El Jíbaro de Río Hondo
Herminio era un vecino que vivía muy cerca de la casa donde pasé los primeros años de mi vida. Su verdadero nombre era Herminio. A él le gustaba inventar historias. Le sucedían las cosas mas raras del mundo y juraba que todo eran verdades y que la gente en el pueblo no le creía. Esa era la razón por la cual se había ganado el apodo de "Meringo" le costaba mucho trabajo diferenciar entre la verdad y la mentira.
En una época en nuestro pueblo cuando alguien decía algo que se dudaba de su veracidad, le decían: " eso es un meringo" les voy a narrar uno de los cuentos de la vida de Don Miño.
Todas las mañanas se paraba frente a su casita a saludar a todos los que pasaban frente a su casa. Mujer, echa pa' dentro ese muchacho no ves que se sale para la calle, "muchacho mas desinquieto", y el niño que todavía no entendía las palabras pero sí a obedecer los gritos, se acomodó otra vez en el rincón dentro de la casa, chupándose los deditos pues tenía hambre.
Meringo miró hacía dentro y le gritó a su mujer, "hazme café". Ella le miró con ojos de susto y le dijo: " No queda se acabo ayer" de momento en el rincón de la casa el niño comenzó a llorar otra vez "¿Tampoco hay leche para el nene? le preguntó. No, no hay contestó ella llevándose las manos a la cara como si fuera a llorar, porque el llanto era algo natural en aquella pobre mujer...Desde niña había sufrido mucho, no tenía familia, no tenía a nadie a quien contarle sus penas, estaba siempre sola pues Herminio nunca estaba en la casa. Acostumbraba decirle a su esposo: "Oye, no ves que hago de tripas corazones para que podamos sobrevivir pon de tu parte". Esto lo oían todos en el vecindario pues todo lo que se habla en esa casa era gritando. Es por esa razón que escribo este cuento de la vida real, a ver si las familias toman conciencia de la situación en que se puede vivir en un hogar de gritos y peleas.
¿Cuántos días va que no toma leche? ¿Leche?, ella puso un poco de asombro en su débil voz. Desde hace dos días. Pero le voy a hacer un te a ver si deja de llorar. El hombre se paró de frente a la calle y miró hacia el cielo como pidiéndole ayuda a Dios...Me voy mujer, a ver si consigo algo para el nene. Salió sin decir una palabra y nadie supo mas de Meringo, nunca nadie lo volvió a ver, nunca se supo de él.
Los vecinos al ver la situación de aquella pobre mujer comenzaron a llevarle comida y leche para el niño. Meringo se marchó y con él se habían ido los gritos, el llanto y el hambre. Las cosas comenzaron a cambiar, ya no se oían los gritos ni el llanto de los niños.
Pero, ¿por qué los vecinos se tardaron tanto en prestarle ayuda a aquella familia? ¿Por qué esperaron a que se marchara Meringo para ayudarles? A todos en el vecindario el ayudó con algún trabajo en sus casas. A todos les hizo favores, a todos les había contado sus problemas, a todos el les había pedido ayuda a cambio de cualquier clase de trabajo en la casa o en las oficinas. Pero nadie le presto atención, nadie quiso comprender la situación por la que aquella pobre familia estaba pasando. Los dolores de una familia pobre llegaron, pero a oídos sordos, sordos por la incomprensión de todos.
Una mujer quedó sola, unos hijos quedaron sin padre, y un vecindario con cargos de conciencia ...