En estos momentos en que avanzo en el vagón de la vida por el único raíl que me queda, es cuando me pongo frente al ordenador e intento explicar lo que siento, eres un niño y te mueves de un vagón a otro, saltas al vagón de los sentimientos y pruebas de una mirada, de un beso, son esos días en que la inteligencia emocional está muy por encima de la otra inteligencia , en que el mundo está a tus pies, pero la inmadurez te hace cometer errores, errores que la sociedad incrementa, errores que te alejan de algunos raíles, que quizás nunca puedas alcanzar. Pasan los años y cada vez eres más selectivo con las cosas , el tiempo y tus acciones te van cerrando el camino, como si de un embudo se tratase la vida te lleva irremediablemente a los últimos raíles del tren, son momentos en los que te encuentras sólo, te asomas por la ventanilla del vagón pero no ves más que oscuridad, hay días en que parece que has saltado que te has alejado de ese tren de la soledad, pero nuevamente está ante ti y te absorbe sin compasión, es el destino y no puedes hacer nada, una vez que entras en una trayectoria no puedes salir, si no eliges el vagón correcto cuando eres joven estás perdido, recurres al pensamiento, y te refugias en los sueños, pero el vagón sigue su curso . Ahora mismo parece que el tren ha disminuido la velocidad, y veo ahí fuera un carril que avanza paralelo al de mi destino, desde hace tiempo es ese camino el que me ayuda en los momentos difíciles, y más de una vez he estado a punto de saltar, pero no se si es el correcto, tengo miedo de fracasar y quedarme definitivamente en el único carril de mi vida, tengo miedo de no ser yo el que guíe mis pasos como ha ocurrido hasta ahora, tengo miedo de morir sin haber vivido, de dejar de soñar Pero, el hecho de escribir estas palabras me hacen sentir mejor, siento como si algo en mí estuviera creciendo, es una parte entre filosófica y melancólica del alma, quizás sea lo único que me quede, junto al carril con nombre de mujer que me acompaña siempre junto al tren de la soledad.