Cero mensajes.

Por más veces que lo leyera, la pantalla de información del servicio de correo electrónico gratuito le daba la misma cifra. Nada. Ella se resistía a dar señales de vida.

¿Dónde estaría?. ¿Qué había sido de ella?. Todo comenzó de la manera más simple. Un chat, un tema en común y un encuentro casual. Al principio sus conversaciones eran triviales. Poco a poco comenzaron a conocerse y llegaron al siguiente nivel, el intercambio de emails. Cada mensaje que él recibía de ella era una pequeña alegría. Y sucedió que él acabó necesitando esa alegría para que su vida no fuera tan monótona.

Luego ella le contó que no podía pasarse por el chat tan a menudo como lo hacía antes. No pasaba nada, porque cada dos semanas ella siempre le escribía un email y él lo contestaba. Su comunicación se redujo al correo electrónico y la amistad se hizo cada vez más cercana.

De vez en cuando él pensaba en la idea de avanzar más en la relación. Llegaría un momento en que se intercambiarían los números de teléfono móvil. Y tal vez, después de ese momento, el conocerse en persona. El no tenía prisa, le bastaba con saber que una joven, a cientos de kilómetros de donde vivía, era su amiga y su confidente.

Un día el se dio cuenta de que ella llevaba sin contestar a su email más de tres semanas. Volvió a escribirla. Pasaron dos meses y ella no contestó. Lo intentó de nuevo pasándose con frecuencia por el chat donde se conocieron. Literalmente, ella se había desvanecido.

Apagó el ordenador. Se acabó, pensó él. Si ella no quería volver a contactar, era su problema. Bastante había hecho el papel de buen chico, aunque le gustara sentirse útil así, leyendo sus mensajes y ofreciéndose como alguien con quien hablar cuando las cosas la iban mal.

Volvió a sentarse enfrente del ordenador a los diez minutos. Maldita sea, se dijo, será la última vez que lo intente. Conectó el módem y accedió a la web de correo electrónico, empezando a escribir a continuación un mensaje en el estilo pulcro y cuidadoso que era habitual en él.

"Querida amiga mía: ¿Dónde estás?. Hace muchísimo que no sé de ti...".