Flor salvaje

En el bosque se oyen los trinos de mil aves.
Las abejas van de flor en flor cargando dulzura y llevando amor.

Las abejas llevan mensajes amorosos de una flor a otra y así nacen nuevas flores.

Respiro profundo el aire fresco de la mañana. Oxígeno y mil perfumes purifican mis pulmones mientras transito un trayecto sin senda.

Allá entre la hierba verde destaca una florcita azul.
Me acerco para verla.
La florcita tiene cuatro pétalos azules con una mancha negra en forma de lágrima en cada uno.

Yo no sé de flores, no puedo decir cual es su nombre.

El caminante – Florcita... ¿Por qué tus pétalos tienen esas lágrimas?
- ¿Por qué la brisa fuerte no te arranca?
- ¿Qué hablabas con la abeja?
- ¿Cómo te llamas?

La florcita – Son muchas preguntas...
- Las lágrimas son porque estoy enamorada.
- Mi apariencia es frágil pero soy muy pero muy fuerte y ni la brisa, ni las tormentas pueden conmigo.
- Con aquella abeja hablaba de ti... le pedí un favor.
- En cuanto a como me llamo... ya te lo diré.

¡Bsssssssssss... Bssssssssss!

Me ronda una abeja....

La florcita – No la espantes. Ella es de la que te hablé... no te asustes y quédate quieto.

¡Bsssssssssss... Bssssssssss!

La abeja se posa en mis labios y deja caer una gotita de miel... luego se va.

Paso mi lengua por el labio...

El caminante - ¡Mmmmmm!... florcita esta es la miel más rica que jamás he probado.

La florcita – No era miel sino un beso...
- Quise besarte y no podía. Le pedí a la abeja que sacara de mi alma el beso y lo depositara en tus labios.

El caminante - ¿Tú me amas a mí?
La florcita – Más de lo que amo al sol y la lluvia.

El caminante se echa sobre la hierba y con sus dos manos sostiene los pétalos como si fuera una carita... - ¿Puedo besarte...?

Los pétalos comienzan a abrirse más y más...

Luego de ese beso largo... larguísimo...

El caminante - ¿Cómo te llamas?
La florcita – Soy Anticlea, un pensamiento... no me olvides.

El caminante – Bueno, eres un pensamiento o nomeolvides.

La florcita sonriendo – Solo un pensamiento...