Esta Ciudad

Aquí la vida corre sin ningún reparo. Nadie mira atrás y poco importa lo que sucede adelante. La lluvia es raramente estimada y el frío tímidamente deseado. Todo se desenvuelve entre un halo de desconfianza y temor. La gente ya no piensa, sólo actúa y luego se pregunta qué pasó. La maldad florece en cada esquina y por eso nadie camina con la mente perdida en alguna idea atorada en la cabeza. Las sombras son sutiles y la luz de la tarde sólo ilumina lo que el smock deja colar. Esta ciudad es una tela oscura que cubre mi cadáver.

Este dolor me está matando

Estoy sentado en un taburete de una sala de espera. Llevo siete días con un intenso dolor en el costado izquierdo del pecho. Ella está sentada frente a mí. Pagó tres mil pesos a un taxi para llegar acá. Duerme en el ático de una casa verde aguamarina. Suele trotar por las mañanas. Le gusta la leche descremada y fumar de vez en cuando. Su cama es dura. Prefiere que le toquen los senos antes que cualquier cosa. Tuvo un espasmo en la espalda hace seis años. No habla con su padre hace tres. Demonios, este dolor me está matando.


Me gusta creer que lo sé todo

Me gusta creer que soy inmortal. Paso el día distraído y en la noche deseo intensamente que ella llegue a casa a la hora de la cena, se quite su chamarra lila y me diga que le guarde su bolsa amarilla que tanto me agrada. También me gusta creer que lo sé todo. Luego, ella se aventaría a mí, después de que le leo una historia de alguien que no conozco. Por lo tanto prefiero creer que ella me quiere. Después, ella se levantaría, se pondría su chamarra, tomaría su bolsa y se iría dejándome creer que ese soy yo.