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El trébol

La historia de un trébol de 4 hojas

La temporada de lluvias en pleno, tenía a los mullidos céspedes de un verde radiante y miles de flores en botón deseando abrir sus pétalos para ver el sol al despertar... aguardaban silenciosas la aurora para saludar al tibio Sol y con esta ilusión que trae el amanecer , estirando alguna hoja saludaron.

Cuando de pronto entre el césped y algunos macetones llenos de tréboles no muy lejos de ellas un murmullo alcanzaron a escuchar.
Así semi despiertas y sin sus caras aún poder abrir bien, y sin poderse inclinar por la rigidez de sus tallos anunciando juventud, no podían mirar al suelo a contemplar de dónde provenía tal algarabía; pusieron alerta sus oídos para poder escuchar con mayor claridad aquello que parecía una charla importante, por una vez en la vida, de lo que ellas consideraban yerbas...

Los grillos grandes y pequeños por un momento dieron también paso al silencio y entre poco ruido se alcanzó a escuchar aquello de lo que tanto parecían los amontonados tréboles hablar.
Murmuraban y se quitaban las palabras de la boca; de tal manera así todas y todos podían comentar uno y cada uno todos aquellos pequeños... los más pequeños tréboles de aquel hermoso jardín.

Algunos tan cerca estaban de los demás que podían hablar en secreto, cuchicheando... al oído... otros más vociferaban para decir de su ronco pecho todo lo que pensaban del trébol de cuatro hojas que tan distante a ellos les parecía y quien a su vez, guardaba silencio...pues no los podía escuchar... se encontraba lejos... al menos a una distancia considerable.

Razonablemente al menos ya que así transcurría su vida y él sólo sabía de su existencia y quién era.

Se preguntaban algunos que tan malo era ese ser, ¿quién creía ser?.. así de boca en boca todos lo traían y hasta con cierto desprecio se llegaron a expresar de él.--- ¿Quién se cree que es?, Qué le da derecho a creerse más que nosotros sólo por tener una hoja de más. ¡Uf, ni hacer caso de él si tanto se cree... ¡vaya engreído, hum!
---Es un error tan grande el que comete--- afirmaban otros más... al sentirse superior por ser un poco diferente a nosotros, ,-- lo hacen cree ser superior y a diario alguien viene a escogerlo sólo a él, a buscarlo por ser el llamado trébol de la buena suerte y tener una hoja de más.

-- No sabe pobre trébol que no es un atributo lo que tiene--- decía otro más---no sabe que es un defecto lo que en él impera, pues a nosotros nos llaman tréboles por tener tan sólo tres hojas y nuestra constitución es la ideal.. somos perfectos... se jactaba el que así hablaba... y los otros entre murmullos le admiraban pues les parecía muy razonable lo que este pequeño de tres hojas, tenía en su decir al hacer tal observación

Tranquilo aquel de quien hablaban, sentado placidamente con su traje de etiqueta y su hoja extra de siempre, disfrutaba ignorante de ser objeto de la maledicencia de los que ahí se agrupaban. Cierto es que el murmullo de algún ruido diferente hasta él llegaba... pero en un jardín pasan tantas cosas, se dijo... y siguió siendo él en su placidez.

Había alcanzado éste a ver a unos tréboles mucho mayores que él, aquellos que habitaban en los grandes macetones y parecían querer caer para poder asomarse a ver el césped y temía por ellos pues su peso les podía ganar y dejarlos sin raíz caídos en el mismo suelo...

En esto pensaba un tanto preocupado cuando una pequeña abeja negra llegó a posarse en él.
Se posó sacudiendo sus pequeñas alas y poco tardó en narrarle lo que estaba aconteciendo en el jardín. -- No debe ser verdad abejita, dijo tranquilamente, nadie tiene por qué hablar de mí y menos hablar mal ya que ningún daño a nadie hago y de nadie tampoco hablo ni para bien ni para mal.

--- Eso debe molestarles ya que suponen te crees superior y no les hablas ni les saludas como hacen entre ellos cuando están así en montón... mira, pon un poco más de atención y algo alcanzarás a escuchar.

--- Nada de eso abejita, ahora mismo voy con ellos a platicar, quisiera escucharlos decirme en mi cara lo que tengan que decir y a su vez escuchar cuando mi turno sea de hablar...

Así, se arregló su cuarta hoja para poder acercarse un poco y hablar con sus compañeros de jardín. Se olvidó de aquellos grandes que parecían caer de las macetas, ahora lo comprendía mejor... ¡Claro! Estaban empinados desde sus alturas para poder escuchar a sus pequeños compañeros que esa mañana después de una lluvia nocturna bastante pesada tendrían que admirar la salida del Sol y poner sus hojas a secar... mas en fin... se dedicaban a otra cosa-- pensó.

Al acercarse por fin a aquel grupo homogéneo, él se podía distinguir, precisamente por su cuarta hoja y cierto porte y prestancia innatos en él.

---Todos callaron al unísono como si hubieran recibido una señal y aun más se sorprendió de aquel silencio ante él que vivía tranquilo sin hacer mal a nadie... cierto, tampoco ningún bien, pero creía que la vida transcurría igual para todos. Sólo que a él le había tocado tener una hoja demás... pero trébol al fin era...

En medio del silencio que guardaban los pequeñines un poco hasta sonrojados algunos de sus caras y sus florecillas cerradas como deseando esconderse... empezó a decirles lo que pensaba ya que había sido informado ser objeto de una crítica nada constructiva y no se pensaba objeto de tal, ni causante de la misma.

Aclarando los puntos de su vida y lo sobresaliente que lo hacía ser el diferente... por ser el llamado trébol de la fortuna, comenzó entonces a narrarles su solitaria vida, lo apartado de otros que como él, tenían en lugar de tres hojas, cuatro.

Lo poco que se llegaba a encontrar en grupo como estaban ellos esta mañana y lo solo que se sentía y ahora además tenía que sufrir el escarnio de sus compañeros que tan escasamente lo conocían...

Se podía escuchar el silencio entre todos... ahora hasta una de las rosas mayores del rosal más grande pareció inclinarse a ver qué pasaba cuando de pronto se escuchó un sollozo la rosa dejó caer una gota de agua y confundiéndose esa gota de agua con el posible llanto del trébol, éste les preguntó:

--"¿Quién hace las diferencia?¡" y agregó muy serio... ¡el humano!.
¿Acaso no lo han pensado?, yo soy tan trébol como ustedes y si me buscan y tanto me engrandecen, acaso soy yo de eso culpable..?

Así me hizo la Naturaleza y ustedes no deben tildarme de diferente pues marcan más aun las diferencias...

¿Acaso alguno de todos escoge su destino?

Soy uno más de ustedes... amo, siento y necesito cariño. Me buscan y me quitan la vida por ser yo El Trébol de la Fortuna, (suspiro sin saber si triste o le faltaba aliento) a veces es tanta la suerte mía que acabo prensado entre las páginas de algún viejo libro de versos y en verdad es que soy afortunado... muy afortunado. Me despido chicos esperando hayan aprendido un poco más de mí.

---No espero ser diferente, así me hizo Natura y así mismo los hizo a ustedes, a todos nos crearon iguales. Me voy triste pero sin amargura.

Se retiraba ya cuando las voces de todos se escucharon nuevamente sólo que ésta vez con más fuerza... tanto, que lo hicieron voltear y al verlos... notó que agitaban sus tres pétalos casi gritando ¡aquí todos somos hermanos! Tienes razón Trébol--- le dijeron...¡Somos hijos todos de la Madre Tierra y de la Naturaleza Creadora!... no sufras Trébol de la Suerte, amémonos como lo que somos... hermanos... y seca esa gota de agua que la tonta rosa sin desearlo te ha echado en tu hoja extra...

Sabían bien que la rosa su gota de rocío o quizá de lluvia, había dejado caer confundiéndose su lágrima con la posible tristeza del varonil y majestuoso trébol...

Ella que todo lo había observado y siendo la rosa mayor del rosal más grande (lo cual además de darle jerarquía la hacía más sabia y amorosa) comprendió al instante todo lo sucedió y deseando acariciar a quien tan sólo cumplía con su destino, tomó uno de sus más suaves pétalos que muchas de las veces son los mas viejos y se desprendió de él dejándolo caer, tocando suave y ligeramente... como en una caricia.. al afortunado Trébol de la buena suerte...


Lara Elra Cira
Datos del Cuento
  • Categoría: Metáforas
  • Media: 5.56
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Amelia Isabel Ramos
invitado-Amelia Isabel Ramos 18-01-2004 00:00:00

Hasta en este hermoso cuento se nota la ternura que siempre pusiste en tus escritos; te sigo admirando a pesar de la distancia entre tú yo. Siempre me deleitado con tus poemas y cuentos en la madruga; porque claro, en España era de mañana y aquí madrugada pero siempre nos encontrabamos. Excelente cuento, excelente inspiración, y excelente amiga!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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