!!!!!.
José se tomó el pecho muy fuertemente, su amigo pensó que era un infarto pero no, era dolor del corazón (mucho peor que el primero) porque sabia que su padre había sido asesinado, si hasta estaba con aquella cadenilla que éste le había regalado en el día del padre pasado.
Perturbado y sin poder llorar ya que la misma adrenalina le había drenado por completo, procedió a seguir desenterrando, y encontró su cabeza, sus piernas, su torso abierto mostrando parte de sus intestinos, por ultimo sus órbitas las cuales estaban apelmazadamente agusanadas, y su cabeza hinchada tornándose amarillenta por la putrefacción.
Eso no importó la agarró y la besó con tanta fuerza, que algunos de estos gusanos quedaron en la cara de José y gran parte del pus había manchado sus vaqueros nuevos.
Pero no importaba era su padre al que estaba besando, después de aquellos 5 largos años de pacientes búsquedas y dolor reprimido..., revisó otra vez su cabeza y palpándola sintió como si tuviera pequeñas hendiduras, como si hubiera sido golpeado con un objeto de madera...
De tal magnitud fue el golpe, que partió la base del cráneo y llego a astillarlo con lo que estas pequeñas astillas de hueso habían atravesado la primera capa de la masa cerebral.
Impávidos los dos después de ver semejante espectáculo, sintieron voces y quejidos, alguien se aproximaba y al darse cuenta de que podrían meterse en graves problemas si los encontraban junto a un cadáver, tomaron sus bicicletas y se marcharon.
José parecía un zombie, con su vista estaba extraviada y su mente vaya uno a saber donde, pero siempre pedaleando, tratando de no perder el rumbo queriendo talvez despegarse de aquella terrible realidad que lo agobiaba pero que irremediablemente le reconciliaba con la desgracia de volver a su casa, a su hogar, donde ya su madre tenia preparado en su brazo izquierdo, el castigo para éste.
Nuevamente amanecía un día para mí, con un dolor terrible de cabeza, y otro similar en mis piernas magulladas por la acción del cinto, y también una nueva preocupación: quien había asesinado a mi padre...
Pasaron los años y José seguía sin saber que había pasado, su madre ya no le pegaba más, había cambiado el maltrato físico por el maltrato psicológico (que en muchos casos termina siendo peor que el físico), pero siempre tratando de satisfacer los deseos y caprichos de su madre dejaba ¨pasar¨ muchas cosas.
Seguían pasando los años, y en su segunda década de vida, conoció a su primer y único amor, Silvia, una hermosa pelirroja dos años menor que él, la que lo ayudo a decantar todos aquellos fantasmas que le perseguían en sus sueños y en su vida, y que le exigían respuestas sobre el paradero de su padre, respuesta que ni se las dio el comisario de la ciudad, ya que era un caso de muchos años en el cual por el lugar del occiso y las características correspondientes les era imposible encontrar sospechosos, (en castellano significa que no le daban las pelotas para buscar nada y que lo dejara en paz.
Era posible creer esto?, podía ser posible que un servicio comunitario como la policía , que se despacha el logotipo ¨para proteger y servir" te dijera que no van a resolver de que manera murió tu papá? Era algo totalmente impensable... pero tristemente cierto.
Todas las noches lloraba por no saber quien había ajusticiado a mi padre, por no saber hacia donde ir , por no saber si el camino que había tomado había sido el correcto, por no saber si mi vida sin él tomaría algún sentido..., todo esto soportaba día a día Silvia ya sea llorando en conjunto o dándole palabras de aliento, secundado por mi madre quien al no creer que yo la veía observaba todo desde el ojo de la cerradura de mi cuarto.
Un día después de sobresaltadas pesadillas, decidí que ya era hora de emprender mi vida con quien era mi mujer y a su vez mi guía, Silvia. La ceremonia fue bastante rudimentaria y humilde, primero fuimos al registro civil, después el cura de la zona fue a mi casa y nos consagró en ¨santo¨ matrimonio , festejamos con pizza ¨casera¨ , pascualina y torta de fiambre que había hecho mi madre.
Yo deseaba que el matrimonio perdurara, pero a la larga veía que era algo imposible, no teníamos vida propia, la posesividad de mi madre llegaba a puntos insospechados, pero a Silvia le debía todo lo que había llegado a ser, y debía hacer algo, no podía defraudarla.
Un día con los golpes en la mesada de mi madre ¨tiernizando¨ las milanesas, me desperté súbitamente y de un salto abandoné la cama, Silvia ya hacia hora y media que se había ido, ya que estaba abocada a recibirse de reportera policial, todo esto inspirado en llegar a esclarecer algún día el asesinato de mi padre.
Bajé las escaleras y mi madre estaba dada vuelta ¨dándole¨ de golpes a esas milanesas como si estuviera matando una res. Cuando se preparaba para empanar éstas se dio cuenta que le faltaban unos huevos para hacerlas, por lo que me pidió que yo las golpeara, mientras ella iba a comprar huevos. Cuando se fué comencé a golpear las milanesas, y me di cuenta que la carne quedaba marcada no uniformemente, obviamente era un detalle sin importancia pero no me costaba nada fijarme el porqué de esto.
Las base con la que se golpea la carne, tiene forma de triángulos, esto se debe a que así se puede deshacer cualquier acumulación nerviosa que pueda tener la carne y simplemente “tiernizarla” así sea una res vieja con la carne endurecida.
Cuando miré fijamente esta base vi que había como algo incrustado en ésta, trate de escarbar con la uña pero no pude sacarlo, pinza de por medio logre extraerla y observé que se trataba de un pedazo de hueso, con un detalle muy particular , era un hueso muy llano, y filoso prácticamente imposible de descifrar el paradero de este.
Pero con una particularidad muy especial comencé a explorar con mis manos, esa mancillada base , y me lleve una de las peores sensaciones de mi vida, ya que era la misma sensación de cuando le pase la mano por la cabeza de mi padre, como conclusión esa “lasca” de hueso que había encontrado, pertenecía al cráneo de mi padre, y había sido asesinado por mi propia madre.
Cuando mire hacia el otro lado, mi madre ya había entrado a la casa, el espanto no me dejaba pronunciar una palabra, después de tanto tiempo y tanto sufrimiento el asesino que me quitaba las horas de sueños era quien me había parido...
Todo este in suceso, marcó la vida de José a tal punto que se volvió frío, oscuro e incluso con Silvia, fue una de las etapas más difíciles del matrimonio. Todo era malos tratos gritos y peleas, Silvia sin saber lo que sucedía, lloraba desconsoladamente y su suegra le echaba las culpas de toda esta situación, ya no aguantando más, ésta me abandono y se fue a la casa de sus padres.
Para José era una pesadilla sin retorno ni despertar, vivía con
quien había matado a su padre y todavía le estaba arruinando el matrimonio, por lo que decidió pedirle a su madre lo que le correspondía de la sucesión de bienes, esto su madre se lo había prometido, que cuando fuera mayor se los iba a entregar. Habló con ella, se los pidió y ésta se enojo y comenzó a abofetear e insultar a José, éste furioso y a su vez triste la corrió de un empujón y se dirigió a la caja fuerte detrás del cuadro familiar. Cuando comenzó a extraer el dinero que le correspondía, sintió un correteo y ya cuando se da vuelta, su madre con el ¨tiernizador¨ en la mano se aprestaba a asestarle un golpe en la cabeza.
La agilidad de José no era la misma que la de su padre y de un solo movimiento le saco el ¨martillo carnicero¨ y era ahora él, el que podía asestar el golpe mortal, pero sabia que no valía la pena pasar la vida en la cárcel por una “vieja”, la cual por su ponzoñoso don de la mentira había puesto a medio barrio en contra mío. Tomé el dinero y me marché, de lejos sentía el ¨perdoname hijo¨ el cual era digno de lastima pero también sentía un gemido gutural que decía: “esa hija de puta me las va a pagar” con el cual pensaba hasta que punto no valía la pena llenarme las manos de su sangre...
Puse en marcha mi coche y me largué hacia la casa de mis suegros, con todo el dinero que me correspondía, unos 30.000 dólares, en el camino pensaba lo maravilloso de poder contar con éste dinero ya que me podría comprar una casa, y junto con lo que mi mujer gana crean un hermoso hogar , y hasta poder llegar a tener familia... pero todo esto estaba condicionado en el caso de que Silvia me llegara a perdonar...
Llegué a la casa de mis suegros y éstos cálidamente me invitaron a entrar , me prepararon café y comenzamos a dialogar sobre lo ocurrido, me preguntaron acerca de mi trabajo, yo les dije que actualmente no trabajaba, pero que volvería a abrir la herrería de mi padre, ya que en la ciudad éstas no llegaban a dos un radio bastante grande de habitantes. Ellos eran personas geniales, me brindaron su constante apoyo en lo que fuera ya que su hija había elegido recorrer el destino junto a mí.
Al rato bajo Silvia ...empecé a sentir una sensación como si mi cuerpo se drenara nuevamente de ese liquido rojo al que llamamos sangre, y que ese músculo que se contrae y dilata constantemente, empezara a trabajar, en definitiva empecé a sentir que empezaba a vivir,
y esto se remató en el momento en el que ella me abrazó y me beso como el primer día, olvidando así el in suceso acaecido días atrás.
Ese día dormimos juntos en su cuarto, y me puse a observar como era su cuarto de niña, era increíble ver las diferencias,(obviamente el sexo las marca), el amor que había en ese cuarto, las fotos familiares los juguetes, mientras que yo dormía en una cama de hierro, donde el colchón era guata a presión y se asemejaba mas a un almohadón que a un colchón, y mis juguetes me los hacia mi padre de hierro.
Como vi que vendrían malos recuerdos a mi mente apague la luz y nos acostamos a dormir. Comenzaba otro día y otra nueva vida a la vez, comenzamos a recorrer las inmobiliarias en busca de una nueva casa, nos llevo 1 semana encontrar lo que seria nuestro “nidito de amor” , no era un palacio ni nada que se le parezca, había muchas cosas para hacer, pero a su vez una nueva motivación en ambos, y un amor incondicional que no tenía barreras.
Silvia estudiaba y seguía su carrera de manera brillante si todo salía bien en dos meses sería una nueva Criminóloga Policial, sin lugar a dudas fue una de las mejores épocas de nuestra vida, yo por la mía ganaba muy bien haciendo herrería artesanal, aquel trabajo en donde mi padre había perdido dos dedos de su mano derecha...
Mientras los policías seguían entrando a los cuartos de su casa, su sorpresa se hacia mayor, por un momento penso que su suegra podía ser la creadora de todo este “pandemónium” pero no, era imposible nuestros problemas se habían sepultado durante años: pensaba Silvia, mientras la policía retiraba “en bolsitas” la sangre hecha coágulo de la moquete del cuarto matrimonial, para poder analizarla y saber de quien era si del padre o la hija...
...Pasan , pasan y pasan los días y llegó la hora de la prueba final para que Silvia se recibiera de Criminóloga... y con la excelencia de una persona ya de años en el trabajo, se recibió con los más altos honores. La meta inalcanzable había sido traspasada sin ningún problema, Silvia ya era Criminóloga profesional, ya podría saber que movía a aquellas personas a cometer semejantes atrocidades, ya sea por venganza o por simple diversión.
José se emocionó hasta las lagrimas veía como poco a poco el futuro que se trazó cobraba vida, aquellos agobiantes problemas económicos se iban desmoronando, y todo desembocaba en un temeroso sentimiento de felicidad.
Pronto Silvia comenzó a tener mucho trabajo, y por sobre todas las cosas lejos de su casa, pero la parte buena de esto era que la remuneración era jugosa, innegable para los tiempos que corren. Pronto viajó a Argentina, Brasil, y más adelante hacia Estados Unidos y posteriormente a Europa, lentamente esta pareja de amantes veía que lentamente la cuenta en el banco iba creciendo y esto daba la pauta de que la que traería el dinero a casa iba a ser Silvia, ya el trabajo de José se había convertido en hobby.
Después de 8 meses de inagotable trabajo, llegaron las merecidas vacaciones, y el replanteamiento de poder tener familia, era bastante reñido el tema ya que la realidad que vivía Silvia día a día no era la misma que José, mutilaciones, asesinatos y demás aberraciones, José sólo las veía o en el informativo o en alguna foto de algún caso a analizar, Silvia, sabia que José no tenía el estomago blindado...
José por su parte sabia que su infancia había sido muy conflictiva y desolada por la muerte de su padre, y le gustaría darle a un “nuevo ser” la posibilidad de sentirse querido, cosa que a él no le sucedió.
Y como en toda pareja los problemas se arreglan en la cama..., y así fue... nada más que esta vez una nueva “personita” llegaría al mundo.
La noticia del embarazo, fue todo un revuelo, tal es así que después de cinco años de tranquilidad y a pesar de no tener el teléfono en la guía telefónica a las 11 de la noche recibí una de las llamadas mas impactantes de mi vida..., la llamada de mi madre.
Entre sollozos me comentó que estaba completamente mortificada por lo que había pasado y me pedía perdón , me juraba que nunca volvería a ocurrir nada que fuera tormentoso para mí, quería saber que era de mi vida. Yo como buen “cornudo” le dije que con Silvia esperábamos un hijo...no lo podía creer, seguido : el protocolo barato de siempre (Dios lo conserve, guarde etc.) fue acompañado por una indirecta para venir a casa.
Me tocó el corazón de una manera muy especial y accedí a su petición: la invite a casa. Como en una película de horror un trueno ensordecedor inicio un diluvio, Silvia que había ido a hacer las compras llegaba recién toda mojada por el chaparrón. Me saludo y le comenté que
mi madre venia a comer a casa... Comenzó a sentirse mal..., mareada..., empezó a vomitar, como si fuera un preludio de lo comenzaría a suceder...
A las 11:30 sonó el timbre, Silvia abrió la puerta y mi madre se abalanzo a abrazarla, estaba muy contenta por el hecho de que la familia se iba a agrandar. Comimos, mi mamá hizo una salsa de ajo muy rica y mi señora cocinó ravioles...fue una cena simplemente increíble mi madre había cambiado ingratitud por cortesía, y tanto yo como Silvia quedamos impactados, ya adentrada las 2 de la madrugada era hora de terminar la velada y nos era difícil pedirle que se retirara, pero ella insistió..., pedimos un taxi y se fue.
Fue una sorpresa inesperada para nosotros el hecho de que después de tantos años sin vernos estuviera todo bien, mismo por un instante había dejado de lado mi luto eterno, y pensaba mas en un proceso de perdón y olvido...
Cuando nos adentrábamos en el quinto mes de embarazo, Silvia empezó con complicaciones, hemorragias, dolores, puntadas y todo hacia presuponer que ese ser que se estaba formando podría llegar a morir, y tal punto llegaba el problema que se creía que podían llegar a morir los dos.
Mi vida que después de tantos años había llegado a recobrar algo de sentido, comenzaba a desmoronarse por su lado más fino, y lo que más me hacia sospechar, era esa maldita cena que habíamos tenido unos días atrás. Silvia tenia 2 semanas de reposo, y en esas dos semanas a pesar de que debía estar tranquila le pregunte si conocía algún caso, en los que se relacionara el envenenamiento con comida, ella me contesto que había un montón de casos y el caso más común era el envenenamiento con raticidas, quede deslumbrado con su grado de conocimiento y a su vez le pedí que me diera el teléfono de algún “colega” relacionado con este tipo de casos.
Ella se mostraba preocupada ya que no sabia el origen de mi pregunta, yo trate de no mostrarme preocupado, pero creía firmemente que mi madre estaba detrás de todo esto.
Me pasaron un teléfono, (Sr. Vargas decía) y me comunique enseguida con él, le dije que tenia una muestra de una salsa para analizar, que yo creía estaba envenenada, seguimos hablando y quedamos para mañana analizar la muestra.

Ya cansado (mas mentalmente que físicamente) me fui a acostar junto a mi señora que se retorcía de dolor delante de mí y yo sin poder hacer nada... Pasaban las horas y yo pensaba mas en quitarme la vida, que analizar la muestra, la situación se tornaba irremediable, la primer victima fue mi padre, y ahora quien iba a ser? Mi señora y mi hija? no, no lo podía soportar..., así pensando con amargura lo que divisaba como destino, me dormí.
Sonó el despertador a las 6 de la mañana, deje a Silvia descansando y rápidamente fui a lo del Sr. Vargas a analizar la muestra, estaba impaciente por saber el resultado, pero asustado ya que en el caso de que diera positivo, me encontraba con una asesina en potencia... mi madre.
Ya dentro del consultorio el Sr. Vargas tomó la muestra y me invito a pasar y a un café, le comenté lo que me estaba sucediendo y no lo podía creer, era un caso muy grave y la única persona que iba a salir “mal parada” era yo. Analizando la muestra con el microscopio descubrió que la salsa de ajo presentaba unas partículas rojas, las cuales solamente en estudios, se habían descubierto en ratas envenenadas con raticidas, extrayendo como conclusión que estábamos ante un caso de envenenamiento, pero igual no me debía preocupar ya que el organismo ante estos casos generaba anticuerpos, lo único que el paciente debía hacer era reposar..
Esa última palabra fue la gota que colmó el vaso de mi vida, mis temores se volvían a presentar después de tantos años como aquellas veces, cuando de madrugada, sentía pasos, y despierto sin que mi madre se diera cuenta la veía con la cuchilla a su costado observándome como dormía.
Todos aquellos miedos renacían en mi como aquellas piedras con las que se tropieza dos veces, trayéndome nuevamente todos aquellos problemas que yo creía sepultados con el tiempo.
Simplemente comencé a llorar sin percatarme de mi alrededor, el químico en un acto de buena me ofreció sus servicios desinteresadamente en el momento que yo lo pidiera, acto que le agradecí de corazón.
Pero quedaba aún lo más difícil, decirle a mi mujer que mi madre la había intentado asesinar, y la prueba final, sacar del medio a mi madre.
Por parte de mi Señora se enojo tanto por lo que había pasado, como por mi impotencia ante la situación, ésto motivó que ella me abandonara, y se fuera nuevamente hacia lo de sus padres, yo por mi parte estaba destruido y sin animo de mas peleas y menos con mi madre... sin mas devastación por vivir me dedique a la bebida.
Fueron meses y meses de lenta agonía sabiendo que mi vida se opacaba cada vez mas y más y lo peor de todo, era que yo lo estaba permitiendo... Pasaron seis meses en los que borracho no sabia si al otro día amanecería,... hasta que ese día sonó el teléfono, era la primera vez que mitad sobrio, mitad borracho atendía el teléfono, al atender recibí una de esas noticias en las que se debe estar con los cinco sentidos al máximo... había sido papá de una hermosa niña.
Mas que apurado me fui a rasurar, aunque fue mas lo que me corte que lo que me rasure, fui corriendo al hospital con un ramo de rosas y un optimismo que hacia seis meses me era esquivo.
Cuando entre a la habitación mis suegros me dejaron solo con “Silvi” sabiendo que teníamos muchos para hablar, fue donde me di cuenta que todo aquel optimismo que había recuperado no me servía para nada, ya derrotado por las exigencias incumplidas, y los reproches deje el ramo de rosas en un jarrón y lentamente fui volviendo a mi infierno viviente.
Muchas emociones fuertes para un solo día... y para una sola vida, poco a poco la fuerza de los acontecimientos me fue anulando, me fui convirtiendo en un autómata, el cual necesitaba ayuda pronto o seria uno mas de los que se encuentran tirados en una zanja.
Esta vez la soledad seria por mas de un año, a fuerza de conciencia aprendí a vivir de mi miseria, retome mis "hobbys" ya como un trabajo normal y poco a poco fuí tomando vigor para seguir adelante, todo los días llamaba a mi mujer para saber que era de la niña, y sin que ella se diera cuenta al saber que ya iba a cumplir su primer añito sin conocer a su padre, me hundía en una angustia que no paraba hasta las lagrimas.
Hablé con Silvia por una reconciliación ya que no era coherente que la niña diera sus primeros pasitos en la vida sin una figura paterna.
Fue todo un trabajo psicológico que Silvia volviera conmigo, ya era la segunda vez que le fallaba , pero sabiendo que “la tercera es la vencida” decidió volver nuevamente conmigo. Todo era diferente, había otra motivación, sabiendo que la familia se había agrandado, pero sin embargo las obligaciones perduraban, y a pesar de salir recién de un embarazo, fue llamada para investigar un crimen sobre un supuesto caso de necropedofilia por sus propios padres algo realmente espantoso.
Yo no estaba de acuerdo conque ella se fuera, pero me convenció, había mucho dinero de por medio que nos ayudaría a salir adelante de unas cuentas pendientes, además la vecina de al lado se había ofrecido a ayudarme en lo que necesitase por lo cual tenia “en confianza” un juego de llaves de la casa.
Horas mas tarde fui a despedirla al aeropuerto deseando que viniera lo más rápido posible ya que mi vida estaba incompleta sin ella, pero yo sabiendo cual era su profesión ya sabia a lo que me atenía.
Las dos primeras semanas fue todo “sobre ruedas”, pero a partir de la semana siguiente comencé a recibir llamados, en los cuales solo sentía una respiración... alterada, como si se tratase de una persona en estado se furia.
Siguieron pasando los días y un sexto sentido me indicaba que algo malo iba a suceder, pero no le di importancia, toda mi vida había sido inseguro, y todo esto seria el miedo por la falta de mi mano derecha: mi mujer.
Una noche lluviosa Sofía lloraba en su cuna, y mis nulos conocimientos sobre la crianza de un bebe me dieron como conclusión que podría tener hambre, fuí a la heladera para prepararle un “biberón” y no me había percatado que no había leche, no lo tome como problema porque la vecina me había dicho que fuese a la hora que fuese la llamara en lo mínimo que necesitara...cosa que hice. Tome una gabardina y me dirigí hacia su casa, ...golpeé la puerta y sorpresivamente estaba abierta, era poco común que sucediera esto, pero talvez con la edad no se había dado cuenta. Lentamente abrí la puerta y en su mecedora y mirando hacia el otro lado de la casa se encontraba dormida,...fui muy lentamente por miedo a despertarla y que su corazón no resistiera el susto, le toque el hombro suavemente y lentamente le di un sacudón, no respondió, y además de eso noté muy rígido el hombro , algo no andaba bien. Al acercarme lentamente para ver lo que pasaba mi corazón se paralizo del susto al ver que el sueño eterno de mi vecina de debía a las puñaladas que presentaba en el abdomen y en su ojo izquierdo.
Estaba aterrorizado, pero más fue mi miedo cuando me di cuenta que la llave de mi casa había desaparecido, corrí con todas mis fuerzas hacia mi casa, al entrar sentía llorar a Sofía, pero al cabo de unos minutos súbitamente dejo de llorar, rápidamente salté sobre las escaleras...y mi ser se desvaneció hasta quedar en cuclillas, mi hija aquella que con tanto amor habíamos traído al mundo la habían apuñalado con saña y un odio pocas veces visto!!. Su manito aun tibia estaba agarrada a uno de los barrotes de la cama y su carita de ángel quedo plasmada en mi mente por el gesto de horror, al ver la cara de quien le había quitado la vida.
Acongojado y sin animo de vivir más me arrodillé sin poder creer lo que mis ojos veían, cuando de pronto sentí un hielo en mi garganta ..y de pronto calor, mucho calor y me comenzó a faltar el aire, la desesperación me hizo recobrar la posición y sin saberlo me encontraba bañado en sangre y una herida “ de oreja a oreja” me había abierto la garganta de par en par, al darme vuelta la sorpresa no fue menor , mi madre se encontraba con una cuchilla de cocina de su mano. A lo único que atiné fué a empujarla y tirarla sobre una mesa, la adrenalina me mantenía con vida, perdía mucha sangre y el aire empezaba a escasear. Arrastrándome como podía baje cayendo al sótano, con las pocas fuerzas restantes y sobre la mesada de madera escribí “yo no fui fue mama” fueron las ultimas palabras escritas que mencioné, prácticamente sin fuerzas y ayudado por la propia sangre , busque una escopeta (aquella que usábamos con papá para matar patos) me la coloqué en la misma garganta...y me quite la vida...
...Silvia en un intento desesperado por saber que había sucedido siguió buscando pistas tratando de buscar una explicación razonable a lo que acaecía, su marido era muy blando como para cometer esa aberración, y menos matar a su propia hija.
Manteniendo la búsqueda de evidencia llegaron al sótano de la casa, todo un rastro de sangre marcaba el camino desde el cuarto de la pequeña hasta el sótano, huellas dactilares manchadas en sangre sobre las puertas, el piso y la escalera hacia suponer que muy difícilmente su marido hubiera matado a la niña , seguramente se trataría de una tercera persona, que se encontraba desaparecida.
La policía por un momento dejó a Silvia sola dentro del
lugar para ir haciendo un acta donde se destacara que se había tratado de asesinato.
Meticulosamente y más que nunca poniendo su sagacidad a prueba , buscó e inspeccionó hasta encontrar tallado en una madera de la mesada la escabrosa frase : “no fui yo fue mama” ...
El caudal sanguíneo comienza a subir, se segrega adrenalina a diestra y siniestra, comenzamos a transpirar, y hacemos salir desde la profundidad de nuestro ser esa energía “maligna” “aunque mas que maligna es instintiva propia del animal ser humano” que nos da la capacidad de quitarle la vida a otra persona..., todo esto pasaba por la mente de Silvia al darse cuenta que su suegra estaba detrás de toda esta masacre.
Rápidamente salió , y pidió a los policías que no tocaran nada, todo en el informe develaría ante que tipo de asesino nos encontrábamos.
Al salir y saber que su suegra estaba fuera, le pidió encarecidamente que la invitara a tomar un café a su casa, pero nadie, nadie se había percatado del detalle que dentro del bolso de Silvia se encontraba un machete, talvez ya sabiendo cual iba a ser el final del temerario asesino.
Llego la tarde, y por ende la hora del té, dentro de la casa de la suegra de Silvia, esta le comentaba lo acongojada que estaba por todo lo que había acontecido, a ella le fueron a avisar a la mañana siguiente que su hijo y su nieta habían dejado de existir de una manera muy misteriosa , sin mediar palabra Silvia comenzó a discrepar con lo que su suegra pensaba y la acuso de asesinar a su propia sangre , los ánimos se empezaron a caldear, y todo eso llevo a una espontánea sinceridad por parte de la suegra diciendo con total alevosía: “ yo los mate porque se los merecían!!”. Toda una sarta de disparates salió por la boca de esa mujer, palabras de odio, rencor, celos, hacia su hijo y hacia Silvia en cuestión, como la causante de toda esta masacre.
Ya decidida, sin temor a nada Silvia tomo el machete, y sin pensarlo dos veces asesto un machetazo que le voló toda la mejilla y limpiamente la nariz hasta barrer firmemente con su ojo derecho. El cuerpo de la vieja “temblequeaba” como cuando se le corta la cabeza a una gallina, pero al cabo de unos minutos ya no tembló
mas, Silvia se empecinó y muy feo!, al cabo de unos minutos el cadáver de la vieja fue reducido a trozos inertes, sangrantes, como en los que la victima había convertido las vidas de sus pares.
Al cabo de un rato y debido a los gritos desesperantes de Silvia y en su momento los agónicos gemidos de su suegra , cayo la policía, al ingresar se encontraron con algo que ni ellos en sus años al servicio de la comunidad se hubiesen imaginado, la criminóloga Silvia Trevlazquez con un machete en su mano, y dispersada sobre el piso y bajo un baño de sangre había trozado a su suegra, como si se tratase de una presa de pollo. Muy profesionalmente y sin mediar palabras Silvia fue trasladaba hacia la comisaría, y horas mas tarde a un psiquiátrica. Sin pensarlo ella había sido protagonista de su propia historia y se había contestado su propia pregunta : que movía a una persona para llegar a matar a otra.
Datos del Cuento
  • Categoría: Terror
  • Media: 5.55
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