¿Cuánto tiempo ha pasado? La verdad es que no lo sé. He pasado por tanto, tantas aventuras, tantas pérdidas, tanto que he aprendido, que ni siquiera recuerdo la edad que tengo. La historia de mi vida es más larga que la de cualquier otro, y a veces me pregunto si estoy realmente vivo, ya que la vida es algo diferente para mi, pues soy inmortal.
No recuerdo quiénes fueron mis padres, ni cuándo nací exactamente; lo único que sé, es que he visto la mayoría de la historia, y que me siento como parte de ella. He viajado por toda la tierra, a lo largo y a lo ancho; a todas partes, y en algunos de estos lugares estuve en diversas épocas. Viví y conocí a muchos de los grandes hombres que fueron inmortalizados o semiolvidados por lo que hicieron para la causa de la humanidad, o que simplemente pasaron a la historia. Nunca olvidaré lo que sufrí por el espanto y el horror de las guerras, sintiendo el odio, el miedo, el dolor,...; a mi alrededor. En algunos de estos infiernos tuve que participar, mientras que en otros sólo fui un espectador.
En ocasiones, me alegro de ser inmortal, pero la mayoría de las veces me maldigo a mi mismo porque hubo algo en mi vida que comprendí que no se me estaba permitido: amar. Sin embargo, me di cuenta demasiado tarde. Ocurrió en la Grecia Antigua creo. Conocí a una mujer preciosa en Atenas, y creo que fue un amor a primera vista. Nos casamos y vivimos en una villa preciosa a orillas del mar Egeo. Fueron los mejores años que pasé, yo ignoraba totalmente mi don, o mi maldición. Al principio no podía comprender qué ocurría, cómo ella envejecía mientras pasaban los años mientras que yo permanecía siempre joven. Al final murió y fue cuando mi infierno comenzó pues comprendí que no era como los demás. Desde el día en que mi esposa murió, maldije mi existencia y dediqué mi vida a errar por el mundo, conociendo a la soledad como mi único acompañante; ni la muerte, ni siquiera el tiempo sabe de mi existencia. No tengo amigos, ni personas que deban preocuparse por mi. No sé de donde vengo ni adonde voy. No tengo pasado, ni futuro; vivo el presente. Para mi el tiempo se ha detenido.
Durante mis viajes, y a lo largo de la historia, he oído a gente que pensaban y se cuesionaban qué es la inmortalidad, qué se siente al ser inmortal; y algunos incluso soñando o deseando poseerla. Probablemente todos buscaban lo mismo: el poder, poder para controlar el mundo y ser un dios. Ineptos, no sienten ni siquiera la esencia de la vida, y aun así quieren poseer la vida eterna.
Mi errática vida también la he dedicado a descubrir mi origen, y tal vez encontrar a alguien como yo. Durante siglos, mi búsqueda no ha dado resultado, probablemente no lo consiga, pero aun así no abandonaré. También intento buscar la manera de ser mortal, porque quiero abandonar esta vida, y tal vez, poder al fin descansar. Quiero irme, no deseo seguir viviendo, quiero descansar el resto de una eternidad a la que tengo que vivir, y que ni siquiera sé cuánto tiempo falta para el fin.
En ocasiones me he sentido tan desesperado, que he intentado poner fin a mi sufrimiento; algunas veces yo mismo, y en ocasiones, otros lo intentaron por mi. Pero todo llevaba a lo mismo: me vuelvo a levantar, veo que mi cuerpo está en perfecto estado, y comprendo que no tiene remedio.
A lo largo de mi existencia, la gente que ha descubierto mi secreto me ha calificado de diferentes maneras: algunas personas creyeron lo que en realidad soy y me dejaron ir; otras me tildaron de demonio o hechicero y me persiguieron (algunos hasta los confines de la tierra); otros tantos me creyeron como algún salvador (pero hasta unos siglos más tarde), no entendí lo que querían decir. Hoy día, soy una incógnita para la humanidad, nadie sabe de mi existencia.
Algunos me diréis que es triste el estar solo, que no disfruto de la vida como cualquier personas, que no debería de seguir una vida de vagabundo buscando una causa inexistente. Pero no puedo, porque peor es ver como las personas que quieres, que amas, que te importan, se van consumiendo poco a poco hasta que al final la muerte se los lleva, mientras que yo sigo vivo y existiendo, y sé que jamás me llegará mi hora de irme porque vivo por siempre. Me duele no amar, pero más me duele ver morir al amor.
Muchos de vosotros pensareis que la inmortalidad es en verdad un don, y que con él se puede vivir muchísimo mejor, pero eso no es cierto, ya que eso lo dicen por incertidumbre y miedo a la muerte. A algunos no les hubiera servido de mucho, ya que como dijo un gran sabio: “Lo difícil no es vivir mucho, o vivir rápido, o vivir de forma responsable, o vivir disfrutando los placeres. Lo difícil es vivir realmente. Hay gente que emplea toda su vida en darse cuenta de que nunca ha estado vivo”.
FDO: RAFAEL ESCALANTE RODRÍGUEZ