Ante la mirada fascinante de científicos eruditos, asomó por primera vez a este mundo mi estructura molecular. Posteriormente a este acto divino, fui sometido a diversos estudios en los que fue analizado mi ADN y condenado a vivir en cautiverio en un área de máxima seguridad aislada,sellada y especializada en genética molecular.
Sin contacto exterior y en extrema soledad me sentía triste y marginado por aquellos que me habían creado y abandonado.Lo único que me daba fuerza era mi afán de venganza.
Pasaban los años y el acceso a mi celda estaba restringido.
Diariamente era visitado y hostigado por un equipo de sádicos científicos que me sometían a radiaciones constantes ocasionándome un dolor insoportable. Una vez finalizado este tormento y no compadeciéndose de mí, me inyectaban distintas drogas para experimentar con mi maltrecha fisonomia. Gracias a este tratamiento mi sistema inmunológico se fortalecía fantásticamente,mutaba constantemente,por tal razón sin querer me torne invulnerable y también insoportable.
Ya no resignaba mi libertad tenia que crear una convivencia simbiótica entre la civilización y yo que hasta entonces desconocía mi existencia. Veinte años después de este anhelado deseo el centro de investigaciones fue víctima de terribles enfermedades desconocidas por el hombre. El 90% del personal fue enfermándose como un efecto domino. El pánico y el caos colectivo deambulaba por todas las areas.Era mi oportunidad de escapar pero ¿como?.Los sistemas de seguridad eran estrictos,de alta tecnología.
Por suerte la organización mundial de la salud dispuso la evacuación total del todo el personal y animales relegandome a mí a ser el último en ser evacuado.Mi maltrecha fisonomía por error la juntaron con el plasma sanguíneo destinados a las transfusiones hospitalarias. ¡Por fin era libre! Mi calvario había finalizado.Era el turno de mí ansiada venganza. Primero recorrí los cinco continentes del mundo donde me reproducía a diestra y siniestra. Convivi con todos sin distinción de raza, credos o posición social. Todo aquel que subestimaba mi presencia era visitado por mí.
El 4 de enero de 1983 fué el día más feliz de mi vida el centro mundial de control de enfermedades reconocio mi identidad, ya no soy anónimo estoy latente y silencioso aprovechándome estratégicamente de las debilidades humanas para perpetuar mi existencia. Tengo el poder para derrotar a cualquier sistema inmunológico que intente destruirme por algo soy el virus del SIDA y por respeto a mi naturaleza contagiare a todo aquel que ignore mi presencia.
No me imagine esto de verdad es terrorifico prefiero no dejar volar mi imaginación ,sabes bien que es demasiado fructifera .