¿Cuántas veces me quedé esperándote? Esperando que volvieras a buscarme, y al encontrarme llorando, me limpiaras dulcemente con tus manos las lágrimas que melancólicamente iban cayendo por mi rostro desolado.
Casi lloraba sin motivos, solo porque tu vinieras a verme. Te esperaba en silencio, y te llamaba con el corazón.
Me enamoré de ti, mientras poquito a poco creí enamorarte. Se te notaba feliz al estar a mi lado, y sacándome sonrisas con tus muecas, y tus bromas, momentos tiernos, dulces, entrañables, que yo quise creer que eran señal de un nuevo amor que iba naciendo.

Una noche me encontrarte sonriente, esperándote como siempre, y la cara empapada en luz de luna, el pelo cano, y la mejilla donde depositabas tus besos llenas de canales por donde corría el paso del tiempo...
Entonces empecé a darme cuenta del tiempo que te amé sin llegar a decírtelo... y según te acercabas, me daba mas miedo. Mi sonrisa fue volviéndose espesa, hasta que casi se apagaba.
Tus manos tibias y firmes se detuvieron sobre mis hombros, mientras tus labios gruesos depositaban un beso en mi frente.
Te miré fijamente, cerré los ojos, y sentí tus dedos rozar mi rostro delicadamente.
-No lloro más...-
-Puedes llorar, que yo siempre estaré para secar tus lágrimas.
-Quiero ser feliz- admití con una sonrisa tímida
-Es una buena decisión- rió con picardía.
-Quiero ser feliz... contigo- continué
Me miró sorprendido, y en sus ojos se reflejó la duda.
Siempre quise saber que me hubieras contestado, pero fue el fin del gran amor de mi vida. Porque todo tiene fin, y para mí, fue perderte sin saber si tu felicidad estaba a mi lado, si me amabas, si estabas dispuesto a secar mis lágrimas eternamente, si ibas a verme sonreír al verte...