Capítulo II
Oscuridad y sombras
Llegó al vestíbulo, asombrosamente no había nadie, era inusual, estaba totalmente a oscuras solo se distinguían las brasas de la chimenea, el lugar estaba frío, parecía abandonado, la mesa a medio poner, María alucinaba, Isidro nunca dejaba las cosas a medias… era un perfecto mayordomo, impecable e inmaculado, nerviosa se dirigió a la cocina, la sangre le resbalaba de la frente hasta llegar a la barbilla notaba como le caía sobre el vestido azul oscuro de paño, era nuevo se lo había comprado la señora, feo pero muy útil pensó ella, sacó un pañuelo de la manga del vestido y trató de limpiarse la cara pero no lo conseguía… seguía goteando la sangre por su cara.
Con pasos firmes llegó a la cocina, estaba como el vestíbulo totalmente abandonado, había perolas por doquier, estaban sucias no las habían limpiado, el fuego estaba apagandose y notó como el frío invadía la estancia, la puerta que daba al patio estaba abierta de par en par… no podía analizar los hechos estaba muy afectada para pensar en lo que estaba ocurriendo allí, en aquella casa solariega…
Tímidamente salió por la puerta de la cocina al patio, esperaba encontrar a Isidro o a Juana la cocinera, pero no había rastro de ellos… Su desconsuelo iba en aumento, vió en el horizonte que la luna llena aparecía las primeras estrellas hicieron apto de presencia, e inusualmente no se oía ni un ruido, todo estaba en absoluto silencio, no escuchaba el ulular de las lechuzas, tampoco a los perros… no había mas sonido que el de las ramas de los árboles azuzados por el viento…
En el centro del patio, hizo amago de acercarse a la casa del guardián de la casa, titubeó porque José no era persona de fiar, no le gustaba mucho ese hombre, tenía algo que a ella no le convencía, pero era su única esperanza para salir de allí, estaba totalmente desesperada y sin mas se dirigió a la casa del guardián.
Iba con cuidado, midiendo sus pasos, de vez en cuando echaba la vista atrás, tenía la sensación de ser observada pero ella no veía a nadie, totalmente a oscuras y solo la luna por antorcha llegó a la puerta del guardián… Tocó varias veces…
-José está usted ahí?- lo repitió varias veces, cada vez mas alto … pero no hubo respuesta… Notó que las fuerzas le flaqueaban y que ya el pánico la estaba invadiendo por completo, no pudo contener un sollozo y apoyándose en la puerta se echó a llorar… Sorprendida se dio cuenta de qué estaba abierta, con un leve empujón terminó de abrir el portón de madera, de la estancia salió un leve olor a ajos, estaba fría como las estancias de la casa solariega, vio que la chimenea también estaba apagada y qué la habitación estaba revuelta, había una silla caída en el suelo, y la ventana trasera estaba abierta de par en par, el viento empujaba la cortinilla… no supo si quedarse o volver a la casa…¿Dónde estaría mas segura?... no lo sabía
Tenía que salir de ahí ya, esa era su determinación, al dirigirse al cuarto del guardián para buscar las llaves del garaje se vio en un espejo, tenía la cara totalmente manchada de sangre sus ojos estaban rojos por las lágrimas, estaba hecha un adefesio… se dijo así misma que no eran momentos para importarle su aspecto, cuando iba a retirar la mirada del espejo vio deslizarse una sombra de la ventana hasta la puerta que da al patio… Ella ni respiró, otra vez tuvo la sensación de ser observada y comprobó que no se equivocaba, vio a través del espejo a la sombra en el quicio de la puerta mirarla, solo era una sombra por mas que afinara la vista, no pudo identificar, no era muy grande, no sabía si era animal o humano, fueron solo unos segundos lo que estuvo aquella sombra posada en la puerta pero a ella le parecieron interminables, cuando vio que desaparecía María echándole valor se dirigió a la puerta, solo pudo oir los pasos apresurados de alguien huyendo, no sabía hacía donde huían esos pasos pero tampoco se quedó a averiguarlo, volvió a la habitación cogió las llaves de las puertas de la casa y salió rápidamente hacía la casa…