La verdad, nunca fuí una chica espabilada. Mi primer beso llegó con la tardía edad de 14 años, y quizás un poco presionada, pues el chico nunca me había llegado a gustar, realmente. Yo esperaba un cuento de princesas, y, en vez de eso, me encontré con la cruda realidad. Si eso era el amor... ¿Entonces para qué había estado tanto tiempo esperando ese momento? No tenía sentido seguir creyendo. Pero me sentí muy decepcionada, ya que todo en lo que había creído todos esos años, se desvaneció de repente, simplemente, en el momento en el que su lengua entró fuerte en mi boca, babándome completamente, y rascándome con su... Barba de dos días. Me dió la sensación de que pasaba horas, con aquel hombre con el que no tenía ni idea de qué hacía. En realidad, no sé si llegamos a una hora seguida, pero sí a media. Controlaba el tiempo según iban pasando las canciones, pues mi primer beso fué dado en un antro, una discoteca llena de pijos, pequeña, con un DJ que había perdido la pasión por su trabajo. Un lugar en el que todo es malo, desde la música a los "seguratas" y a la bebida. Es normal encontrar una ambulancia delante, pues a niños de 12 o 13 años les da un coma etílico por una consumición desmensurada de alcohol.
Al final dejé al hombre ese, pues ya empezaba a sentir por él asco, y odio. Y él estaba enamorado. Y lo sigue estando, según dicen. Pero es lo que pasa, si una se agobia con la pareja, porque no la quiere. De forma que, en vez de dejar que metiese su babosa lengua en mi boca, le expliqué todo lo que sentía y lo que creía, aunque, claro está, mucho más suavizado. Él me comprendió, y fuimos cada uno por nuestro lado. Ahora es un buen amigo. A los dos días, en ese mismo antro de mi primer beso, otro chico, de mi edad, se interesó por mi. Nos conocimos, y nos besamos. Así de simple. Yo me empecé a enamorar de él, era todo lo que me ustaba: moreno, ojos oscuros, muy buen cuerpo... Además en su forma de ser, que, me enamoró. O eso creía. Ahora simplemente digo que fué una simple atracción. Llegamos a ir juntos a una fiesta, que pasamos paseando por las afueras, besándonos, en un parque a la una de la madrugada. A partir de esa fiesta, todo empezó a ir mal. Yo dejé de gustarle, o eso me pareció, de la noche a la mañana. Pero no me quise dar cuenta. Hubo un momento en el que ya exploté, de forma que le pregunté, por teléfono:
- ¿Oye, yo te importo algo?
A lo que él respondió:
- Algo sí, pero no mucho.
Yo me sentí muy triste, de forma que volví a preguntar, asustada por la respuesta que podría darme:
- Entonces... ¿Estás conmigo para pasar el rato?
- Pues se podría decir que sí- merespondió él, dejándome tirada. Aquellas fueron las últimas palabras que le dirigí con algo de afecto. Ahora, simplemente uso ironía y sarcasmo, para ocultar el prefundo odio que siento por esa... ¿Persona?

Digo que nunca me llegué a enamorar de él, porque a los dos días ya andaba otro revoloteando por mi cabeza... De ese ya se podría decir que sentí algo un poco más profundo. Aún ahora, cada vez que pienso en él, me siento incómoda, y noto algo dentro de mí que me hace pensar en él. Nunca llegamos a más de estar liados. Hubo demasiados problemas entre nosotros. Él, para darme celos, estaba con todas menos conmigo, hacía como si no existiese. Yo sentía morirme, hasta el punto de no querer ir a donde pasase él. Hubo un momento en el que se arregló, y volvimos a estar como antes, pero... No, mi indecisión hizo que él ya dejase de sentir nada por mí. Pasé tardes llorando por él, tirada en mi cama. No podía comer cada vez que sabía que podría verlo. Nunca me había pasado aquello, me obsesioné con ese chico. Ahora, cada vez que pienso en él, pienso que lo quiero, pero sé que es algo del pasado. Además, hay ahora uno al que quiero con toda mi vida, con mi alma. Me lo presentó una amiga, porque me vió triste. Y, para mi sorpresa, me sentía a gusto con él. Y me di cuenta de que no era como los demás. Quedamos un día, poco después de conocernos. Y nunca había estado mejor con nadie, estaba feliz. Y ese domingo empezamos a salir, como... Sí, como en un cuento de princesas. Todo lo que llevaba 15 años buscando, se realizó de repente esa tarde.