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Categoría: Románticos

Homosexualidad: Descubrimiento, aslimilación y felicidad

El nombre del protagonista de esta historia es Jack, un chico de 16 años con toda una vida por delante para descubrir, pero tal vez nada parecido a lo que llegaría a conocer durante aquel curso de 4º de secundaria:
Jack era un chico entre extrovertido e introvertido, se llevaba bien con todos, no poseía enemigos, era una persona muy amigable, guapo y de buena constitución física gracias a un ejercicio continuado, gracias al cuerpo y su forma de ser, muchas chicas iban detrás de él, pero a decir verdad, él no buscaba novia todavía, aunque le suponía un alago el hecho de que ellas estuvieran locas por sus huesos, aunque él decía que no hacía ejercicio por verse guapo, lo hacía por el hecho de querer estar sano y porque adoraba el ejercicio, con su cabellera castaña sobre los hombros hacía que todas las chicas se les callera la baba a su paso.
El día de la presentación era aquella soleada mañana de jueves, poniéndose una camisa corta blanca y unos pantalones azul oscuro, despidiéndose de sus padres caminó con calma hacía su instituto, pensando para sí dijo “bueno, otro curso más, a sacarlo con ganas”, así que retomó la marcha pero yendo a un ritmo algo más acelerado, trotando, finalmente había llegado a la puerta del instituto, la cuál estaba abierta a la espera de que los alumnos entraran, se dirigió al patio para esperar a que dijeran a quien correspondía cada clase en su misma clase había un chico que no le sonaba de otros años, al parecer era nuevo, no le dio demasiada importancia ya que muchos son los que habrían nuevos allí, poco era lo que se podía destacar de aquel acontecimiento, el director se me acercó, era un hombre de mediana edad, pelo castaño aunque con indicios de canas, una persona amable y paciente, alguien de confianza con quien se pueda hablar:
- ¿Qué tal, Jack?.
- Pues muy bien director, aquí viendo que clase me toca.
- Si mal no recuerdo aquel chico- señalando al chico que había visto momentos antes- creo que también está en tu clase, según he podido averiguar es extranjero, pero domina bien el idioma, ¿por qué no te haces tú su amigo y le enseñas el instituto?.
- No hay problema.
Jack se acercó y dijo:
- Hola, mi nombre es Jack- dije extendiendo mi mano.
- Yo soy Brian- dijo estrechando su mano con la de Jack.
Brian tenía un pelo corto, un pelado al dos más o menos, ojos color verde, un algunas pecas sobre lo que eran las mejillas y un poco sobre la nariz y era de constitución normal:
- El director me ha pedido que te enseñe el instituto debido a que llevo varios años aquí.
- Muy amable por tu parte.
- Oh, no es nada, para eso estamos los compañeros de clase, ¿no?- dijo Jack dándole una palmada en la espalda- de todas formas, eso será un día con calma, porque hoy, no se hace mucho aquí.
- Está bien.
El resto de la mañana se lo pasaron en la aula que sería donde estaría su clase de tutoría, conocer los horarios y todo eso, su tutora, la señorita Emily, una mujer joven, veinticinco años más o menos, pelo pelirrojo por debajo de los hombros, una bella mujer, no era difícil de darse cuenta sobre el hecho de que a más de uno se le habían ido los ojos mirándola, era normal, tenía un cuerpo bastante bien formado, a Jack no le llamaba mucho la atención, cierto que era bella, pero no parecía tener interés en ella, cuando todo acabó, tanto Jack como Brian salieron, tras despedirse Jack se puso en camino de vuelta a su casa, mientras iba de camino, pensó en su familia, un padre que creció bajo las reglas de otra epoca, estricto y no muy aficionado a las cosas nuevas, una madre la cuál era muy comprensiva y cariñosa, por otro lado cuando había que ponerse seria, había un cambio realmente drástico, incluso escalofriante en algunas situaciones, como su padre, no es que estuviera muy de acuerdo con las cosas que pasaban, decían por ejemplo que “las máquinas acabarían quitando el trabajo a las personas”, que “esto ya no es lo que era”, entre otras cosas, Jack suponía que por mucho tiempo que pasara, su padre siempre se seguiría quejando, en fin, ellos eran así, entró en su casa, su padre estaba trabajando en una fábrica y su madre estaría comprando la comida seguramente, Jack subió a su habitación y se tumbó sobre su cama, mirando al techo perdido en sus pensamientos, pensando sobre su futuro y lo que sería de él al acabar la universidad.
Los días pasaron y el primer día de clase había llegado, ese día Jack se dedicó a ver el comportamiento de los profesores, era una antigua manía suya, en el recreo, Brian se acercó a él y le saludo:
- Hey Jack, ¿qué tal?.
- Hola Brian, estoy bien, ¿y tú?.
- Muy bien, por cierto, ¿cuando me vas a enseñar un poco este instituto?.
- Cierto, se me había casi olvidado, vamos a dar una vuelta por el complejo- Jack se levantó y se puso en camino, Brian fue detrás, Jack le fue diciendo cada una de las aulas especificas, una vez terminada la visita, Brian le preguntó:
- ¿Y qué tal los profesores?.
- Bueno, la mayoría los conozco de años anteriores o a través de haber conversado con ellos, todos son buena gente.
- Eso me gusta, odio los profesores que gritan y todo eso, no lo soporto.
- Yo tampoco, soy incapaz de trabajar con profesores así.
- En mi anterior instituto los profesores siempre al parecer tenían un mal día, porque siempre venían un con humor de perros.
- Hay gente para todo.
- Muy cierto.
Los días iban pasando rápido, a Jack le gustaba el instituto, porque sabía que allí que no había que perder el tiempo de clases con el ocio, eso quedaba reservado para el recreo o al salir de clases, pero lo importante en clase era estudiar, eso él lo tenía claro en todo momento, había momentos en los cuales, cuando no había clase, pues era cuando único podía hablar en un aula, en otras palabras, lo más parecido a un alumno modelo, algunas chicas ya empezaban a acercarse a él con el fin de conseguir una cita, a lo cual él respondía con una sonrisa que no estaba interesado, pero que gracias de todas formas, siempre sus respuestas eran amables y libres de cualquier intención de herir, esa amabilidad era lo que a más de una hacía que volviera a intentar ligar con él, era todo un casanova, aunque él negaba serlo (además, también se ve que era modesto), Brian, por su parte, era un buen estudiante, aunque el estudio todavía le fallaba un poco, así que pidió ayuda a Jack, un día se acercó a su mesa y dijo:
- Jack.
- Dime.
- ¿Me podrías hacer un favor?.
- Claro, ¿de qué se trata?.
- ¿Me podrías ayudar con los estudios?.
- ¿Qué tipo de problemas tienes?.
- Bueno, en definitiva, que no sé bien como estudiar.
- Ya veo- dijo dándole dos palmadas en la espalda y luego pasando la mano por encima de su hombro- está bien, te ayudaré, nunca está de más ayudarse entre amigos.
- Muy cierto y gracias, podríamos ir a mi casa, ¿te parece?.
- Está bien, por la tarde en todo caso, ¿no?.
- O por al mediodía si quieres, te quedas a comer allí.
- Eso es un poco brusco, el hecho de ir por primera vez a casa de un amigo y quedarse a comer allí.
- Algo si, ahora que lo dices- decía frotándose la parte de atrás de la cabeza en una expresión de haber cometido un error- entonces, ¿por qué no mejor paso a buscarte por la tarde?.
- Por mi, vale.
- Ok.
Jack y Brian decidieron que Brian fuera a buscar a Jack a una determinada hora y dando a conocer su capacidad de puntualidad, se presentó a la hora indicada, Jack esperaba que se atrasara cinco minutos, lo normal de mucha gente, pero ese no era el caso de Brian, él estaba allí, puntual, cosa que a Jack llamó bastante la atención, mientras se encontraban de camino a la casa de Brian, ambos empezaron a conversar:
- Brian, eres muy puntual, ¿sabías?.
- Si, me gusta serlo, al igual que no me gusta que me hagan esperar, yo no hago esperar.
- Curiosa forma de pensar, trata como quieres ser tratado.
- Exacto.
- ¿Qué me puedes decir acerca de tus padres?, si es que quieres contarme algo, claro.
- No hay problema, veamos, vivo con mi madre, en cuestión a mi padre, nunca le conocí, según mi madre, se fue en cuanto supo que ella estaba embarazada.
- Vaya, ahora me arrepiento de haber preguntado.
- No pasa nada, lo tengo asumido de todas formas, mi madre se llama Mónica, es una empresaria, lo que pasa es que ahora tiene vacaciones y casi siempre está en casa, le gusta el mundo de los tatuajes, de hecho, en una de las habitaciones hay todo un equipo para hacer tatuajes, ella me ha hecho uno, en simbología china para que nunca me olvide de ella.
- Que bueno.
- Ya sabes, si quieres un tatuaje gratis y de calidad, mi madre podría hacerte uno.
- Es muy halagador, pero si mis padres me encuentran un tatuaje, me matan.
Ambos echaron a reír ante aquel comentario:
- ¿Tus padres son de los que no les gusta los piercings, los tatuajes ni nada de eso?.
- Piensan que no vale la pena y que solo sirve para hacerse agujeros y mancharse el cuerpo con tinta imborrable, estoy de acuerdo con ellos que los piercings no me gustan, pero un tatuaje si me habría gustado tener.
- Podrías hacerte uno pequeño en algún lugar discreto, así ellos no se darían cuenta.
- No sé, si me llegara a hacer uno, me gustaría que se viera.
- Ya veo, bueno, hemos llegado.
Antes de que Jack se diera cuenta, estaban frente a una casa de una sola planta, el exterior estaba pintado de un color verde, Brian sacó la llave de su bolsillo y abrió la puerta, haciendo un gesto para que Jack pasara, él entró dentro de la casa y Brian, cerrando detrás la puerta dijo en un grito:
- Ya estoy en casa mamá.
Ese grito había “roto” el silencio que habitaba en el piso, haciendo dar un pequeño salto a Jack:
- Perdona si te he asustado, es lo que siempre hago para dar a conocer a mi madre de que estoy aquí, siempre me dice que entro demasiado silencioso.
- No pasa nada, solo me cogió por sorpresa.
Se escuchaban unos pasos que venían de una habitación próxima, cuando los pasos finalmente tuvieron dueño, en este caso mejor dicho, dueña, se trataba de la madre de Brian, Mónica, era una mujer de 32 años, una mujer muy joven para tener un hijo de 16 años, su pelo castaño rizado le llegaba por debajo de la cintura, para Jack le llamaba mucho a atención un pelo tan largo, pensaba que tenía que ser una gran dificultad tener un pelo tan largo, la madre finalmente se dispuso a hablar, un poco sorprendida por no esperar compañía:
- Vaya, no me dijiste que ibas a traer compañía, Brian.
- Mamá, este es un compañero de clase que me ayudará con los estudios.
- Tú debes de ser Jack, ¿no?.
- Si, señora.
- Mi hijo me ha hablado bien de ti, dice que eres un buen estudiante, ¿es cierto?.
- Pues si.
- Espero que puedas ayudar a mi hijo.
- Estoy totalmente seguro de que su hijo es un buen estudiante, lo que le faltará hábito de estudio, seguramente eso sea todo.
- Esperemos a ver, porque mi hijo es un poquito “vago” para los estudios.
- ¡Mamá!.
- Es la verdad, Shanin y lo sabes.
- ¿Shanin?- preguntó Jack algo confuso.
- Si- contestó Brian- a ver como te puedo explicar, en el momento de que mi madre se quedó embarazada, pues pensó en todo momento que tendría una niña, y tenía incluso pensado el nombre, Shana, pero a uno, que le gusta llevar la contraria, salí niño, aún así, eso no fue un impedimento para que me pusiera el nombre en la intimidad de Shanin, eres el primero fuera de el circulo familiar que lo sabe (el circulo familiar es mi madre y yo nada más).
- Vaya, lo tomaré como un cumplido el que me lo hayas dicho.
- Bueno chicos, no os entretengo más, Jack, haz de este chico algo más que una cosa bonita.
- No hay problema, haré de este muchacho toda una maquina de estudiar y sacar aprobados.
- Vaya Jack, eso sonaba a palabras de profesor particular- decía mientras soltaba una carcajada.
Pues si, ahora que lo dices, si- Jack también se rió con ganas.
Y así fue el primer día de refuerzo de estudio, quedaron tres veces en semana (el tercero un sábado) para que le pudiera ayudar con los estudios, en un principio, Brian se quejaba de que era un aburrimiento y que no podía hacerlo, Jack tuvo que presionarle un poco para que consiguiera ponerse, las semanas iban pasando y los resultados a las agotadoras horas de estudio empezaban a verse reflejados en los exámenes, en los descansos que hacían mientras estudiaban les dio la oportunidad de conocerse mejor, una día mientras descansaban, Brian preguntó:
- Oye Jack, ¿cómo es que tienes tantas chicas yendo detrás de ti y no te decides a coger una para salir y esas cosas?.
- Bueno, yo no quiero hacer daño ni que me hagan daño, es por eso por lo que yo busco a alguien que me guste, ellas dicen que quieren salir conmigo y todo eso, pero yo por ellas no siento nada, por eso intento decir que “no” lo más delicadámente posible.
- ¿Como piensas conocer a esa chica si no sales con ellas?.
- Sencillo, a una persona se le conoce bien hablando con ella.
- Las citas están para eso, ¿no?.
- No sé que pensar exactamente sobre las citas, pero yo creo que lo mejor es hablar con esa persona en cualquier lado donde ambos no se sientan incómodos, yo veo una cita como quedar con alguien a una hora determinada en un lugar determinado, la gente cree que eso es una oportunidad para ligar y todo eso, yo no sé bien que pensar sobre eso, ¿qué opinas tú?.
- ¿Yo?, bueno, yo creo que una cita es para hablar con una persona a solas, con tranquilidad y sin creer que alguien pueda estar mirando en ese momento, por otro lado también puede ser usada para ver algo de interés común entre personas- todo esto lo había dicho con un rubor que Jack había notado de forma superficial lo cual no le dio mucha importancia.
Los exámenes iban llegando y las notas iban subiendo, la madre estaba realmente contenta con Jack, la mejor sorpresa fue cuando incluso en uno de los exámenes tanto ni Brian como su madre pensaría que llegaría a sacar, se trataba de un 10, un examen perfecto, en este punto hasta se le saltaron las lágrimas de felicidad a la madre, entonces, una mañana de sábado, Jack se encontraba delante de la puerta, cuando la madre salió y le recibió amablemente como siempre hacía:
- Buenos días, Jack.
- Buenos días, señora, ¿está Brian?.
- Si, pero sigue durmiendo.
- Entonces volveré más tarde.
- No hace falta, pasa.
A Jack le resultó extraño entrar en la casa de su amigo sin que su guía fuera el propio Brian, mientras avanzaban por el pasillo ella le dijo:
- Tengo que agradecerte lo que estás haciendo por mi hijo.
- Yo ya me siento agradecido por el hecho de que él esté sacando tan buenas notas, incluso un diez en un examen, eso me sorprendió hasta a mí.
- Ya, pero me gustaría pagarte de una forma especial.
Jack la siguió hasta una habitación, en su interior había una camilla, un sillón y sobre una mesa, pintura y un raro instrumento que Jack no había visto antes:
- Verás, quiero hacerte un tatuaje como muestra de mi gratitud.
- Eres muy amable, pero mis padres si me lo ven, me matarán.
- No va a ser nada desagradable, te lo puedo asegurar, quitate la camisa y tumbate boca abajo sobre esa camilla.
Haciendo caso a las instrucciones, Jack se tumbó boca abajo sobre aquella fría camilla, ella se sentó y se puso unos guantes de latex, tras eso, empezó a hablar:
- Bueno, a mi me has parecido todo un cielo haciendo eso, así que te voy a hacer unas alas de ángel en la espalda, ¿te parece?.
- Está bien.
- Tus padres no te podrán decir gran cosa, porque el dibujo será muy bonito y además se podrá saber que eres todo un ángel caído del cielo.
Jack se sonrojó ante tal alago, mientras ella preparaba las cosas para empezar a tatuar, todo el ambiente alrededor era tranquilo, todo era silencio, hasta que la máquina para tatuar empezó a sonar, antes de empezar, Mónica dijo:
- Ahora quiero que te relajes, notarás punzadas, pero no te preocupes, mientras no hagas ningún movimiento brusco no te pasará nada, ¿entendido?.
- Si.
- Muy bien, vamos allá.
Jack notaba como la aguja de aquel instrumento iba pintando sobre su espalda, eran como picores, pero algo bastante soportable, al cabo de media hora, Mónica empezó a hablar con él:
- Vamos a hablar para hacerte olvidar las punzadas, dime, ¿qué hace un chico como tú sin novia?.
- Para ser sinceros, no busco novia, no estoy interesado en tener ninguna, me encuentro muy bien como estoy.
- Pero, ¿deberás tener a las chicas como perritos falderos, no?.
- No creo que sea para tanto realmente, bien es verdad que más de una me ha puesto el ojo encima, pero no estoy por la labor de tener novia todavía.
- Ojala mi hijo tuviera un novio como tú, no ese tío con el que sale- esta frase la dijo casi como un susurro, por lo cual, Jack apenas entendió lo que ella dijo.
- ¿Dijiste algo?.
- ¿Eh?, no- ella pensaba sobre el hecho de que su hijo todavía no le había contado a él su historia, ella contaba con que lo hiciera, hasta ahora, solo ella sabía de aquella historia, pero su hijo siempre temía a las consecuencias, a la represión de la sociedad y todo lo que conlleva consigo.
Medía hora más tarde, Mónica empezó con la otra mitad, una de las alas ya estaba terminada, ahora, había que empezar con la otra, en ese momento, entró Brian:
- Mamá, ¿estás aquí?.
- Si, Shanin, pero ahora no me molestes, estoy haciendo un tatuaje.
- ¿Un tatuaje?, ¿a quien?.
Entonces, Jack se miró a Brian y este dijo sorprendido:
- Vaya, Jack, pensé que no te ibas a hacer un tatuaje y encima parece uno grande.
- Bueno, es la forma que tuvo tu madre de agradecerme lo que hago por ti.
- Está bien eso.
- Shanin, ¿por qué no vas fuera hasta que termine?.
- Si mamá.
Brian cerró la puerta al irse y la siguiente media hora era la que concluía el trabajo de toda una hora, fue cuando Mónica dijo:
- Ya está, ya puedes levantarte.
Jack se levantó, algo dolorido por la espalda debido al tatuaje y mirando de reojo vio el tatuaje, se trataba de unas alas de ángel que nacían de ambos lados de la columna vertebral a partir del centro de la espalda, que luego se alzaban hasta los omoplatos y luego caían hasta el final de la espalda, era algo totalmente increíble, Jack se sentía realmente feliz con semejante obra de arte en la espalda, Mónica le dijo:
- Te recomiendo que cojas una toalla y mientras ayudas a mi hijo, el sol te irá secando la pintura, sal al salón ahora te doy una toalla, importante es que no te apoyes contra nada, ¿entendido?.
- Si.
Jack salió al salón y en seguida Brian fue a mirar como era el tatuaje:
- A ver que te a hecho mi madre.
Jack se dio la vuelta y le enseñó aquellas alas:
- ¡Brutal!- dijo Brian mientras intentó tocar el tatuaje hasta que la mano de la madre lo paró.
- No lo toques todavía, está muy fresco, id afuera y estudiad allí fuera.
- Está bien mamá.
Jack y Brian salieron afuera, se trataba de un terraza, Jack extendió la toalla sobre el suelo y se tumbó cuidadosamente sobre la toalla boca abajo mientras Brian cogía sus libros y se sentaba al lado de Jack, la mañana pasaba lenta, a Jack esto le recordaba a estar en la playa tomando el sol, él atendía las dudas que tenía Brian sin ni siquiera abrir los ojos, era la una de la tarde cuando Jack decidió volver a su casa, así que despidiéndose de Brian y su madre, se puso en camino a su casa, él sabía que no tenía que dejar ver el tatuaje, de lo contrario eso contraería problemas, problemas que él no quería tener, aquella noche era calurosa, bastante calurosa, por lo cual, Jack no aguantaba con una camisa puesta, así que tuvo que ir por la casa con el torso al descubierto, él ya se había olvidado de lo que conllevaría llevar la espalda al descubierto, pero no había pensado en ello, mientras bebía un poco de agua, oyó un ruido de una silla moviéndose, cuando se dio la vuelta y pudo ver a su madre con una cara mezcla de terror y asco:
- ¿Qué te has hecho en la espalda?.
En ese momento, como un flash recordó el tatuaje que llevaba en su espalda, por otro lado, a él le gustaba el tatuaje, era bonito y no era ofensivo, no tenía la intensión de quitárselo.
- Es un tatuaje, ¿te gusta?.
- Pero, ¿cómo has podido hacerte semejante cosa en la espalda?.
- Bueno, fuiste tú quien me enseño a aceptar los regalos que se me hacen, esto fue un regalo.
- Te lo vas a quitar.
- No quiero hacerlo.
- ¿¡Cómo!?, te voy a traer a tu padre y él te pondrá en cintura.
La madre se fue en busca de su marido, en estos casos, Jack estaría lleno de miedo, pero ahora que lo pensaba, ellos se encontraban empeñados en protegerle, con 17 años ya iba siendo hora de empezar a creer según sus propios criterios que era lo que le convenía y que no, en ese momento apareció su padre y dijo:
- A ver, así que te has hecho un tatuaje, ¿eh?.
- Si.
- ¿Con qué permiso lo haces?.
- Con el permiso de poder pintar mi cuerpo.
- Esas cosas primero se nos consultan.
- No haría falta, ya que vosotros me hubierais dicho que no, os conozco bien.
- Y según tu madre no te lo piensas quitar, ¿verdad?.
- Totalmente verdad.
- Muy bien, hasta que no decidas quitarte el tatuaje no vas a comer, así de simple.
- Así que me vas a hacer morir de hambre a ver si así, con el hambre, quieres que ceda a lo que dices, pero creo que vas por muy mal camino por ahí.
Dicho esto, se abrió camino entre los dos padres, pero mientras caminaba lentamente hacía su habitación, oyó a su padre decir:
- ¡Eh!, ¿quién te ha dado permiso para que te vayas?, vuelve aquí.
- Ponme a prueba papá y verás que ya no soy el mismo niño con que podiaís hacer a vuestro antojo.
Con estas últimas, Jack se metió en su habitación, tumbándose en su cama dijo:
- Si mi padre es capaz de ser firme a su palabra, me moriré de hambre en dos días, por otro lado, estás alas estoy más que seguro que no solo significan que soy una buena persona, estas alas son símbolo de libertad, de cambios en mi vida y poner fin a la opresión de mis padres y hacerles entender que yo tengo mis propios gustos, que hay que avanzar y dejar viejas creencias atrás.
Inspirando hondo, se levantó de su cama, abrió la puerta y bajó al salón, allí estaban sus padres viendo la televisión, cuando lo vieron bajar, apartaron la vista del televisor y se fijaron en él:
- ¿Ya vienes a decirme que te vas a quitar ese tatuaje?.
- No, es más, este tatuaje me ha hecho comprender que ya va siendo hora de dejarme tomar mis propias decisiones, comprended que tengo casi los 18, este tatuaje fue un regalo, además, son unas alas, unas alas de ángel, es una forma de decir que soy bueno, además, estas alas me han enseñado que va siendo hora de que me dejéis tomar mis propias decisiones, miradlo de cerca, no os pido que lo aceptéis, pero sí que lo miréis y veréis que no es nada malo.
Él se sentó de espaldas a los padres y pudo notar las manos de la madre tocando aquel mural viviente, al poco ella dijo:
- Es precioso, espera, aquí pone algo.
De eso Jack no sabía nada:
- ¿Qué pone?.
- Pone: Un ángel caído bendiciendonos con su compañía día tras día.
- Vaya, tal vez como vi el reflejo de lejos, no vi esas letras.
- Es bonito, ¿no crees, cariño?.
- Bueno Jack, tienes razón con lo que dices, va siendo hora de que vayas tomando tú las riendas de tu vida, puedes quedarte con el tatuaje, pero eso si, no quiero que lo vayas mostrando por la casa, quitale las mangas a una camisa, haz lo que creas conveniente, pero no quiero verte ese tatuaje, ¿entendido?.
- Gracias papá.
- Anda, ve arriba y ponte algo debajo de eso antes de que me arrepienta.
Jack se fue feliz sabiendo que por fin había conseguido convencer a sus padres de algo, el lunes, Brian y Jack se encontraron, Brian se sentó al lado de Jack y le dijo:
- ¿Han visto tus padres el tatuaje?.
- Si.
- Menudo numero te habrán montado, ¿no?.
- En un principio si, pero tras una conversación, logré convercerles, a mi madre incluso le gustó, mi padre se conforma simplemente con que no lo vaya mostrando por mi casa, por lo cual he tenido que cortar algunas mangas de mis camisas para poder ir por casa en días calurosos.
- Bueno, al menos les has convencido que ya está muy bien.
- La verdad es que si.
El viernes de esa misma semana era un festivo, Jack se encontraba tumbado en la cama, era un día festivo y se encontraba sin saber que hacer, hasta que su móvil sonó, lo cogió de inmediato y respondió:
- ¿Diga?.
- ¿Jack?, soy Mónica, la madre de Brian.
- ¿Qué ocurre Mónica?.
- Es mi hijo, está pasando por un bajón, a ver si podrías pasarte para ver si consigo consigue desahogarse, desde ayer por la tarde lleva así.
- Bueno, dame 15 minutos y estoy allí.
- Está bien.
Dicho eso, Jack colgó y se puso en camino lo más rápido que pudo hacia la casa de Brian, 10 minutos ya estaba allí, eso sí, sin aliento, tocó el timbre y su madre salió:
- Gracias a dios Jack, vamos, pasa.
Jack pasó a través del largo pasillo hasta llegar al salón:
- Él está en su cuarto.
- Voy a ver si puedo sacarle algo.
Jack tocó a la puerta dos veces y pudo escuchar un leve “adelante”, cuando entró, pudo ver a su amigo, con la cabeza baja, la mirada perdida, como si lo que estuviera a su alrededor no importara:
- Brian, tu madre me ha llamado, decía que estabas muy decaído y he venido a ver que te pasaba.
- Muy amable por tu parte, pero no estoy de ánimos para estar con nadie.
- Eso me indica que algo gordo te pasa, verás, a mi me lo puedes contar si quieres, yo no soy de los que cuentan las cosas si no quieren que sean contadas, además, hablar normalmente sirve para desahogarse- dijo mientras se sentaba en el borde de la cama.
Hubo un minuto de un incomodo silencio, el silencio fue roto por unos sollozos que provenían de él, Jack le miró, vio como de su cara empezaron a aparecer lágrimas, una, luego otra y así cayeron hasta que finalmente, instintivamente se abrazó a su amigo llorando, Jack, al verle en semejante estado le dio varias palmadas en la espalda para que se tranquilizara, mientras él decía entre sollozos:
- No es justo, ¿por qué me tuvo que pasar a mi?.
- ¿Qué ha pasado?- preguntaba Jack desconcertado.
- ¡Mi novio, me ha roto el corazón!.
La palabra “novio” le llamo mucho la atención viniendo de un chico:
- Entonces, ¿tú eres gay?.
- Si, espero que no dejes de ser mi amigo por eso.
En ese momento, Jack se encontraba confuso, por un lado uno de sus mejores amigos resultaba ser gay, por otro lado, el corazón le dio un fuerte golpe, pero eso no le dio importancia en ese momento, lo que le importaba era que su amigo se desahogara y dejándole llorar todo lo que quiso sobre él, una vez que terminó, Brian dijo:
- Siento que hayas tenido que presenciar esto.
- No pasa nada, lo que más importa es que ahora ya estás mejor.
- Supongo que te habrá sorprendido el hecho de que sea gay, ¿no?.
- Más que sorprenderme, me ha llamado la atención, es algo que no me esperaba.
- Bueno, ya es otra cosa que sabes que no saben, salvo mi ex ahora claro.
- ¿Por qué no me lo habías dicho antes?.
- Pues por miedo, es duro que todavía la sociedad no acepta plenamente a la gente gay, por eso temía decírtelo, por si luego me ibas a coger como “asco” e ibas a dejar de ser mi amigo.
- Bueno, supongo que más vale tarde que nunca, aunque creo que tienes razón, la gente todavía le cuesta acostumbrarse a la gente homosexual, mis padres por ejemplo no ven con buenos ojos a esas personas, los toman como bichos raros, en cambio yo, los veo como personas normales, porque eso es lo que son, tú por ser gay no eres inferior a mi, eres igual, ambos somos iguales.
Tras decir estas últimas palabras, Brian le volvió a abrazar con fuerza, aquellas palabras le habían conmovido, cuando Jack se sintió abrazado, el corazón le volvió a dar otro vuelco, le parecía que se le iba a salir fuera del cuerpo, “pero, ¿qué me pasa?” se preguntaba, durante los días siguientes su confusión le distraía un poco de las clases, incluso de lo que hacía, tenía que hablar con alguien, pero, ¿con quién?, esa era su pregunta, pensó que la tutora podría ser una buena opción, aprovechó un recreo para ir a hablar con ella, tocó en la puerta de la clase y se escuchó un “pase” y entró:
- Oh, Jack, eres tú, ¿qué te trae por aquí?.
- Tengo que hablar con usted, ¿puedo sentarme?.
- Adelante, toma asiento.
Jack se sentó próximo a ella y dijo:
- En si, no tiene que ver nada con las clases, pero tengo una duda y no sé a quien recurrir.
- Bueno, díme a ver si te puedo ayudar.
- Esto queda como algo confidencial, ¿no?.
- Totalmente, si tú no quieres que se sepa nada, no se dirá nada.
- Está bien, bueno, la cosa es que hace cosa de un par de días, el viernes pasado, pues visité a un amigo que estaba algo decaído y entre lloro y lloro me confesó que era gay, pero mientras estaba abrazado a mi, noté como si el corazón se me fuera a salir, era algo que no había notado hasta ese momento, a partir de aquel día, estar con él, hablarle y todo eso me resulta más gratificante ahora, me siento muy a gusto con él y cosas así.
- Ya veo, ¿has pensado en la posibilidad de que ahora hayas descubierto tu orientación sexual?.
- ¿Quieres decir algo como que me acabo de dar cuenta ahora que soy gay?.
- Puede ser, pero no sé, eso creo que lo tendrás que averiguar por ti mismo, yo solo he llegado a esa conclusión, tal vez esté equivocada, pero es un poco lo que deduzco a través de lo que me has dicho.
- Lo tomaré en cuenta, gracias por oírme profesora.
- Para nada, aquí siempre serás bien recibido.
- Gracias.
¿Ser él gay?, la verdad es que le sonaba un poco extraño, aunque más extraña sería la forma de saberlo, ya que no tenía ninguna idea de sobre como hacerlo, pensaba sobre el hecho de tal vez decírselo a Brian, porque tuvo que pasar por algo para saber que era gay, así que se lo preguntaría, aunque no ese mismo día, esperé hasta el sábado, las notas iban bien por lo que no hizo falta estudiar, ese día lo aprovecharon para tomar el sol en la terraza, era mejor que la playa, no había gente molestando, ni ruidos molestos, todo paz absoluta, allí tomaban el sol los tres: Jack, Brian y Mónica, ella entró dentro de la casa y fue cuando entonces Jack decidió sacar el tema:
- Brian, tengo una duda, más que una duda estoy confuso.
- ¿De qué se trata?.
- Verás, estube hablando con la tutora hace poco sobre lo que paso el viernes pasado aquí, pero no mencioné tu nombre ni nada por el estilo, le hablé de lo que sentí yo en ese momento.
- ¿Lo que sentiste en ese momento?- preguntó Brian intrigado.
- Si bueno, cuando me abrazaste y luego me dijiste que eras gay, pues en esos momentos me sentía muy extraño, no era asco, no era nada malo lo que sentía, era algo bueno, pero que nunca había sentido antes algo parecido.
- ¿Crees que eres gay?.
- Es que no estoy seguro, fue lo que la tutora me dijo, que a lo mejor podría haber encontrado mi verdadera orientación sexual, pero tengo que averiguar la manera de estar seguro y eso te iba a preguntar, ¿cómo supiste en su momento que eras gay?.
- Bueno, para saberlo hay que remontarse unos siete meses atrás más o menos, en mi clase había todo tipo de chicas preciosas y los chicos no les quitaban los ojos de encima, yo por mi parte, las veía como las otras chicas, su belleza para mi no era gran cosa, es más, creo que mis compañeros solo les hacían halagos para poder ligarselas, pero sin embargo yo tenía los ojos en un chico, me era raro pensar que un chico fuera tan bello, no podía quitármelo de la mente, un día me armé de valor para decirle que sentía algo por él, obviamente, tenía mucho miedo, era un chico con el que no hablaba demasiado y no sabía como iba a reaccionar, pero cuando se lo dije, él me preguntó: “¿De verdad crees que me quieres o solo estás confuso?”, yo ante esa pregunta, me quedé de piedra, luego me volvió a preguntar “¿Quieres salir de dudas?”, yo le contesté que si y sin avisar ni nada, me dio un beso en la boca, cuando noté su lengua entrando en mi boca, era como si todas mis fuerzas se me hubieran ido del cuerpo, parecía un títere sin vida, pero cuando aquellos labios se separaron de los mios, recuperé toda la fuerza, mi corazón estaba yendo a un ritmo que nunca había notado en mi vida, tras separarse me dijo “Bueno, no te has apartado de mí y parece que incluso te ha gustado, así que supongo que eres como yo” y tras eso me dio otro beso, aunque, cometí un error grave y era el hecho de no conocerle mejor, hacerme su novio demasiado rápido, pero bueno, así fue como supe que era gay, ¿quieres pasar tu también por esa prueba para salir de dudas?.
- Supongo que estoy dispuesto- dijo un poco inseguro.
- Está bien, ¿sabes?, por un lado estaba deseando que pasara algo de este estilo para poder besarte- decía mientras iba a gatas hacía Jack, cuando se encontraba a pocos centimetros de su boca dijo- vamos a quitar esa confusión ahora mismo.
Entonces, Brian juntó sus labios con los de Jack y su lengua entró desesperadamente en la boca de Jack como si andara buscando algo, para Jack, aquella sensación había sido totalmente nueva, durante un instante, se mezclaron muchas sensaciones en su mente, pero todas fueron eclipsadas por una: placer, le gustaba aquel beso, así que sin vacilar, Jack metió su lengua dentro de la boca de Brian para dejar claro que le gustaba aquello, en ese momento se escuchó una voz:
- Vaya, esa si es una buena forma de consolación después de una ruptura.
Ambos miraron y se llevaron una gran sorpresa cuando vieron que Mónica los observaba mientras se besaban, al darse cuenta de la situación, se separaron lentamente:
- ¿Sabes Jack?- preguntó la madre- no esperaba que al final fueras gay, pero ya viendo que al parecer lo eres, haríais una gran pareja los dos, ¿no crees?.
Jack miró a Brian y este sin palabras le contestó con una sonrisa, sin palabras se llego a una conversación que tuvo como final un “si”, entonces se besaron de nuevo, la madre, contenta dijo:
- ¡Esto hay que celebrarlo!
Y así fue, lo celebraron entre los tres, los tres contaban cosas, Jack por ejemplo contó como convenció a sus padres para dejarse el tatuaje entre otras cosas, daban las once de la noche y fue cuando Jack se tuvo que ir, muy a su pesar para ser sinceros, allí, como él mismo había dicho, se encontraba mejor hasta que en su propia casa, cuando entró en su casa, la madre, haciendo de aquello como un drama dijo:
- Hijo mio, ¿donde has estado?, hemos estado muy preocupados.
Luego salió el padre y dijo:
- ¿Qué horas piensas que son para llegar, eh?.
- Son las once de la noche nada más.
- Si, pero no has venido ni a almorzar ni a cenar.
- Estabamos celebrando una cosa en la casa de Brian, almorcé y cené allí, luego me vine aquí.
- ¿Brian?, ese amigo tuyo que la madre te hizo el tatuaje, ¿es ese?.
- Si.
- Creo que ellos te están alejando de nosotros.
- Mamá, estás exagerando.
- ¿¡Como que exagero!?, antes venias puntual a las horas de comer y ahora ya ni vienes, ni llamas, ni nada.
- Solo ha sido hoy, lo dices como si llevara mucho tiempo haciéndolo.
- ¿Ves?, hasta el carácter te está cambiando, no quiero que sigas visitando a ese chico.
La madre había hecho de un pequeño despiste tal como no llamar para avisar que no llegaría a las horas de la comida a ser un desastre familiar, Jack pensó que tal como estaban las cosas en ese momento no era buena idea decir su nueva condición sexual, durante los días siguientes, cada vez que Jack salía, su madre le preguntaba que a donde iba, que no se acercara a esa familia y demás cosas por el estilo, una noche, harto de los interrogatorios nocturnos y los avisos cada vez que salía fuera de su casa dijo:
- Os voy a decir una cosa a los dos, ¡en casa de Brian siempre me encuentro mucho más a gusto que aquí!.
Tras decir esto, se marchó a su cuarto y se tumbó para pensar sobre la posibilidad de marcharse e ir a vivir con Brian y su madre, le gustaba mucho la idea, era un cambio de ambiente bastante considerable entre su casa y la casa de Brian, por otro lado cabría la posibilidad de que sus padres, ya fuera de sí, llamaran a la policía o algo al creer que fue por culpa de Mónica, que Jack se fuese de casa y él no quería darle ningún tipo de problema a Mónica ni a Brian, “¿tendré que intentar hacerles entrar en razón de nuevo?” pensó Jack, pero tenía serias dudas sobre la efectividad esta vez, la primera vez con el tatuaje tuvo suerte, pero esta vez estaba seguro que no la tendría, lo que si que no estaba dispuesto a decir, al menos no en persona, que se había convertido en gay, de ser así, su padre directamente lo mataría y su madre se sentiría avergonzado de él, eso tal vez fue lo que más le incitó a irse, el no ser comprendido por sus propios padres, así que se levantó y cogiendo una mochila, la llenó de ropa y alguna que otra cosa más, tras cerrarla pensó durante un momento “no puedo irme ahora, es demasiado tarde, esperaré a mañana”, se cambió y se acostó en la cama para pasar su última noche en aquella casa.
Eran las diez de la mañana cuando Jack despertó, había llegado el momento de cambiarse e irse hacía su nuevo destino, pero no sin antes hablar con sus padres, bajando las escaleras, con paso sereno, pero seguro, se metió en la cocina donde estaban ambos padres y dijo:
- Me voy.
- ¿A donde?.
- A casa de Brian, me voy de esta casa.
- Tú no te iras a ningún lado, jovencito- dijo el padre levantándose de la silla.
- Si me iré, allí me siento mucho más feliz que aquí, porque allí se me trata como una persona y no bajo reglas y prejuicios.
- ¿De qué hablas?.
- Siempre estáis criticando mis acciones y creyendo que todo lo que hago está mal, va siendo hora de que si no aceptáis lo que hago, menos vais a aceptar en lo que me he convertido.
- ¿En lo que te has convertido?.
- Adiós.
Sin decir nada más, Jack se fue de la casa, caminando lentamente pensó sobre sus ultimas palabras “menos vais a aceptar en lo que me he convertido”, esas palabras eran muy acertadas, ellos veían a las personas homosexuales como elementos raros, entonces, a los ojos de sus padres, su hijo pasaría de ser su hijo a ser un elemento raro, tal vez esta no era la mejor manera de hacer las cosas, pero no tenía otra cosa en mente, cuando se encontraba en la puerta de la casa de Brian, tocó y espero a ver si alguien abría, al poco salió Brian y dijo algo sorprendido:
- Jack, ¿qué te trae por aquí?.
- Brian, ¿podría quedarme en tu casa por un tiempo?.
- No hay problema, pero me tienes que decir que ocurre.
- Lo haré.
- Pasa entonces.
Jack dejó la mochila al lado del sofá y se sentó en el sofá, con la cabeza baja, un poco apenado por lo sucedido, Brian se sentó a su lado y le dijo:
- Ahora quiero que me lo cuentes todo.
- Bueno, me he ido de mi casa, es un ambiente tan diferente entre mi casa y tu casa, me agrada muchísimo estar aquí, pero ahora que sé mi verdadera condición sexual, me siento todavía más a gusto.
- ¿Por qué lo dices?.
- Pues porque mis padres ven a los homosexuales como unos bichos raros y si superan que su hijo es gay, no quiero hacerme a la idea de la vergüenza que deberán sentir ambos cuando lo sepan, pensar en sus miradas ya me pone malo, una mirada como de desprecio, como decir “este no es mi hijo”- sin poder remediarlo, Jack se echó a llorar, en este momento fue Brian quien consoló a Jack, Brian pensaba que Jack tenía razón, vivir con gente que no comprenden a la gente como Jack o él mismo era duro, por suerte su madre desde un primer momento le apoyó, pero Jack no lo tenía tan fácil, él se veía obligado a mantener una careta ante sus padres solo por no defraudarlos más.
- No te preocupes, ya llegará el momento de decirlo y tarde o temprano, te aceptarán como eres.
- ¿Tú crees?- dijo entre sollozos.
- Claro, pero hay que ver una situación y una manera de hacerlo, pero no te preocupes por eso ahora.
- Gracias- decía mientras se secaba las lágrimas.
En ese momento apareció Mónica, ella al ver la escena preguntó:
- ¿Qué ocurre aquí?.
- Mamá, ¿Jack puede quedarse aquí?, porque se fue de casa ya que no se sentía bien cómodo allí.
- Claro que se puede quedar, se puede quedar todo el tiempo que quiera, supongo que tus padres son más cerrados que yo en cuestión de aceptar a la gente por sus condiciones, pero tendrás que hacerles saber que estás bien.
- Haré todo lo posible para que no hagan nada contra vosotros, lo que menos me interesa es que mis padres si lo hagan, porque ya para mi, sois mi segunda familia- y sin más palabras, abrazó primero a Mónica y luego a Brian, era un abrazo cargado de cariño y afecto.
Esa misma noche, Jack llamó a sus padres para hacerles saber que estaba bien, una voz suave sonó al otro lado del teléfono:
- ¿Diga?.
- ¿Mamá?.
- ¡Jack!, hijo mio, me tienes muy preocupada, a tu padre también.
- Lo sé y lo siento, pero no pienso volver.
- ¿Por qué?.
- No lo comprenderíais de todas formas quiero que sepáis que estoy bien, tendréis noticias mías cada día, así que no os preocupéis, ¿vale?.
- Hijo, dinos que hemos hecho mal para remediarlo.
- Mamá, es algo que aunque os lo dijera, no sé si algún día llegarías a comprender, os prometo que lo diré, pero primero tengo que pensar como, que todo vaya bien por allí, volveré a llamar mañana, cuidate.
- Cuidate mi niño.
Jack colgó el teléfono y miró hacía el techo, pensando “ahora toca vivir mi vida como un gay, que feliz me siento”, a partir de aquel día la vida había tomado más color que nunca, se encontraba cada día feliz al despertar junto a Brian, ambos se ayudaban en todo lo que podían y eran una pareja feliz, cada noche Jack llamaba a sus padres para hablar como le había ido el día y saber como estaban las cosas por ahí, su madre, incansable, le pedía día tras día que le dijera eso que no comprenderían, cada día decía que el día estaba más próximo y que todo se iba a aclarar, a Brian no le comentó nada, quería que para él fuera una sorpresa también, Mónica estaba encantada con Jack, al parecer era mucho mejor que el novio que tenía antes Brian, cada día que pasaban, ambos se querían más, a veces se daban besos muy discretos cuando estaban con gente, Jack parecía estar en las nubes con él, los estudios iban mejorando al igual que el amor, el esperado día de la graduación había llegado, todo un año de duro esfuerzo por fin dieron frutos en forma de diploma, los padres de Jack estuvieron presentes cuando Jack cogió su diploma y aplaudieron fuertemente, el último fue Brian, su madre aplaudió tanto como pudo antes de que le empezaran a doler las manos, estaba realmente emocionada, Brian situándose al lado de Jack dijo:
- Estoy muy feliz, y te lo debo todo a ti, querido.
- Yo solo te he dicho como hacerlo, tú lo has puesto en practica, por cierto voy a decirles algo a mis padres- y desde allí grito a sus padres- mamá, papá, ¿quereís saber por qué os dije que no íbais a entender si os explicaba lo que me pasaba?.
- Dilo, Jack, por favor.
- Esto es- dijo mientras pasaba los brazos por detrás del cuello de Brian y mirándole de forma tierna, le clavó un beso y su lengua salió disparada dentro de la boca de Brian, este se quedó sorprendido unos segundos antes de volver a reaccionar y entonces fue cuando puso sus manos alrededor de las caderas de Jack y le devolvió el beso, lo primero era silencio, luego los aplausos de una persona, era Mónica, los aplaudía por tener el valor de hacer eso delante de tanta gente, pero después de esos aplausos vinieron otros muchos de todo el público, cuando se separaron y vieron el panorama, todo el mundo aplaudía, se podía escuchar algunos “bravo” y otras cosas, ambos miraban atónitos lo que su escena había causado en el público, los padres de Jack, sorprendidos por lo que había hecho su hijo, aplaudieron también, ese era la famosa cosa que no podía decir, cuando todo finalmente se había calmado, Jack y Brian bajaron para hablar con los padres de Jack:
- Así que esta era la cosa de la que no íbamos a entender, ¿no?.
- Así es.
- La verdad es que no esperábamos esto, pero todo este tiempo que has estado fuera de casa nos ha hecho pensar que bueno, si lo que haces te hace sentirte feliz, no tenemos por qué impedírtelo siempre y cuando no te haga daño a tu salud.
- ¿No estáis enfadados conmigo entonces?.
- Para nada.
- ¡Gracias!- dijo Jack mientras abrazaba a sus padres.
- Y claro está, tu novio y su madre siempre serán bien recibidos en casa, todo sea por tu felicidad.
- Muchas gracias señores- dijo Brian mientras estrechaba la mano con los padres de Jack, mientras, Mónica se acerco y dijo.
- Hola, ustedes deben de ser los padres de Jack, mi nombre es Mónica, la madre de Brian, mucho gusto.
- Igualmente- dijeron ambos padres.
A partir de ese día, todo volvió a la normalidad, Jack volvió a su casa y las dos familias se llevaban muy bien, con 25 años decidieron adoptar una niña para cuidarla como fruto de aquel amor y aunque a ojos de algunos, eran bichos raros, muchos de sus amigos los aceptaban y lo más importante, sus familias los respetaban.
FIN.
Idea original: Sohan de frómista.
Guión e historia: Shinsen
Datos del Cuento
  • Categoría: Románticos
  • Media: 6
  • Votos: 21
  • Envios: 0
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