Me acabo de despertar. Es noche cerrada. Miro el reloj. Aún me quedan 4 horas de sueño. Intento dormir de nuevo, pero no puedo. Tengo una extraña sensación... Siento la presencia de algo detrás de mí. Algo oscuro, frío. Algo que me observa. Detengo mi respiración para escuchar mejor, pero no oigo nada. Es sólo una sensación, pero tan real...
No me atrevo a moverme. El miedo me atenaza y un escalofrío recorre mi espalda.
¡Ya sé lo que es! Es el lobo. El lobo de mis pesadillas. El lobo que me persigue tantas noches y del que no puedo huir. ¡Está aquí!. Detrás de mí.
Pero no puede ser. Es un ilusión, un sueño. Quiero girar la cabeza, cerciorarme de que el lobo sólo existe en mi imaginación. Pero no me atrevo. Porque aunque sea algo totalmente irracional sé que él está ahí.
Y se acerca. He sentido un movimiento en el aire, un cambio en la atmósfera que me rodea. Se ha dado cuenta que soy consciente de su presencia.
Ahora está justo detrás de mí, a escasos centímetros. Con los ojos inyectados en sangre y mostrando sus terribles colmillos. El vello se me eriza y el corazón se desboca. ¿Es su aliento el que desprende ese pútrido olor que percibo? Seguro que sí.
Voy a morir despedazado por esa bestia, y no puedo hacer nada. Sería inútil. Sólo me queda esperar el fin.
El lobo ha abierto su boca. Espero su dentellada angustiado. Empiezo a temblar y ya no me importa controlar mis movimientos, porque no podría. Y entonces siento sus colmillos sobre mi costado. Una descarga eléctrica parte de las terminaciones nerviosas de mi piel hasta provocar un cortocircuito en mi cerebro. Voy a perder el conocimiento...pero antes siento al lobo separarse de mí. Y se va... se va... se v....
....
Han pasado varios años, y aún me visita algunas noches. Ya no le tengo miedo, pero sigue impresionándome la leve presión de sus colmillos antes de marcharse...Algún día me daré la vuelta.