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Historia del agua

“Perdone Don Jose de la Marisma, pertenezco a la revista aqua-time y venía a comunicarle que ha sido usted elegido por nuestros lectores como la gota del año. Si no le importa nos gustaría publicar una biografía suya en el siguiente número de nuestra revista, si fuera tan amable de concedernos una breve entrevista…” – preguntó Aída, periodista de la revista aqua-time.

“Cómo no, señorita, un galardón así no se recibe cada día, pasen pasen.”

La casa estaba llena de fotos y galardones dañados y estropeados por el paso del tiempo. Un largo pasillo conducía hasta el pequeño salón, decorado con multitud de grifos y fotos de inmensos lagos azules. Entre toda la multitud de cosas destacaba una pequeña cadena enroñecida situada en el interior de una preciosa vitrina. A su lado se podía leer: “ alguien tiró de ella, y un viaje sin fin comenzó”

Cuénteme señor Marisma, ¿qué viaje comenzó? - preguntó Aída.

"El viaje de mi vida, querida amiga.
Nací un 29 de septiembre de 1898. La profecía decía, “ exactamente 30 años después del primer gran diluvio que desolará la tierra, surgirá del tritón de neptuno una partícula de características metafísicas, que jamás será derretida por el sol. Ella sera la encargada de salvar y proteger el mundo acuático cargada con un poder superior al dios todopoderoso”. Yo nací ese día. No le digo que esa gota fuera yo, simplemente nací ese día. Eran tiempos duros en los océanos y la gente empezaba a emigrar a los mares y lagos del interior en busca de trabajo. Mis padres vivían de la pesca y la venta de piedras de río en una pequeña marisma del norte de cantabria. En aquellas aguas mi único y fiel amigo era mi preciado balón con el que no paraba de jugar a un deporte por entonces nuevo, el aqua-futbol. Pero si algo recuerdo de aquella época fue un soleado día de 1912. Como cada mañana, el señor salmón se acercaba con el periódico “El Río” hasta la marisma. Sin embargo, ese día las noticias no eran buenas, un inmeso buque conocido como TITANIC o algo así creo recordar, había sido derrumbado antes de llegar a las costas de EEUU. Al parecer el principal sospechoso, un enorme iceberg con antecedentes delictivos, se declaraba culpable de todos los cargos. El veredicto, cadena perpetua. Muchos presagiaron revueltas en todo el mundo en respuesta a lo que se consideró un auténtico ataque terrorista en pleno océano atlántico, pero nadie se imaginaba lo que iba a pasar dos años más tarde. Tenía yo la edad de 15 años cuando se declaró la primera guerra acuática. En aquella época estaba cursando estudios de Ruso en Moscú. Pronto me llamaron para el ejército de dicho país, y tuve que acudir con un sin fin de gotas más al rescate del pueblo serbio. Yo no conocía a nadie de ese país pero nos dijeron que eran amigos y yo me lo creí. Luché a lo largo de tres años, hasta que los problemas dentro de Rusia eran mayores que fuera. Un día llegó un tal Lennin que nos quería quitar de la guerra y y yo pensé, si nos quiere quitar de la guerra pues ya no pinto nada aquí, me voy para españa, y así, me fui. Mi mamá siempre decía que ese hombre calvo era un santo comparado con uno de bigotes que vino después pero nunca entendí que mi madre prefiriera un hombre calvo con el pelo que tenía mi padre. Aquella guerra terminó como terminan todas estas cosas, con muertos y más muertos. En los años veinte me formé como persona e incluso me permitieron acceder a un centro de estudios al que nunca había entrado una persona con problemas de aprendizaje. Así lo llamaba mi madre, mis compañeros de clase preferían llamarlo retraso mental. La verdad es que nunca me preocupé por esas cosas. Era ya 1936 cuando un pequeño hombre decía ser ayudado por Dios para gobernar España. Mis padres decidieron que debiamos marchar hacia el norte y elegimos Alemania. Las noticias que llegaban de España no eran buenas, la familia estaba dividida y cada vez morían más amigos. Nunca imaginé que un hombre tan pequeño como aquel podría ocasionar tal revuelo. Pero como decía mi madre: “ qué diferencia hay entre lo que piensa ese hombrecillo y lo que piensan los otros si los dos no saben más cosa que asesinar” Pues así es, un día en mi casa se maldecía al malo del hombrecillo ese por haber matado a nuestros amigos, mientras que al día siguiente maldecíamos a los otros por haber asesinado a mi tio. Lo que ocurrió después fue lo más increíble que ha ocurrido jamás. Ustedes los listos decís de nosotros los tontos que no sabemos de verdad lo que sentimos. Pues bien, aquel día este tonto sintió que el mundo se paraba sólo para él y te aseguro que era más real que el sol de cada día. Comencemos por el principio, en aquel entonces, otro hombrecillo con bigote y con una capacidad increíble de atraer a todo el mundo gobernaba en Alemania. Sin saber por qué a unas personas las obligaba a colocarse una estrella en el brazo como símbolo de algo. Yo no entendía bien, pero mi madre decía que esa estrella era el símbolo de los judíos. Yo tenía muchos amigos judíos y no sabía que les gustasen las estrellas pero si mi madre lo decía… Pronto comenzaron a desaparecer amigos judíos, primero de uno en uno pero hubo un día en el que un muro nos separaba de familias y familias de amigos diferentes. Nunca entendí nada de aquello pero de vez en cuando quedaba con mis amigos en un pequeño hueco que había en el muro."

Pero, ¿y eso tan increíble que te ocurrió? - replicó con entusiasmo Aída.

"No se impaciente joven, las cosas más grandes de este mundo tardan en llegar. Pues sí allí fue, en una Alemania dividida y separatista dónde lo más maravilloso del mundo nació. Yo iba a ver a mis amigos como cada primer viernes de mes, cuando de repente una voz me acongojó. Cual fue mi sorpresa cuando al acercarme al muro una joven y hermosa mujer no dejaba de llorar y maldecir a la Alemania que la vio crecer. Aquella jovencita se llamaba Mar del Mediterráneo y no te exagero si te digo que en ese momento el mundo entero se paralizó conmigo para observar los preciosos ojos verdes de aquella muchacha. Dile a tus amigos los listos que si esto no es sentir que un aqua-rayo me parta en dos. Lo primero que hice antes de articular palabra alguna fue recoger mi corazón que desquiciado de pasión cayó al suelo.
Apenas acerté a pronunciar unos leves balbuceos cuando me cogió de la mano y empezamos a correr. Yo corri sin pensar más que en esos ojos. Oía disparos y gritos pero sonreía sin parar. Nos escondimos en un pequeño portal a un lado de la calle y me abracé a una de sus hermosas gotitas casi sin darme cuenta. Parace gracioso sí, pero la bofetada que me llevé después la recuerdo como si fuera ayer. Conseguimos salir de allí y nos vimos obligados a vivir como fugitivos. Nunca me lo contó pero al parecer ella era fugitiva de su pasado desde hacía mucho tiempo. La verdad es que la suerte nunca le acompañó. Ninguno sabíamos lo que era el amor y no hizo falta, él sí sabía quiénes eramos nosotros. Aún recuerdo aquella noche que alcanzamos Munich. La luna brillaba como un sol de medianoche iluminando nuestro hogar, la calle. Cada uno tenía su destino yo debía salir del país en busca de mi libertad acuática tan añorada y ella debía recuperar a sus amigos. Sin embargo, aquella noche nos prometimos el mar, y no uno cualquiera sino el mismísimo mar cantábrico. Juramos reencontrarnos un día en el mar de mares, sin ataduras ni maletas, sólos el uno para el otro. Y así, se dejó llevar por la corriente del río sin dejar de mirar atrás. Aprendí que se llora por amor, y lo hacen los tontos y los listos, los duros y los débiles, gotas y gotitas, mares y océanos, todos lloran sin excepción. Mi vida continuaba, y a pesar de todo conseguí huir y crucé el enorme charco para llegar a EEUU. Eso sí no sin antes hacer una visita turística a los restos del TITANIC, el cual habían convertido en un parque de atracciones de última generación. Mi llegada a los Estados Unidos coincidió con el final de la segunda guerra acuática. Los militares volvían victoriosos y sabiendo que a partir de ese momento eran la gran potencia mundial. Sin embargo, pronto empezó a hablarse de “sucios rusos comunistas”. Yo no sé si usted entenderá lo que significa pero allí lo podíamos decir como si de un hola qué tal se tratase. Vivía en el lago Michigan de Chicago, pero pronto decidí mudarme una zona de moda entre los que allí llamaban rebeldes. Me marché a un pequeño río de Detroit donde se escuchaba el mejor rock and roll de todo el mundo. Recuerdo que una vez un tal Chuck Berry compuso una canción basada en mi forma de bailar se llamaba “Roll over Josele”, se lo puede creer? Incluso llevaba mi nombre. Aquella época fue inolvidable. En un viaje a la laguna de Memphis llegué a conocer a un hombre al que decían el rey, pero este era un rey de verdad, no como esos que hay ahora que de reyes sólo tienen el apellido, este era el mejor rey que jamás he visto, y sin corona, sólo con una guitarra. Pero aquel tiempo de paz pronto terminó. Me mandaron ir a los monzones del Vietnam a luchar contra unas gotas con los ojos rasgados a los que yo tampoco conocía. Parecía de broma pero las cajas con gotas muertas llegadas desde Vietnam cada vez eran más así que hice oídos sordos y marché a Inglaterra. Me instalé en un pequeño charco de Abbey Road en Liverpool. Allí conocí a un grupo de cuatro amiguetes muy simpáticos a los que les encantaba cantar y tocar instrumentos. A mí m encantaba escribir cosas, y utilizaban mis relatos para cantarlos mezclados con su música. Pronto se hicieron muy famosos e incluso me iba con ellos de gira por todo el mundo."

¿Me está usted diciendo que es el compositor de las canciones de los beatles? - cuestionó con asombro Aída.

"Eso, los Beatles que no me salía el nombre, na yo sólo les cedía mis relatos nada más que iba a hacer yo con ellos, ni que me fuera a hacerme millonario cantándolos. Ya me decían ellos, tus relatos no nos dan dinero solamente nos encanta cantarlos, además todo el dinero que tenemos es de lo que nos mandan nuestras mamás que son ricas. Si es que eran unos chicos tan majetes. De repente un día llegó una gotita con los ojos rasgados como aquellas que había en Vietnam y volvió loco a uno de mis amigos. A partir de ahí todo cambió y decidí volver a mi querida España. Echaba mucho de menos a mi querida Mar y todos mis amigos sin embargo aún no m reuniría con ellos era pronto.
Desde entonces resido aquí en el Estanque del Retiro de Madrid. He tenido la suerte de ver crecer una generación que ha luchado contra la imposición de las gotas más dominantes. Y no se lo van a creer, pero cuando llegué a España aún seguía el pesado del hombrecillo ese que si antes tenía poco pelo y era pequeñito ahora parecía gotita pitufo. Gracias a Dios hace once años llegó en su lugar un rey que no era tan bueno como aquel amigo de Menphis pero al menos permitió que las gotas de agua de toda España eligieran su futuro abriendo el camino hacia la igualdad que todos los mares reclaman."

Pero, ¿y mar? ¿Donde esta? - preguntó Aída sin apenas pestañear.

"Mar hace tiempo que me espera en nuestro lugar preferido. Como dice la leyenda, aquel amor jurado a la luz de la luna, aquel amor que haya aguantado temporales y tormentas, terremotos y fuegos, aquel amor que haya desafiado al mismísimo Dios Neptuno, un amor así, y sólo uno así logrará reencontrarse en el final de sus días con su otra mitad.

Y aquí estoy, esperando el fin de mis días, hasta que neptuno decida recogerme desde el mar Cantábrico y me coloque en el lugar donde a veces los tontos parece que no podemos estar, en la cumbre del sentimiento más grande que existe, el amor."
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