EN UN SEGUNDO...
Corre el tiempo veloz y la vida tal cual llegó se queda aquí en este mismo lugar. Vivo todos los días el mismo momento, la misma emoción, el mismo espanto de descubrir lo horrible que está el mundo, en lo asqueroso que se ha convertido desde que el maldito hombre pisó la tierra. No queda más que resignación y una cierta angustia que se transluce en escritos como éste en los que espero describir la vergüenza permanente que siento de ser parte de este juego eterno que me sacude la cabeza por las mañanas (al notar que debo luchar con esta pena de que la sociedad no es justa), en las noches claras de estrellas cuando nadie me ve siento el desaire de comprender que si no nos civilizamos el mundo no lo perdona, las personas no lo perdonan, nosotros no lo hacemos.
Ya no entiendo que mas da luchar por algo imposible, mis ideas son utopías y mi voz jamás será escuchada...dan ganas de retroceder a la niñez, de volver a sentir esa emoción de vivir y disfrutar los eternos días, con miles de horas y segundos hermosos y llenos de alegría e ingenuidad y al fin y al cabo creer que todos están pendientes de lo que hablas. Madurar es aterrizar de aquel viaje en pájaro que nos hace volar por distintos pasajes y nos va mostrando lo hermoso que es todo. Mas no todo es cierto. El aterrizaje es forzoso y cuesta enfrentarlo. Yo siento muy latente esa inmadurez en mi, me acosa al momento de actuar, de sentir, de vivir y darme cuenta de que no todo es como lo cuentan...es peor y esa desilusión duele en las entrañas del alma .Me veo atada de pies y manos y no puedo soportar la crudeza a la que todos estamos destinados.