Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Cuento
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Cuento
Categoría: Tradicionales

IMSOMNIO

Sé que es imposible para mí ver televisión por mucho tiempo. La razón es que no soy como mucha gente que pueden hacerlo y pasarla entretenido, o simplemente estar al tanto de las informaciones que llegan por esa vía. A mí, en cambio, eso me harta y llega a dolerme terriblemente la cabeza... No se trata de un mal de la vista ni del colesterol, no, no es eso. Lo que pasa es que no duermo, y me gusta estar despierto la mayor parte del tiempo que me queda de existencia, aunque no me guste, tengo que hacerlo desde aquel día.

Si, desde aquel día en que supe que iba a morir, así como toda la gente que conocía, y que no conocía. En ese tiempo tenía seis años, y era el cumpleaños de mi tía. Ella cumplía cuarenta años. Aquel día, toda la familia estaba divirtiéndose de lo lindo. Adornaban toda la casa, preparaban mucha comida, compraban gaseosas, el teléfono timbrando sin parar, alegre música a todo volumen por toda la casa, y todo el mundo gritando para conversar. Los más pequeños, así como yo, corríamos de un lado para otro, como si fuéramos perros y gatos, trepándonos por las sillas, las camas, cogiendo almohadones de las camas, y tirándonos por nuestras cabezas. Todo era tan loco y tan divertido que pensé que así sería el resto de mi vida. De pronto, algo pasó, algo que me sacó del lugar en que mi conciencia se hallaba. Escuché dentro de mí, como un silencio total, y desde ese momento tuve una percepción diferente de todo lo que me rodeaba, era como si todo lo que percibía se hubiese metido dentro de la lupa, y yo fuera un observador, que ve todo, asombrosamente pequeño y trivial... Pensé que estaba enfermo, pero al contrario, me sentía más seguro que nunca, no sentía temor a nada, era libre de deseos, apegos, ira... Dejé a mis parientes pequeños, y comencé a caminar por toda la casa. Me acerqué a mi tía, y sentí de pronto que élla, moriría, aquello no lo escuché, simplemente lo sabía, nada mas... Fue entonces en que empecé a llorar, me fui a un rincón de la casa, y me recogí sobre mí mismo, sabiendo que todo lo que veía era ilusorio, y que realmente estaba solo, pues todo lo que me rodeaba era finito, yo no, me sentí inmortal, sin tiempo, sin espacio, pero los sentimientos eran como zancudos que comenzaron a entrar en aquella conciencia y, poco a poco, salí de aquel estado...

No recuerdo todo lo que hice a partir de esa experiencia, pero sabía que la existencia era un juego, todo era un juego dentro de un teatro de colores y olores. Será por esa conciencia que nada en la vida lo tomé en serio, nada, solo seguía mi instinto, así como los animales, pero, así como un perro es una nariz que disfruta lo que huele, y un ave disfruta de su vuelo, así, yo descubrí que, mi disfrute máximo era amar. Se que es algo bastante trillado aquello de que el amor es la razón de la existencia de la humanidad, claro que lo sé, pero lo que no sabía era cómo amar y a quién, era como si supiera que, el sentido de mi vida era volar, pero no sabía cómo usar las alas que tenía, cómo usar el viento a mi favor y a mi contra, como fortalecer mis miembros, etc.

Claro que fue difícil, primero tenía que conocer mi cuerpo, mi mente. Descubrir el conocimiento para estar en armonía con la naturaleza y con la humanidad y conmigo mismo. Fue difícil, sobre todo que no hay un lugar en donde te enseñen estas cosas... No hablo de escuelas, porque si se tiene un poco de inteligencia y de honestidad, sabrán que las escuelas solo hacen estúpidas a las personas, y no lo digo porque dos mas dos es cuatro, no, lo digo porque de qué sirve saberlo si nadie sabe, qué es uno, qué es la unidad, nadie, sólo saben que es un signo, y se acepta, pero nadie es lo necesariamente estúpido para saberlo, pues, seguramente se dirá que no hay tiempo, sobre todo para hacer cosas sin sentido, pues hay muchas cosas en qué preocuparse y ocuparse. Claro, eso dirán... Para conocerse uno mismo, hay que ser irresponsables con los demás, pero responsables con uno mismo.

Creo que el ser humano vive muy poco tiempo consciente. Creo que lo son, cuando son bebes, inocentes niños y, hombres ya maduros. Eso es, normalmente, en cantidad de tiempo, más o menos, un par de años, y, quizás exagero... Cuando hablo de conciencia me refiero a que: ya no son tontos consigo mismos, ya no les importan los demás... Porque saben que la vida es demasiado preciosa para pensar en los demás. Mejor dedicarse a disfrutar esa vida, amando lo que tienen, puede que sea poco o mucho, o nada, pero han aprendido a disfrutar, y eso es muy bueno.

Por eso es que no deseo dormir mucho tiempo, porque sé que me pierdo de vivir muchas cosas. Como aquella vez en que el dueño de la casa en que trabajaba como jardinero, me pidió que regara el piso de la azotea, yo le dije que la manguera era muy corta, y él me dijo que utilizara la cabeza y un balde. Eso hice, y con un balde me fui al techo a limpiarlo. Era un día en que había llovido, y todo el piso estaba embarrado. Respiré hondo y empecé mi trabajo, pero cuando comencé a llenar el balde, escuché como magia, como si el sonido de la caída de agua a través del caño fuera una sonata para piano... Me quedé escuchando aquella sonada para caño en agua, por mucho rato, era tan hermoso que lo hubiese seguido haciendo por el resto de mi vida. Sino fuera porque mi patrón me cogió del cuello y me pateó como su fuera un sacó de arena, diciéndome que estaba loco, y que ya no me aguantaba mas, y que tomara mis cosas, y me largara de su casa para siempre…

La verdad es que lo entendía, este gallo no sabía esperar, toda la vida estaba detrás de “hacer algo”, aunque no supiera qué era lo que tenía que hacer... Había veces en que lo veía anotando sobre su agenda lo que debía hacer durante el día, y lo que planeaba hacer por el resto del mes, y quizás el resto de su vida. A todos los empleados nos dejaba anotado en un papel nuestras obligaciones semanales, pero, no toleraba esperar ni ver que alguien hiciera algo que no era lógico, y que no estaba escrito en su role semanal.

Ahora vivo en un parque como los Kloshards de París, me gusta esa vida, creo que fui un tonto desde que nací, pues era tan fácil vivir, lo único que tenía que hacer era pedir, estar un poco sucio, tener una linda sonrisa, es decir, dar lástima para que las personas desabrocharan un poco su apretado corazón y dejaran desparramar un poco de amor y bondad...

Por eso no me gusta mirar la televisión, ni dormir mucho tiempo. En la televisión se ven tantas cosas estúpidas que hacemos los humanos, que en verdad duele la cabeza. Es muy lindo ver el amanecer, ver a un gato caminar por las noches, ver como las manadas de perros pululan buscando en los basurales con gran humildad comida, ver como en el dolor y la miseria los hombres y mujeres encuentran el calor de la humanidad, ver la oscuridad de la noche sabiendo que en una de ellas, nuestra esencia se fundirá...


Joe 11/04/04
Datos del Cuento
  • Autor: joe
  • Código: 8366
  • Fecha: 12-04-2004
  • Categoría: Tradicionales
  • Media: 6.48
  • Votos: 67
  • Envios: 0
  • Lecturas: 5366
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 18.226.34.148

0 comentarios. Página 1 de 0
Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Cuentos: 21.638
»Autores Activos: 155
»Total Comentarios: 11.741
»Total Votos: 908.509
»Total Envios 41.629
»Total Lecturas 55.582.033