La vida es un cadaver, piensa sentada en un café, Verónica.
Ernesto y ella son una pareja normal.No son casados.Hace veinte años conviven. Han pasado el tiempo siempre escasos de dinero.
Verónica admira ciertas veces a su esposo,aunque en otras siente rabia y honestamente no quisiera haberle conocido.
Ernesto sale muy temprano al trabajo como el común de los mortales, no es un hombre de exito, ni de talento, apenas una educación semejante a muchos en la actualidad,acorde para subsistir.
En este país no se vive de herencias sino de un salario menguado con responsabilidades distintas, en cualquier esquina puede encontrarse la miseria de las metropolis con solo contemplar un grupo de jovenes inhalar coca o suicidarse en los rieles electricos del metro.
Ernesto y Veronica alguna vez se amaron.
Veronica recuerda cuando aún siendo adolescente huyo con Ernesto:Fué una madrugada de abril;al pasar de los años ninguno pudo percatarse del agotamiento de ambos en una relación envejecida,los momentos tendían a repetirse desde los gestos hasta las palabras.
Ernesto y Veronica iban y venían como tantos en la ciudad,levantados a las cinco de la mañana,luego de ducharse juntos, compartían el café, al principio terminaban haciendo el amor en el piso,luego al tener hijos fueron cayendo en la indeferencia alejandose entre si;ella preparaba los niños mientras el escribía el itenerario:pocas veces despertaron para hacer el amor, casi no se miraban. A las siete menos cuarto Ernesto abordaba el metro con los niños y ella quedaba sola en casa.
Ernesto lee el periodico, de vez en cuando mira la multitud en las avenidas laterales, el cielo esta despejado y el día pareciera muy bueno para ir al trabajo, pero solo eso: Piensa en Verónica y siente deseos de desaparecer, bien valdria la pena la muerte después de perder años de vida entregado a un desconocimiento de la realidad, aún así no terminaría de pagar deudas de angustias, mientras el tren se detiene colecciona multiples formas de asesinato, juega, imagina a quien antes hubiese amado,a la amada.El metro avanza y Ernesto contempla un graffiti, empuña hojas de periódico y se apodera de él una sombra, lee: Amor es., y contesta para si una frase extraña; el humo del monoxido nubla la ciudad desdibujandose un buen sol; Ernesto concreta su plan mientras el silvido del tren anuncia la última parada.
Ernesto sabe su mujer no le ha sido fiel toda la vida: Siempre lo supo: Ahora es un maldito cabron montado en un maldito ascensor subiendo un edificio de catorce pisos, para sentarse en una silla detras de un escritorio lúgubre, ocho horas diarias sin saber sobre su mujer,¿Porqué aceptar la infedilidad?,ese encabronamiento no tiene la dignidad del chulo?;¿Porqué pasar veinte años al lado de una promiscua dama de apariencias?; Piensa, Verónica me ha sido infiel;quizas arrastra culpa: al inicio el cuento de hadas iría transformandose en una historia dantesca;primero solo amor y sexo, después el maltrato en los rostros era una costumbre patológica de aceptar con sado-masoquismo toda la deformidad encubada en un trauma de acontecimientos desafortunados.Veronica había perdido la madre siendo muy niña y Ernesto era un niño solitario en las calles de una barriada llena de drogas y licor.
Verónica esta pensando en el tiempo transcurrido desde la unión con Ernesto; suele quedarse sola en casa, ocupa las primeras horas después de preparar desayuno para los hijos en ver programas de telivisión, prefiere los temas esotéricos,místicos,luego al final de la mañana disfruta de la cocina, ha sido así durante años, es una costumbre. no suele hacer ejercicios, mucho menos nadar en una piscina, tal vez si dormir hasta muy tarde; a veces asomada al balcón puede mirar el movimiento del barrio, contempla la plaza del antiguo mercadito, la venta de hortalizas la cual da a una avenida ancha y sucia donde el viento arrastra la basura en altas horas de la noche cuando los perros callejeros acuden e buscar entre los desperdicios:recuerda la habitación donde Ernesto y ella vivieron durante los primeros años de unión, primero sin hijos, luego cinco;debían arreglarselas para hacer el amor, esconderse entre sabanas, excitarse en un baño pequeñito, disfrutar del sexo en un hotel barato,aprovechar la soledad en ocasiones;costó mucho mudarse de ese hueco de paredes gigantescas donde no transcurría la vida para ella y el tiempo era un cubito de hielo. Siendo adinerados hubiese funcionado todo a la perfección, ella compraría las mejores ropas a la moda, las más exoticas prendas, iría a los mejores sitios, y viajarían por el mundo tirando en los más lujosos hoteles para luego terminar en una cama deseando más y más, pero ahora no quería sino llevar una vida medianamente normal, el país se debatía en una epoca de ruina economica, y ya eran distantes los sueños, había cambiado era esquiva,iracunda, todo era una fastidiosa carga: Ernesto cambiaba de humor por el dinero y ella no soñaba sueños de ricos.