En una intrincada selva de letras, palabras, y de frases, discutían muy acaloradamente la gramática y la poesía. Ambas defendían a capa y espada que la forma utilizada por cada una de ellas, era no sólo la más precisa, sino también la más adecuada.
-¿Cómo podemos aclarar esta situación, de una vez por todas?? – preguntaba muy segura la famosa gramática.
-Haciendo una demostración ante un jurado multidisciplinario e imparcial – contestó la tímida poesía.
Entonces decidieron colocar como moderador al libro, como jueces a los lápices, hojas de papel, y a un desgastado y descolorido borrador.
El libro tomo la palabra: “Señores, como es bien sabido por ustedes, en esta tarde queremos dilucidar, quién, entre la gramática y la poesía, pueden expresar con mayor claridad, cada evento, cada hecho, cada situación “
Todos los asistentes estaban ansiosos de ver la contienda y lógicamente, también de conocer el desenlace.
Sin más preámbulos para no hacer más angustiosa la espera, el libro hizo las siguientes acotaciones:
-Una misma situación debe ser abordada por cada uno
-No deben descalificar a su contrincante
-Deben asumir la derrota con naturalidad, sin comentarios.
Así, con todas las reglas del juego, bien definidas, se dio comienzo a la confrontación...
¿Ese cedro reseco por el verano, como podemos describirlo? Fue la primera pregunta lanzada.
La gramática respondió serenamente: “árbol conífero con evidente muestras del estío”
La poesía respondió con detenimiento: “ Inmenso esqueleto vegetal que ofrece al viento, los rastros sin clorofila de su ramaje sediento”
Las apuestas estaban divididas, había seguidores de uno y otro bando, quienes fueron interrumpidos por la segunda pregunta, veloz y certera:
¿Esa mariposa que pasó volando, puede ser definida de alguna manera?
La gramática contesto sin inmutarse: “Insecto lepidóptero desplazándose en el aire”
La poesía respondió sonriente: “ Vuelo triunfal de gusano curioso, que en el proceso metamorfósico salió airoso”
La situación seguía tensa, todos se miraban contrariados unos a otros, no había una clara tendencia que favoreciera a ninguno de los dos contendores.
El libro, firme y decidido anunció la última pregunta que pudiera definir el posible ganador, y lanzó la siguiente sentencia: “puede usted dar una definición de su oponente??”
La gramática contesto con aires de triunfadora: “Genero literario definido imprecisamente por su intención de crear belleza”
La poesía respondió muy segura de si misma: “ Ciencia que estudia la morfología, que es incompatible con la vida mía.”
Después de ésta respuesta, todo se volvió confusión, se entremezclaron, voces, gritos, risas, llantos, y entre tanta confusión, después de tanto tiempo y a pesar de los avances tecnológicos jamás se supo el ganador quién fue.
Y para mi no cabe dudas que la gramática sale perdiendo. Y se ha dicho, un relato con mala gramática es como un rostro sin dientes, pero obviamente es mejor un rostro sin dientes que un sólo montón de dientes.