¡Hasta este día... mi amor!

Si crees que lo que viene es una descarga donde las ofensas e improperios imperen, puedes quedar tranquila... no es mi estilo.

Tampoco es mi deseo decirte cosas que mi corazón se niega a decir.

Si me preguntas si a estas alturas te odio demasiado, mi respuesta es... hay solo uno al que odio y es a mí.

Mi amor por ti fue ciego.
Tuvo que venir otra mujer a quitarme la venda de los ojos y con una sonrisa darme un beso (en la mejilla) y decirme “Mírala Joaquín por donde y con quien va”.
Claro que ella también tenía “cierto” interés en mi perfecta visión.

En mi ceguera solo la oía mas no podía verla porque mis ojos solo te veían a ti.

Te aclaro que no es quien tu pudieras estar pensando que es.

Yo nunca he sido celoso. Más bien soy confiado porque pienso que todos son confiables y claro... también lo pensé de ti.

Para que sepas en este preciso momento... aún te amo.
Pero tengo “algo” que no sé definir exactamente que es pero que me obliga a hacer lo correcto le pese a quien le pese (en este caso me pesa a mi).

Lo correcto es que me olvide de ti porque tú no mereces mi amor.

Yo finalmente creo que lo tuyo fue una “demostración de poder” donde hiciste ver a tu amiga lo que tú podías hacer.

Aprovechaste un momento en que nuestras relaciones entraron en una depresión para salirte con la tuya.

La dejaste a ella con un vacío, tristeza y soledad de la cual, desde luego, también soy responsable.

Quiero dejarlo hasta aquí.
Por ti yo la perdí.
Tengo lo que me merezco porque tarde me di cuenta que “ella” de verdad me amaba.

Pero cuál es mi ganancia, mi beneficio de mi amor por ti.
Te lo voy a decir...

En mi ceguera he pisoteado muchas flores. Las he aplastado sin piedad. Porque podía oírlas mas no verlas... solo te veía a ti.
Sé el nombre de cada una de ellas.

¿Qué eres tú para mi?

Tú eres un “enigma”. Algo indescifrable porque ni siquiera tú sabes quien eres, mucho menos lo que quieres.

Pero no te culpo al cien por cien.
Yo hice crecer tu autoestima hasta el cielo y creíste que podías volar.
¡Prepárate! Porque no puedes volar. Yo hacía que “volaras” y claro... yo volaba contigo.

Te llevaba de la mano volando lado a lado... te mostraba “abismos”, “nieves” y “desiertos”.
Te mostraba “amaneceres” y “atardeceres”, la Luna y el sol.
Desde lo alto te mostraba prados enteros de flores, riachuelos de montaña, pájaros de colores.

Bailamos en aquella cabaña junto a la chimenea encendida. Tú con mi reproductor de CD yo con la oreja pegada.

Te llevé a un bosque “encantado” y te hice el amor entre luciérnagas y margaritas... jadeantes sobre la hierba con pasión nos besábamos.
Yo te acariciaba y tú me abrazabas.

Dime... ¿Quién te dará cuanto te di?

Pero tranquila... Aves de carroña ya te rondan.
Ellas también te harán “volar”... en su pico.
Serás su cena de una noche y al amanecer... su excremento.

Sé que estas metáforas te vuelven loca... pero deberías dejar el drama y pensar en lo que te digo... es por tu bien.

¿Ves en aquél jardín?... hay una margarita.
¡Pero mira alrededor!
Hay otras flores... tanto a más bonitas.

No todo fue malo.
Hoy repasé tus cartas y vi aquella que tanta gracia me causó... escribiste en “Asunto” ... “Beso de Lengua”
Y en el archivo adjunto venía el bebé al que el perro le pasa la lengua.
Fue en la Navidad.
Sonreí pese a estar triste.

Tantas cosas bonitas que me escribiste y que te escribí en privado y en público.

Puedes estar contenta... todas me las creí.

Cuando estés frente al espejo, si acaso triste, pídele a la Virgen María... ya sabes por qué.

Adiós mi Luna Hechizada... cuánto, cuánto te quise.
Nunca lo sabrás.

Joaquín

PD: Te deseo toda la felicidad que Dios te pueda dar... yo ya no puedo más.