El sensible olfato del perro.

(Evolución o Creación. 45)

El perro [Canis lupus familiaris], llamado perro doméstico es un mamífero carnívoro de la familia de los cáninos, que constituye una subespecie del lobo [Canis lupus]. En 2001, se estimó que había 400 millones de perros en el mundo. Su tamaño o talla, su forma y pelaje es muy diverso según la raza. Posee un oído y olfato muy desarrollado, siendo este último su principal órgano sensorial. Su longevidad media es de unos 13 a 15 años, aunque las razas pequeñas pueden alcanzar hasta 20 años o más, mientras que las razas gigantes solo viven 9 o 10 años.

Tienen una gran relación con los humanos, para quien son animales de compañía, animales de guardia, perros de trabajo, perros de caza, perros de agua, galgos de carrera, perros guía, perros pastores o perros boyeros por mencionar algunos.

Hay numerosas razas de perros, las organizaciones cinológicas reconocen más de 400. Muchos perros, especialmente fuera de Estados Unidos y de Europa Occidental, no pertenecen a ninguna raza reconocida. Unos cuantos tipos de perro básicos se han desarrollado gradualemtne durante la relación del perro doméstico con los humanos a lo largo de cientos de años, pero todas las razas modernas tienen un origen relativamente moderno. Hay una diversidad morfológica extraordinaria entre razas diferentes. Pese a estas diferencias, los perros son capaces de distinguir  los otros perros de otros ptipos de animal.

Ahora, regresemos brevemente al sensible olfato del perro. Los expertos dicen que los perros pueden detectar la edad, el sexo y el estado de ánimo de otros perros con su olfato. Incluso se puede entrenar a los perros para detectar explosivos y drogas. Para explorar el entorno, los humanos usamos principalmente la vista, pero los perros usan el olfato. Se puede decir que “ven” con la nariz.

Piense en lo siguiente: El olfato del perro es miles de veces más potente que el nuestro. Según el Instituto Nacional de Normalización y Tecnología de Estados Unidos, un perro “puede percibir ciertos componentes en concentraciones de una parte por billon. Esto sería como detectar el sabor de un cuarto de cucharadita de azúcar disuelta en una piscina olímpica”.

¿Por qué es tan agudo y sensible el olfato del perro?. Por varias razones:

La nariz del perro siempre está humeda. Esto aumenta su capacidad para detectar las partículas aromáticas.   

La nariz del perro tiene dos conductos: uno para respirar y otro para oler. Cuando un perro olfatea, el aire entra en la parte de la cavidad nasal donde están los receptors olfativos.

La superficie olfativa del perro puede medir 130 centímetros cuadrados [20 pulgadas cuadradas] o más. En el caso de los humanos, esta superficie es de solo 5 centímetros cuadrados [0,8 pulgadas cuadradas].

Los perros pueden llegar a tener 50 veces más células olfativas receptoras que nosotros.

Por estas razones, el perro puede distinguir los componentes de un aroma complejo. Por ejemplo, nosotros podemos reconocer el olor de una sopa, pero, según los expertos, un perro puede detectar cada uno de los ingredientes con los que se preparó.

Un grupo de investigadores de la fundación Pine Street, un instituto dedicado a la investigación del cancer, afirma que el cerebro y la nariz del perro trabajan en equipo, y asi se convierten “uno de los dispositivos de detección de olores más sofisticados del planeta”. Los científicos están trabajando para crear “narices” electrónicas que detecten explosivos, contrabando y enfermedades, como el cáncer.

¿Qué le parece amigo lector?. ¿Es el olfato del perro resultado de la evolución o de la creación?. ¿Qué usted cree, casualidad o diseño?.  

“!Oh, qué profundas son las riquezas, la sabiduría y conocimiento de Dios!. !Que inexplicable son sus juicios e inexplorables sus caminos!. Porque ‘¿quién ha llegado a conocer la mente de Jehová?. ¿O quién se ha convertido en su consejero?’. O, ‘¿quién le ha dado algo a Dios primero para que El tenga que darle algo a cambio?’. Porque todas las cosas vienen de El y son por El y  para El. A El vaya la gloria para siempre. Amén”. –Romanos 11:33 al 36.