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Categoría: Misterios

Ese grito desgarrador

Amaneció espectacular, un sábado lindo templado con solcito y algo de viento y decidí aprovecharlo al máximo, así cuando a la noche nos encontrábamos todos para salir, no me quejaba internamente de las cosas que había dejado sin hacer.
Salté de la cama, y me preparé un café, puse música y por respeto a mis vecinos no desperté al barrio con ella; me subí a mi bicicleta y pedaleé un rato largo, si no volvía a hacer ejercicios al menos por ese día estaba cumplida mi necesidad básica. Continué con la música y me di una buena ducha, mientras lo hacía, decidí ir al shopping, pasear un rato y ver que había de nuevo.
Estaba dispuesta a gratificarme durante todo el día , mentalmente me propuse desayunar en un buen bar. Fui al shopping, anduve un rato y me senté a tomar mi desayuno, que grata sensación, una taza humeante de café, su perfume, su sabor, una porción de cheese cake y esa atmósfera de paz siempre lograron que mi ánimo que ese día estaba de maravillas mejorara aún más.
Estaba en eso, cuando sin pensarlo entré en la librería, la vendedora de siempre, al verme me saludó y me repitió “nuestra frase”, cuando encuentres lo que buscas venis a verme y listo, te dejo espiar todo lo nuevo que hay, si??
No tengo idea del tiempo que estuve revolviendo los libros, pero de repente no pude resistirme a la tentación; estaba allí mirándome, el best seller del momento, del que tanto me habían hablado mis amigas....no lo dudé, en lugar de pedirlo prestado para leer, lo compré....era lectura para una tarde y ese día estaba dispuesta a transformarlo en un día muy especial-
Regresé pasado el mediodía y me preparé dos sandwichs, saqué una lata de cerveza de la heladera y me fui al jardín a almorzar, me sentía totalmente relajada y feliz.
Había arreglado todo lo que necesitaba, para que nada, pero absolutamente nada, lograse interrumpir esa tarde, mis deseos de sentarme a disfrutar de la lectura de ese best seller tan comentado.
Después del almuerzo, y luego de haber estado un rato en la reposera del jardín, adormeciéndome con el solcito suave, me instalé cómodamente en mi sillón del living, me gustaba la luz que entraba por los cristales de la ventana y se disociaba en miles de tonalidades que daban al ambiente, ese algo, entre antiguo y sofisticado, que hizo que, tres meses atrás y sin pensarlo mucho me mudase allí. Hoy miraba esa casa en detalle y seguía gustándome, tenía un algo que me agradaba, y me inculcaba respeto, y sobre todo, estando ubicada en el living, así, sentada en mi sillón, me sentía su dueña y sentía una inmensa sensación de paz.
Eran las tres de la tarde, abrí el libro; mi reloj de péndulo, ese comprado en la casa de antigüedades en San Telmo, me lo avisó con sus tres sonoras campanadas, que retumbaron en el lugar. Empecé a compenetrarme con el libro, estaba tan feliz con la lectura, que aún cuando escuchaba pequeños ruidos en la casa, les restaba importancia. Siempre mis muebles se habían quejado y además tres meses no me permitían conocer al detalle todos los ruidos de la casa. Sinceramente, cada ruidito que escuchaba, me desconcentraba, pero trataba por todos los medios de vencer mi curiosidad, no podía ser que algo tan tonto como un pequeño ruido me impidiera seguir con mi lectura.
Así con mi batalla contra la curiosidad pase un buen rato. Trataba de convencerme que en tres meses no podía conocer las intimidades de la casa, y que como siempre pensé que las casas tienen sus gustos y costumbres, a mí me faltaba conocer algunas costumbres de mi casa.
De repente, algo me obligó a prestar atención, escuché ruido como de pasos y algo que arrastraban; y mi curiosidad me llevó como un relámpago escaleras arriba para ver que era. Recorrí toda la planta alta, y junto a mi recorrida iba mi corazón muy acelerado, no sentía miedo pero si estaba en estado de alerta. Me vi reflejada en el espejo del distribuidor, miré cada habitación: en la mía, verifique el cierre de la ventana, en el escritorio: me fijé en cada detalle, controlé puertas y ventanas, pero nada, todo normal. También fui a la habitación que estaba armando para cuando se quedaban amigos en casa y seguía todo igual que siempre. Solo a nivel extrasensorial podía decir que algo había pasado, algo en el aire al respirarlo me indicaba que algo habia pasado, pero a nivel consciente todo estaba en su lugar. Mientras regresaba para bajar, me repetía a mi misma, que ese ruido, había sido en otra casa, o en la calle, o tal vez algo en mi imaginación, tenía que convencerme a mi misma que todo lo que mis ojos veían era lo que pasaba y que debía dejar de lado esa sensación de alerta que me llevo a sentir como un escalofrio recorría todo mi cuerpo.
Otra vez, mi concentración en la lectura, lograba hacerme imaginar los sonidos y situaciones que insinuaba el autor en la novela.
No sé cuanto tiempo transcurrió, tanto me había compenetrado en la lectura que no escuchaba, ni prestaba atención a las campanadas de mi reloj, lo que sí recuerdo, es haber ido a la cocina a prepararme un té, mientras seguía imaginando las diversas situaciones del relato que estaba leyendo; cuando el agua hervía, me di cuenta que el servicio estaba preparado: la bandeja, servilleta, cuchara, edulcorante, todo estaba listo, pero en lugar de una, había dos tazas, simplemente me reí, pensé que hacía todo tan automáticamente que lo había hecho dos veces sin darme cuenta.
Serví mi té, saqué la otra taza dejándola en la mesada y cargué la bandeja para beberlo.
Estaba caminando por el pasillo de la cocina al living, cuando escuché al churrero, que tentación!! Como hacía esta vez para resistirme, para no morirme de ganas de comer un churro tibiecito y relleno de chocolate. Hacía siglos que no me permitía una salida de mi dieta. No pensé mas, me dejé llevar por el impulso, me acerqué a la ventana, lo llamé y sin pensarlo dije seis, se los pagué a través de la reja, estoy segura de no haber abierto la puerta, porque me veo a mi misma, mil veces repitiendo la escena, fue una reacción condicionada, y la costumbre de comprar los churros a través de las rejas de la ventana, la había adquirido desde muy chica.
Junto con el té comí dos churros. Que delicia, tibios y crujientes!!!, me deleitaba estaba comiendo la ambrosía de los dioses.
Volví a mi lectura, la novela me tenía muy intrigada y deseaba poder leer más rápido para conocer el desenlace.
Sin embargo, algo me sobresaltó, los ruidos no me habían abandonado a lo largo de la lectura, pero ahora escuchaba una discusión en la planta alta, no era posible, yo sabía que estaba sola en casa, pero la oía, traté de restarle importancia, pero la discusión, que al comienzo tenía un tono suave, como de charla en voz alta era cada vez mas elevada de tono, y yo distinguía claramente las voces de dos personas.
No podía concentrarme en la lectura, lo intenté, pero la curiosidad y cierta necesidad de corroborar que estaba equivocada, me llevaron escaleras arriba dispuesta a descubrir la verdad. Atravesé el pasillo superior y un grito espantoso provenía de mi dormitorio. Al abrir la puerta los vi, él la tenía agarrada del cuello, la estaba asfixiando, al verme la soltó y ella cayó desplomada, luego se abalanzó sobre mí, yo me sentía totalmente asustada y sin lograr entender, intenté gritar, correr y no pude.
Me sentí total y absolutamente paralizada y a merced de ese hombre que en mis cálculos había matado a esa chica. Sentía sus manos en mi garganta y llego un momento donde el dolor y el ahogo me impidieron tratar de defenderme.
Me desperté a las once de la noche, en el hospital.
Mis amigos, preocupados porque no contestaba el teléfono, fueron a casa, no se como entraron, solo me dijeron que después me van a contar todo lo que hicieron. Me encontraron en el piso de mi dormitorio con golpes y desmayada.
Los médicos, que siguen haciéndome todo tipo de estudios, piensan que los churros no eran frescos o, tal vez ,el té estaba contaminado, pero se lamentan, dicen que en la casa no había rastros de churros, ni del envoltorio de los churros ,ni siquiera encontraron el sobrecito con el que preparé el té .
Me han preguntado mil veces que hacía yo en mi dormitorio antes de desmayarme, me han pedido que reconstruya todo lo que hice ese día. Dicen que, para ellos, he sufrido un accidente que afectó mi memoria y me hace alucinar esa situación.
Pero no se porque tengo el cuello vendado y con prohibición de quitarme las vendas, además ellos me controlan, escuchan y los veo con caras de preocupación.
Mil veces he tenido la sensación que nadie me cree.
Clara es la única que viene todos los días a visitarme. Sólo ella cree mi historia y me dice que me quede tranquila.
Clara conoce la casa desde hace diez años, y me asegura que él, luego de matarla se pegó un tiro, y no sabe como salir de allí, dice que su alma quedó atormentada dentro de la casa e insiste en que un cura, o un espiritista o alguien con poderes paranormales tiene que ir a bendecir la casa antes que yo regrese.
Clara dice que esas cosas ocurren y que si no ”limpian” la casa, él lo volverá a intentar.
Yo, estoy confundida, quiero creer en los médicos, pero Clara parece tan segura de sus dichos.
Y además yo lo único que pido y nadie me explica el porque de, ese grito espantoso que escucho cada vez que intento dormir y el porque de esa sensación de ahogo que tengo cada vez que me despierto.
Ese grito me está enloqueciendo, me da miedo, me asusta y no me deja dormir.
Datos del Cuento
  • Autor: Andrea
  • Código: 2229
  • Fecha: 26-04-2003
  • Categoría: Misterios
  • Media: 5.93
  • Votos: 45
  • Envios: 3
  • Lecturas: 6312
  • Valoración:
  •  
Comentarios


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3 comentarios. Página 1 de 1
cristhian trinidad
invitado-cristhian trinidad 26-05-2003 00:00:00

bueno me gusto tu cuento me parece muy bueno estuvo muy interesante.

eac
invitado-eac 03-05-2003 00:00:00

Sabes no habia entrado hace días a la pagina y me alegro de encontrarte aqui, mis felicitaciones y de nuevo la bienvenida, me agradan sobremanera tus cuentos! Saludos Erick

Gianna Cibioly
invitado-Gianna Cibioly 26-04-2003 00:00:00

Se nota que te esmeras y puede ser que un día consigas hacer un buen cuento, pero limpialo de lo que le sobra, cansa la monotonía aguda y enfermiza, esmerate en salir de los bloques, deja de ser repetitiva, ademas de la ortografía...

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