Había en una huerta llena de tomateras un tomate rojo, rojísimo, era el más rojo de todos los tomates de aquella huerta. Su carne era prieta y jugosa y despedía un aroma que decía; ¡cómeme, cómeme!.
Aquel día la dueña de la huerta recogió verduras y frutas para hacer una ensalada, venían sus nietos a almorzar con ella y quería preparar una estupenda comida.
Cuando ya tenía limpios todos los ingredientes, la dueña de la huerta cortó la lechuga y la puso en el fondo de una fuente de loza blanca con un borde de oro.
-¡Qué bien lúciré en ese plato con bordes de oro!- pensó el tomate que era un presumido.
A continuación la dueña de la huerta puso sobre la lechuga rodajas de pepino, tiras de pimientos, aritos de cebolla, unas finas láminas de aguacate,y aceitunas.
El tomate desde la cesta donde estaba se quedó muy triste.
-¿Por qué no me ponen a mi en la ensalada?- se preguntaba el tomate- Mi color es el más bonito de todos, la ensalada conmigo estaría perfecta y más bonita-.
Cuando la dueña de la huerta cogió el tomate de la cesta éste se puso muy contento, pero su alegría duró poco tiempo, el suficiente hasta que lo sumergieron en agua hirviendo.
Lo escaldaron, le quitaron la piel, lo cortaron a la mitad y lo estrujaron hasta que todas las semillas salieron de su carne prieta y jugosa, después lo metieron en un vaso de cristal y unas finas paletas de metal lo trituraron hasta dejarlo pastoso, lo pusieron dentro de una cazuela con aceite y ajos a la que añadieron pasta; pero ninguna de estas cosas eran las que hubieran hecho feliz al tomate, a él le hubiese gustado lucir en la fuente de la ensalada.
El almuerzo fue estupendo, uno de los nietos le dijo a la dueña del huerto:
-La comida estaba buenísima, abuela, pero lo que más me ha gustado hoy ha sido la salsa de tomate de los macarrones-.
¡Pobre tomate presumido! Su vanidad no quedó satisfecha pero si el estómago del niño.
MORALEJA: Cada cual tenemos una misión en la vida, aunque algunas son más lucidas que otras.
Lébana: ¡No... No ... y No! Ya mismo arranco a comprar unos tomates y hacer una ensalada de puros tomates con perejil y ajos, aceite de oliva y limón. Joaquín