El hombre busca sus llaves. No las encuentra, le pregunta a su esposa y ella contesta que no sabe ¡Qué gran mentira! solo es un pretexto, para que ese día sea de los dos para festejar el cumpleaños del hombre. Las llaves están en el bolso de la mujer.
El hombre las busca como desesperado ¡ya es tardísimo! sentencia en voz alta, piensa que su trabajo es mas importante que su esposa, que el dinero es todo y por consecuente hace todo por el dinero. Encuentra las llaves. ¡Eres una imbécil! ¡¿Por qué las escondes?! ¡Todo es tu culpa! le grita a su esposa. La mujer trata de explicar. No puede. El hombre se va dando un portazo.
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¡Jefe! ¡Buenos días! Aquí en nombre de la compañía le hacemos la entrega de este pastel por su cumpleaños, esperemos que le guste. ¡Mordida! ¡Mordida! ¡muchas felicidades te desea Hackermex empresa de computadoras con las tarifas mas bajas del mercado! Fue todo lo que se escuchó en la grabación, y todo volvió a la normalidad, como siempre, como si nada hubiera pasado, en este mundo real lleno de hipocresía.
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El hombre llega a su casa, espera contarle a su esposa que lo felicitó toda su empresa (en realidad la grabación fue la que lo hizo) y echarle en cara que ella no lo hizo. Llega, no la encuentra y grita su nombre, nadie le contesta, solo ve un pastel y una nota la cual decía que ella jamás iba a volver.
El hombre llora, grita pidiendo perdón, las luces de la ciudad se van prendiendo, el Sol va ocultando sus rayos lentamente y va oscureciendo la ciudad.
Ha pasado una semana, los vecinos se asustaron y hablaron al manicomio, llegaron por él, se resistía, decía que con mucho gusto los acompañaba pero su esposa iba llegar a cenar.
En el manicomio el hombre llora y se repite día tras día: ¡feliz cumpleaños!¡feliz cumpleaños! Te quiero amada esposa, ¡feliz cumpleaños!..
© HUGO ANGEL CERVANTES MARTÍNEZ