Un gusano, al ver la cría de un elefante detuvo su andar y alzó su mirada a contemplar la inmensidad que aquel animalito, el más grande que jamás había visto. La cría de elefante bajó su mirada y apenas podía ver aquella diminuta criatura con cuerpo de acordeón que desde muy abajo lo miraba.
El gusano al verse tan pequeño ante el elefantito, pensó: “ - Que dirá si ve a mi hijo.”
El elefantito al verse tan grande ante el gusano pensó: “- Que dirá si ve a mi padre”.

Aunque a muchos les cueste reconocerlo, así es la gloria de Dios… Somos para él más pequeño de lo que pensamos, y él en cambio es más grande de lo que creemos.