El fin de año atribuia sus virtudes en el consumismo, en la forma que este regalaba a aquel, en que la novia se sentía invadida y convidada por el novio que le regalaba el ramo, la caricatura empeluchada o el poema en cuadrito de esquinas doradas.
El hombre no tenia nada que dar, era pobre, sin reloj siquiera para intuir la llegada del proximo año, creia que estar a la espera era lo mas digno que podía hacer, es decir, no sentarse, era otro año; ella lejana dama de sonrisa tierna, no era la que lo viera, un lugar de nostalgia que guardaba su corazon, no tenia la forma de saber de que este seria su año, un azar, una coincidencia, una simple interseccion de caminos, una forma de sabernos vulnerables, casi como si no tuvieramos forma de alejarnos de los sinfines de las posibilidades, que siempre es la mas extraña, la menos común, la que esta mas alejada.
Ella dama de educación, conocedora de las artes magnificas de la intuición, él un patan, vulgar, desencantado, desinteresado, poco atento, debio olvidar sus letras en cierto lugar que alguien las iba a encontrar.
En cuenta regresiva, lo estipulan los canones de la ridiculez y del misterio, ella, dejaba la cuenta para comunicarse con su amiga, él dejaba su solemnidad para hablar al trabajo, saludar a su compañero. las lineas telefonicas se cruzan, se mandan saludos, ella mas por educacion que por interes, él mas por extrañarse que por querer.
¿como te llamas?, eso no importa...feliz año¡¡¡¡...
Las letras se han perdido las he encontrado yo, se planea un encuentro, se cuentan sobre el azar, sobre la posibilidad, sobre lo que no es, pero será, sobre el futuro quizas o como una historia mas.
Ahora me espera mi amada, ahora se me cuentan las horas por minutos, de la chica que me encontre, alguna vez y para siempre, lo quería yo, ella lo quería, asi que fué de una vez, y no volverá a pasar.