Este cuento se trata de un niño llamado Pablo. A Pablo, lo que más le gusta hacer es viajar, además de escuchar música, jugar al fútbol y mirar la tele. Pablo ha viajado a Chile, Venezuela, México, etc., pero su sueño siempre fue viajar a Grecia.
El pensaba ver edificios muy antiguos como el Partenon, los templos de los dioses. Todos los días Pablo le rogaba a sus padres que lo llevaran a Grecia, pero ellos le decían que más adelante sería, para ir juntando el dinero.
Un día vieron que el dinero les alcanzaba y le dijeron:-hoy vamos todos juntos a comprar el pasaje y la semana que viene te vas.
Pablo estaba tan emocionado que aprontó las valijas cinco días antes. En la valija, sólo puso ropa y algunos juguetes.
Ya era el día en que se iba, se despidió de sus padres y se fue al aeropuerto.
Ya estaba esperando en el aeropuerto, cuando se sintió por un parlante: -pasajeros a Grecia por puerta 3 a la derecha.
Pablo salió corriendo, no sintió miedo porque ya estaba acostumbrado a viajar.
Faltaban tres horas de viaje.. .
Pablo, como estaba ansioso por llegar decidió dormir para que se le acortara el viaje.
Cuando se despertó faltaban menos de cinco minutos y como el avión estaba tan bajo, pudo ver el templo de Atenea y se emocionó mucho más.
Después de esos minutos el avión aterrizó. Lo primero que hizo al llegar al aeropuerto fue comprar algo para tomar y para comer.
Mientras iba caminando vió una puerta con un candado enorme que le llamó mucho la atención.
Cuando un señor salió de adentro, Pablo aprovechó a entrar y a esconderse adentro de una máquina con muchísimos botones y palancas. Arriba había un cartel que decía: La Máquina del Tiempo. El apretó muchos botones y movió muchas palancas. Al salir de la máquina vio 1500 hombres trabajando y un Rey que gobernaba a todos.
Cuando Pablo se dio cuenta de que muchos esclavos morían de hambre, reunió a todos los esclavos diciéndoles: -la unión hace la fuerza.
Cuando el rey vio que venían todos los esclavos contra él, empezó a gritar: -¡me rindo!.
A partir de ese día todos los hombres vivieron mucho mejor ...
De pronto sintió que alguien le tocaba el hombro, era la azafata para avisarle que faltaban cinco minutos para aterrizar.