Enseñanzas de Jesús sobre Dios.
(Relato Religioso -73).
Antes de nacer como ser humano, el Hijo primogénito de Dios, Jesús, pasó una inmensidad de tiempo en compañía de su Padre como bien se nos cita en la carta a los Colosenses, capítulo 1, versículo 15. Durante ese período llegó a conocer bien su mentalidad, sus sentimientos y su forma de actuar. Nadie estaba tan capacitado para hablar de Dios que él mismo, por eso dijo en Lucas 10:22: “Nadie conoce verdaderamente al Padre excepto el Hijo y aquellos a quienes el Hijo decide revelarlo”. (Versión bíblica ‘Nueva Traducción Viviente’), tanto es así que, cuando vino a la Tierra, quiso que la gente lo conociera mejor y en eso puso todo su empeño. Pero, ¿Qué podemos aprender nosotros de lo que enseñó?. Consideremos 5 aspectos de lo que Jesús enseño sobre Dios, 1-El nombre de Dios. 2-Su imenso amor. 3-Padre celestial. 4-Misericordioso y perdonador. 5-Atento a nuestras oraciones. Pasemos, pues a ver el primero de los citados anteriormente.
- El nombre de Dios. Jesús consideraba importantísimo que la gente conociera y empleara el nombre de Dios, Jehová. Su propio nombre, el de Jesús, significa “Jehová es salvación”. Por eso la noche antes de morir dijo orgulloso en una oración a su Padre: “Les he dado a conocer tu nombre”. –Vea Juan 17:26-. En efecto, él usaba el nombre de Dios y se lo enseñaba a quienes lo escuchaban. Al fin y al cabo, ¿cómo iban a aprender la verdad sobre Jehová si no conocían ni su significado?. Por eso en el Padre Nuestro, lo incluyó en el primer lugar de la oración modelo que nos enseño a realizar. Este nombre, Jehová, aparece mas de 7,200 veces en los textos bíblicos originales. En Exodo 3:14, Dios explica así el significado de su nombre: “Yo resultaré ser lo que resultaré ser”. Puesto que Dios puede hacer todo lo que estime necesario para que se cumpla su voluntad y su propósito, el significado de su nombre es una garantía de que siempre será fiel a su palabra y cumplirá todo lo que promete.
- Su inmenso amor. En una ocasión, mientras oraba a Dios, Jesús dijo: “Padre,… me amaste antes de la fundación del mundo”. –Juan 17:24-. Jesús había aprendido lo que era ser amado por Dios mientras estuvo en los cielos, de ahí que, cuando vino a la Tierra, hiciera todo lo posible para que la gente apreciara este amor en sus múltiples facetas. Para empezar, enseñó que Jehová ama a todos los seres humanos: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruído, sino que tenga vida eterna”. -Juan 3:16”-. El término griego que aquí se traduce “mundo” no se refiere al planeta Tierra, sino a la humanidad. De modo que fue su inmenso amor por los seres humanos lo que lo impulsó a sacrificar a su Hijo más querido. Así podría rescatar a sus siervos fieles del pecado y la muerte y darles la esperanza de vivir eternamente. Apenas podemos imaginarnos, mucho menos medir, la profundidad del amor de Dios. -Lea en su Biblia, Romanos 8:38, 39-. Pero Jesús enseñó algo más: que Jehová tambien ama a cada uno de sus siervos por separado. Jesús comparó a su Padre con un pastor para quien cada oveja es única. -Mateo 18:12 al 14-. Asímismo explicó que ni siquiera puede caer un gorrión al suelo sin que Jehová lo sepa. Jesús dijo todavía más: “Los mismos cabellos de la cabeza de ustedes están todos contados”. –Mateo 10:29 al 31-. En resumidas cuentas, si Jehová muestra interés por un simple gorrión que no está en su nido, ¿cómo no se va a preocupar por cada uno de sus siervos?. Y si cuenta todos nuestros cabellos, ¿cómo se la va a escapar alguna de nuestras necesidades, luchas y preocupaciones particulares?.
- Padre celestial. Como vimos, Jesús es el Hijo unigénito (único) de Dios. Por eso, no es de extrañar que en la mayoría de las ocasiones utilizara el título “Padre” para referirse a él. De hecho, las primeras palabras de Jesús registradas en la Biblia corresponden a una ocasión en que, estando en el templo, con solo 12 años de edad, lo llamara “mi Padre”. –Lucas 2:48-. En los evangelios se le aplica este título unas ciento noventa veces, Jesús lo utilizó con mucha frecuencia en expresiones como “Padre de ustedes’, “Padre nuestro” y “mi Padre”. –Vea las citas bíblicas en Mateo 5:16, 6:9 y 7:21-. Así indicó que hasta seres humanos pecadores e imperfectos pueden forjar una relación muy estrecha y afectuosa con Jehová Dios.
- Misericordioso y perdonador. Jesús sabía que, como personas imperfectas, necesitamos la misericordia de Dios. Por eso, en la parabola del hijo pródigo, representó a Dios como un padre compasivo que recibe a su hijo arrepentido con los brazos abiertos. –Lucas 15:11 al 32-. Así es, Jehová busca cualquier indicio de arrepentimiento que le permita mostrarnos misericordia, porque él de veras quiere perdonar a la persona arrepentida. Jesús dijo en Lucas 15:7, “Les digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de arrepentimiento”. ¿No le atrae, amigo lector, un Dios tan compasivo?.
- Atento a nuestras oraciones. Mientras estuvo en los cielos, Jesús aprendió que Jehová, a quien se le llama “Oidor de la oracion”, quiere que sus siervos fieles le oren. –Salmo 65:2-. Por eso, cuando vino a la Tierra, enseñó a sus discípuos a orar. “No digas las mismas cosas repetidas veces”, aconsejó. Además, les dijo qué cosas podían pedirle a Dios: que se hiciera Su voluntad “como en el cielo, tambien sobre la tierra”, que les diera lo necesario para cada día, que perdonara sus pecados que los ayudara a resistir las tentaciones. –Mateo 6:5 al 13-. Jesús dejó bien claro que Jehová Dios es un Padre amoroso que responde las oraciones sinceras, personales, del propio corazón de sus siervos fieles. Lea Mateo 7:7 al 11.
No cabe duda alguna: Jesús enseñó y reveló la verdad sobre Jehová y la clase de Dios que es. Pero Jesús quería dar a conocer algo más: el medio que Dios emplearía a fin de cumplir su propósito para la Tierra y los seres humanos. Este fue, de hecho, el tema central de su predicación. En Lucas 8:1 leemos: “Iba viajando de ciudad en ciudad y de aldea en aldea, predicando… , las buenas nuevas del Reino de Dios”. En nuestro proximo relato religioso sobre lo que realmente enseñó Jesús, llegaremos a tratar las enseñazas que él nos dió sobre el Reino de Dios.