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Categoría: Terror

Gritos en la noche

Despertó sobresaltada cuando el susurro del viento golpeó con furia su ventana. Abrió los ojos despacio y esa sensación, que le decía que algo no iba bien, se aferró a su cuerpo.
Trató de agudizar el oído en busca de algun sonido extraño. Nada. No oyó absolutamente nada.
Se recostó, tratando de conciliar el sueño de nuevo, pero no fue capaz. Aldo iba mal, estaba segura y lo notaba en cada milímetro de su piel.
Ahora si le pareció oir algo. Se levantó de un salto aunque no salió de la cama. Un ruido extraño y ejeno a la casa se colaba por todos los rincones. Parecía que alguien lo revolvía todo ahí abajo.
Trató, en vano, de controlar sus nervios y ordenar sus ideas, intentando descubrir que hacer. Se dispuso a encender la luz pero, llena de pánico, comprobó que el interruptor no respondía.
Su miedo iba aumentando al mismo tiempo que los ruidos se calaban más profundos y, cada vez más claros, en sus oidos. A tientas, paseó su mano por la mesilla de noche en busca del teléfono, pensando en que él era su salvación. Y, sin embargo, cuando descolgó, comprobó aterrorizada que no había linea.
Comenzó a sentir pasos, acercándose peligrosamente a su cuarto y quedó inmovilizada. Ninguno de sus músculos respondía a la llamada urgente realizada por su cerebro. No atinaba a hacer nada, no era capaz de moverse. Quería correr, gritar al menos, pero el pánico del que era prisionera no la dejaba.
De pronto se abrió la puerta del cuarto y una figura, alta y masculina, escudriñó la oscuridad y la encontró en la cama envuelta en las sabanas. No le hacía verla con claridad para saber que estaba muerta de miedo. No le hacía falta verla para recrearse en su carita de ángel llena de estupor. La conocía de sobra, al igual que conocía el resto de la casa. Tampoco le hacía falta la luz para ver como ella lloraba en silencio.
No sentía remordimiento alguno por lo que iba a hacer. Deseaba asustarla, verla sufrir y verla llorar, indefensa sin saber que iba a depararle esa visita. Quería que llorara tanto como él mismo había llorado el día que ella lo había dejado.
Los sollozos continuos de ella rompieron el silencio y lo sacaron de sus pensamientos. Sabía que a estas alturas ella ya le había reconocido pero que no iba a ser capaz de reaccionar.
Se acercó a ella con pasos pequeños, disfrutando cada segundo de su miedo, intentando alargar el placer que le producía encontrarla así. Ahora ya no era esa mujer altiva y orgullosa que le había hecho sentirse humillado delante de todo el mundo. Ahora mismo ya no quedaba nada de esa mujer altanera. Todo su orgullo estaba convertido en miedo y terror.
La agarró del pelo y la sacó de la cama propinándole un terrible bofetón. Empezó a gritarle y la zarandeó. Una mueca horrible, en forma de malvada sonrisa, empezó a dibujarse en su rostro mientras acercaba su cara a la suya.
Ella no era capaz de pronunciar ni una palabra. Solo lloraba y, con cada sollozo de ella, aumentaba la excitación de él y las ganas de hacerla sufir.
Él reparó en su cuerpo, ese que le volvía tan loco... No quisó evitarlo y acercó sus labios a su cuello y la notó fría, temblando de miedo. Dirigió su mano hacía uno de sus pechos y lo estrujó hasta que, algo semejante a un grito, se escapó de su garganta.
A estas alturas a ella ya no le quedaba duda de cual iba a ser el desenlace de la historia. Reunió las pocas fuerzas que le quedaban e intentó defenderse. Quiso golpearle para liberarse de él pero no le sirvió de nada. No tuvo ninguna oportunidad de escapar y al final él logró consumar su cruel venganza.
Aquella noche, a altas horas de la madrugada, un grito desgarrador rompía el silencio de aquel tranquilo barrio, arrastrándose por las calles.
Al día siguiente, en el vecindario, no se hablaba de otra cosa. Todos los vecinos revoloteaban por la plaza contando lo sucedido, queriendo añadir sus comentarios a aquella historia que, poco después, llenaría los periodicos de todo el país: La historía de aquella joven que fue brutalmente violada por un joven al que luego encontraron, en la habitación de ella, todavía ensangrentado, despues de haberla descuartizado encima de la cama.
Datos del Cuento
  • Autor: Crystal I
  • Código: 6160
  • Fecha: 31-12-2003
  • Categoría: Terror
  • Media: 5.8
  • Votos: 59
  • Envios: 13
  • Lecturas: 4328
  • Valoración:
  •  
Comentarios


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4 comentarios. Página 1 de 1
skayla01985
invitado-skayla01985 27-02-2006 00:00:00

creo que fuiste algo cruda con esta muchacha, pero es algo que simplemente pasa, me gusta mucho cómo escribes. Hoy me he leído unos cuantos cuentos tuyos.

Nathalie Ledo
invitado-Nathalie Ledo 15-01-2004 00:00:00

No sé qué decir, es corto, pero me mantuvo nerviosa mientras lo leía. De ser yo la protagonista, estoy segura que el final hubiese sido distinto, jajaja yo terminándolo de sepultar a él en el jardín de mi casa. Jajaja. ¿Quién le manda a meterse comigo? Jajaja bromeo. Vaya te gustan los finales drásticos, jajaja me quedé helada cuando leí el final; yo por costumbre termino mis cuentos con finales felices, el bien triunfando sobre el mal. Pero bueno estuvo bien. Un beso,tu amiga Nathalie.

Angel F. Félix
invitado-Angel F. Félix 07-01-2004 00:00:00

Aunque por mi consustancial natural soy reacio a leer cuanto trata sobre el mal, hoy, cómo quién escribe es Crystal, lo he leído, y lo hallo fenomenal.

Celedonio de la Higuera
invitado-Celedonio de la Higuera 06-01-2004 00:00:00

Muy buen cuento, Crystal. Tiene una gran dosis de suspense y de angustia. Te sientes impotente ante la situación que vive la pobre chica. El final es tremendo. Por desgracia, cosas como ésta ocurren con frecuencia. Ojalá un día estas historias sean sólo cuentos de ficción. Saludos.

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