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Categoría: Urbanos

Había una vez un cuento de Caperucita Roja

Era de lo más normal y cotidiano, sufría terriblemente, tenía su caperucita Roja, su abuelita, su lobo, de paso el lobo era feroz. Con esa formalidad que llegaba al aburrimiento se podrán imaginar los acontecimientos que ocurrirían en su pobre futuro, es de esperar que caperucita visitara a su abuelita, que atravesara el bosque, que existiera un lobo que acechara a caperucita, de paso -se me olvidaba- el cazador que atacaba al lobo, y se convertía en el héroe. Como les dije, ese cuento sufría terriblemente, estos personajes tan pobres no le daban el espíritu de competencia que necesitaba Carlos, un actualizador de cuentos contratado por una empresa encargada de llevar a las tablas la famosa historia. De esta manera, la primera modificación que se le ocurrió a Carlos fue agregar en su proyecto que uno de los defectos de caperucita roja era que le olían los pies. Así, Carlos se convenció que ese detalle, sería un batacazo, por lo menos un golpe de originalidad en su relato. Después Carlos se convirtió en creativo, al menos así se lo creyó él y comenzó a modificar el relato. Por ejemplo, decía que realmente el Lobo era la víctima del cuento, que era necesario llevar esa denuncia al Organismo Mundial de Protección de los animales, que el cazador había planificado todo este rollo para quedarse con el dinero de la abuela y violar a caperucita, que de paso era ninfómana. Todas estas modificaciones al famoso cuento las escribió Carlos y se lo llevo al Director de EscenaAquí están las modificaciones, dijo Carlos, con una extraordinaria sonrisa -Esta bien, déjalo por ahí, cuando lo lea te hago las observaciones- dijo Cuando pasaron dos semanas, El Director, que de paso no soportaba a Carlos y viceversa, le dijo –Te estaba esperando, pasa por mi oficina- No había terminado de sentarse, cuando comenzó una sarta de improperios de parte del Director contra Carlos: Que bolas tienes tu, como se te ocurre pensar que voy a colocar ese bodrio, en mi trabajo. Tus problemas sexuales no los vas a colocar en el Proyecto, a nadie le interesa que a Caperucita le huelan los pies o sea ninfómana, Me dejas mi cuento como estaba, Que bolas tienes tú.Pero Jefe, escúcheme, decía Carlos, usted no se ha fijado que los personajes de Disney, no tienen sexo. Al Pato Donald ni a Mickey nunca se le ha visto ni siquiera orinando. A mi no me importa si Donald o Mickey son gays. Ellos han triunfado así, no vas a cambiarle tu precisamente eso, y poner a Mickey a rascarse una bola en público. Escuche jefe hágalo por los niños, ese cuento es demasiado ingenuo, quien va a creer todas esas bolserías, ahora los niños tienen otra mentalidad y no creen en lobos que atacan caperucitas, decía Carlos casi al borde del llanto A las dos semanas exactas de ese enfrentamiento, estaba Carlos en su nuevo trabajo como jardinero de un Conjunto Residencial Aprovechaba el tiempo sobrante para contarle cuentos inteligentes a los niños, mientras el mundo de los adultos giraba en torno a cuentos de caperucitas que atravesaban bosques para llevarle cestas de comida a las abuelitas buenas.
Datos del Cuento
  • Categoría: Urbanos
  • Media: 5.1
  • Votos: 128
  • Envios: 0
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