Esta conversación surgió sobre una mesa, cuando ambos extremos de un lápiz a medio uso, descansaban su jornada.
- Podría decirse que tú eres el elemento principal que conforma un lápiz, decía el borrador con aires de resignación ya casi totalmente desgastado, - siempre tengo que corregir tus errores a costa de mi propia integridad física.
- Porqué te quejas compañero, replicaba la punta de grafito, si yo también me desgasto de tanto y tanto escribir, ya sean frases correctas o frases equivocadas.
- Pero tú te desgastas escribiendo de nuevo tus propios yerros, pero yo… Acaso tengo culpa de tus fallas?
- Tal vez no, volvió a replicar la punta del lápiz, pero al menos te hago sentir útil…¿ te has puesto a pensar lo ridículo de un lápiz desgastado con el borrador intacto?
- Perdona amigo, concluyó el borrador, sigamos nuestras vidas, ¡para eso estamos!.

Moraleja:
Hombres y mujeres, dejemos de quejarnos si andamos en la vida como borradores, desgastándonos a diario por el corregir de nuestros hijos, debemos entender que la existencia misma de ellos, nos hace sentir que al menos tenemos alguna utilidad.