Una vez estaban reunidos sabio y discípulo en torno a un pequeño fuego, era de noche, entonces el alumno le preguntó a su maestro:
Maestro tú que lo sabes todo, dime ¿cómo podemos reconocer un amor imposible, un amor de locura y un amor verdadero?
El maestro sostuvo unos segundo la mirada de su alumno y sonriéndole le dijo de esta manera:
ves aquella estrella, ¿la que más brilla? por favor, quiero verla más de cerca, acércamela, y te doy la respuesta.
El alumno se quedó confuso mirando al firmamento y tras unos instantes cavilando le respondió a su maestro:
Sabes que no puedo hacer eso, no se puede coger una estrella.
El sabio dijo entonces: bien, voy a tirar una moneda en el centro de esta hoguera. Por favor mete tus manos en ella, coge la moneda del fondo y te responderé.
Maestro, eso que me pides no puedo hacerlo, sabes que nada más meter la mano en el fuego me quemaría, ¿Qué intentas decirme?

Pero el buen anciano no respondió y en su lugar hizo una nueva petición.
Acércate al lago que tienes a tu espalda y trae agua para apagar este fuego, cuando lo hayas apagado te responderé a tu pregunta.

El díscipulo miró hacia el lago buscando un recipiente para traer el agua y así apagar el fuego pero nada encontró a su alrededor. No es imposible apagar este fuego, dijo entonces el alumno, esta vez no me has pedido nada que no se pueda hacer, pero no encuentro recipiente para transportar el agua. El sabio miró entonces al pequeño pupilo y le habló de esta manera:

En la vida podemos encontrarnos con amores inalcanzables tan inalcanzables como coger una estrella. También podemos encontrarnos con amores que nos plantean problemas o retos muy locos de afrontar, tan imposibles de afrontar como meter las manos en un fuego, sin que nos duelan o se nos lastimen.

Pero si en nuestra vida encontramos un amor que nos llega al corazón como una estrella, nos enciende el cuerpo como una hoguera y nos damos cuenta de que sí se puede afrontar, solo que no sabemos cómo hacerlo, ¡busquemos la forma! no pongamos impedimentos, la solución está cerca.

Entonces el sabio mirando a sus discípulo con mirada condescendiente le dijo:

Quítate tus zapatos, recoge agua en ellos y acércate al fuego. Antes de echar ese agua fíjate bien, en el agua contenida en un zapato se puede reflejar una estrella, luego una estrella se puede ver más de cerca. Luego apaga la hoguera con el agua, recoge la moneda que tiré y tendrás cumplidos mis deseos y yo habré cumplido mi promesa.

Tendrás en tus manos y en tu forma de afrontar una dificultad la mejor respuesta.