Hace algún tiempo en lo profundo del bosque vivía un hada, era una de esas hadas mágicas de largo cabello y piel de porcelana que juegan con las gotas de rocío y que conceden los deseos a niños y enamorados….
Él echado sobre su cama intentando dormir, la cabeza sobre la almohada, las rodillas dobladas, con su leve recuerdo nada más, con las manos vacías, el corazón sediento y la mirada fija en ninguna parte.
Ella, sentada en el suelo con los pies descalzos, oyendo esa vieja pero conocida canción en la radio, y la lluvia, la eterna lluvia en sus ojos cerrados y entre sus manos algo que aprieta con fuerza su pecho…
Él, recordando pensando en ella…
Ella, en su habitación pensando en él…

Una esfera gigante en medio de una arboleda circular y ese olor a violeta que despiden los deseos del alma… llega el hada con flores enredadas en su eterno cabello, se sienta sobre una roca y en silencio… observa… desean estar juntos.. es algo que desean de verdad…
Entonces el hada actuó, llamó a todos los mensajeros del amor y en un pequeño sobre envió muchas ganas de soñar y de dormir… Los mensajeros llevaron cada sobre donde los enamorados, al abrirlos cada uno cayó en una sueño casi eterno para ellos.
Caminaron cada uno por un bosque mágico, con su mirada oculta y las palabras en el aire disimulando las alas para quizás salir y encontrarse… Y llegaron a un manantial, el agua era pura, los pajaritos revoloteaban encima y los peces libres saltaban de un lado a otro…
Allí, a un lado del manantial estaba él, y al otro lado ella, se acercaron lentamente y sus cuerpos se fundieron en un largo abrazo. No hablaron, no necesitaban palabras porque el ambiente que los rodeaba irradiaba amor… Caminaron de la mano bajo el sol radiante y el cielo azul, el viento soplaba y ellos en silencio unieron sus labios para así sentir al más dulce beso de amor…
Pero sucedió algo extraño, una resplandeciente luz apareció al frente de ellos, era el hada, ellos la siguieron hasta llegar a un gran árbol, en él había cientos de animales que al sentir la presencia del hada salieron a su encuentro y se sentaron alrededor de ella, los enamorados desde lejos admiraban la belleza de cada animal y sintieron la necesidad de sentarse al lado de aquellos seres, pero al hacerlo todos los observaban, los jalaban, hasta que el hada desapareció, no sin antes decir que volvería en la noche.
Ellos siguieron caminando hasta que anocheció, la luna llena salió a iluminar sus pasos, las nubes se alejaron a lo más recóndito del firmamento y las estrellas acompañaron a la luna en su gran recorrido… Todos dormían y el hada veló su sueño por un tiempo, hasta que se fue en busca de los enamorados, al encontrarlos les hizo hacer la promesa que se amarían toda la vida y que serían fieles a ese amor que tantas noches los mantuvo despiertos, al hacer esa promesa y al sellarla con un beso de amor, cada uno despertó en su habitación…
Él recordando… pensando en ella
Ella en su habitación… pensando en él…