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El último juego

Dicen que la verdad es como una venda que nos cubre los ojos, sólo que cuando la corremos, nunca más podemos volver a ubicarla en el mismo lugar otra vez.
Creo que eso fue lo que me sucedió aquella vez, cuando sin saber porque, mirando el noticiero, me di cuenta que lloraba, si, lloraba por personas que no conocía, por hechos que a mi no me modificaban en nada. Mentira, evidentemente me modificaron, porque lloraba.
Desde aquella vez, me llaman pesimista, yo no lo considero así, soy realista, solo que a la gente no le gusta que le digan la verdad, porque la verdad resulta molesta y hay que hacerse cargo.
Al comienzo era un perfecto avestruz, veía lo que pasaba, miraba para otro lado, me decía a mi misma todas las frases que ya sabía para calmar mi conciencia y a seguir riendo.
Después el tiempo fue pasando y de a poco me di cuenta que nada de eso servía, y sentí impotencia, porque no sabía como hacer para cambiar las cosas; yo quería cambios radicales, que todos entendieran y lo hicieran ya, y a partir de ese momento todo empezara a cambiar.
Luego aprendí que eso no funciona y que lo único que cargaba al actuar así era resentimiento.
De a poco fui comprendiendo que cada uno tiene sus propios tiempos y solo en función de ellos puede cambiar.
Ahora siento que es tarde, que ya están aquí y que van a hacer su trabajo, tan perfectamente que nunca nos vamos a dar cuenta, salvo aquellos que sabíamos que pasaría y no supimos como comunicarlo.
Hoy las fuerzas han empezado a actuar, para ordenar todo y los que tienen el poder de variar todo, están tan preocupados en conservar su poder que no ven absolutamente nada a su alrededor, me hacen acordar al vestido del rey. Ahora soy consciente de todo lo que pasa , siento todo lo que sucede aún cuando sea a distancia, ya no existen fronteras para pagar los desastres que hicimos, las cosas que destruimos, los inocentes que se mueren cada día, de la muerte mas deshonrosa que pueden tener, la desnutrición y el hambre, pero nosotros seguimos de fiesta ofreciendo manjares exóticos. Ya llegaron y están entre nosotros y a cada paso que dan cumplen su fin, restablecer el orden que nunca debimos romper con nuestra soberbia y orgullo al creernos omnipotentes.
Creímos que podíamos con todo, con la materia, con los químicos, con las maquinarias, con la vida y con la muerte, reglamentamos todo, como nacer, cuando hacerlo, podemos decidir si este nace o no, podemos decidir si queremos que sea rubio o morocho, podemos curar sus enfermedades aún antes de nacer, podemos desechar a una persona porque no es mas útil para la empresa, y no produce lo suficiente, no genera utilidades, podemos conseguir alimentos de mayor calidad, de mas tamaño, con mas nutrientes pero no todos los pueden adquirir.
Ellos están empezando a poner las cosas en su lugar. No se como lo hacen pero veo que lo hacen. Por cada suceso acaecido con malas consecuencias en la convivencia pacífica, ellos generan otro donde nos producen un dolor muy grande.
Entendí que no se están vengando, simplemente están tratando de corregirnos y que veamos los desastres que ocasionamos.
También me di cuenta que ellos no conocen maldad o bondad, solo fueron enviados para advertirnos de nuestros errores, no pueden remediarlos, solo son como las alarmas que se disparan ante una falla, como las alarmas que escucho sonar cada día, al principio me preocupaban ahora forman parte de los sonidos cotidianos, alarmas de relojes, de autos, de casas, de bancos, del microondas, de la computadora, del teléfono mal colgado, del celular, alarmas de las alarmas. Pero las que ellos usan son diferentes no tienen un sonido específico, solo se escuchan dentro de nosotros y nos causan dolor, nauseas, nos provocan irritación, pena, vergüenza ajena, arrepentimiento, remordimiento por denuncias no realizadas, pesadillas, frustraciones..... si ellos saben donde nos duele pero de verdad.
Ahora las cartas están echadas y solo les falta la jugada final, observar si la humanidad responde frente a la advertencia y según como se presente el juego, estos cuatro jinetes saldrán triunfantes.
Yo tengo un único deseo, su fracaso, su total y definitivo fracaso, pero corro en desventaja, conozco el arma a usar, pero no se como se hace para usarla, no existen instrucciones para que el corazón de los humanos cambie.
Por favor, si alguno sabe como hacerlo que me avise, que me enseñe, que me guíe así entre todos, por una sola vez entre todos nos ponemos de acuerdo para ganar....para no perder lo único que tenemos....
Para no perdernos a nosotros mismos.
Datos del Cuento
  • Autor: Andrea
  • Código: 2260
  • Fecha: 29-04-2003
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 5.2
  • Votos: 49
  • Envios: 0
  • Lecturas: 2816
  • Valoración:
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
EAC
invitado-EAC 10-05-2003 00:00:00

Esta muy bueno de nuevo felicitarte, por tan audaz protesta! Si nosotros no nos preocupamos quien lo hará luego, en mi caso me he propuesto dejarles algo a mis hijos! Saludos

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