Son casi las cuatro de la mañana y aun me encuentro caminando por calles oscuras, por rincones vacíos, acompañado únicamente del frió que carcome mi cuerpo ya que el suéter no logra brindarme un calor tibio parecido al que siento cuando tu estas con migo.
Me encuentro en el olvido total del día y me envuelve el manto estelar que poco a poco se disuelve mientras pasan los minutos. Mientras camino logro oír un grito desesperado, lamentoso, femenil, viene desde la muralla imaginaria que divide una y otra ciudad, y por un instante siento miedo y un escalofrió recorre mi cuerpo engendrando una gota en mi cabeza, pasa por vértebra y escurre asta mis pies. pienso en el peligro, pero prefiero el olvido y lo ignoro – que tonto soy, me repito esta frase y sigo caminando en dirección hacia un no lugar, un lugar inexistente, solo sigo caminando sin rumbo fijo esperando a que algo suceda mientras platico con mi sombra que se va pero siempre regresa para oír mi aburrida conversación. Mientras paso unos faroles encendidos vuelvo a pensar en mi, en ti, en nosotros, en mis lagrimas. ¿Por qué el tiempo a veces parece eterno?, ¿Por qué duelen las lagrimas?, ¿Por qué queman la cara?, ¿Por qué el llanto se disfraza de risa cuando te veo con otro?, ¿Por qué digo estar contento y por dentro de mí, vivo el mismo infierno? No lo se, siempre me lo estoy preguntando, vivo así, entre preguntas, tratando de hallar una respuesta.
En momentos como este, mi mente loca juega con tus recuerdos, haciendo de ellos un bonito cuento, queriendo inundar con agua las llamas del mismo infierno... --Huele a flores. Han pasado los minutos, las horas, y los primeros puestos en la plaza se cargan de gradiolas, rosales, claveles, nardos, inundando el ambiente de un olor peculiar, un olor que me despierta de mis vagos recuerdos y me doy cuenta que hoy es domingo. Ya esta –las primeras campanadas avisan el fin del sueño. Comienzan los murmullos del mundo real. De pronto no estoy solo, aparecen las primeras caras devotas de una pasión sacerdotal. Personas que creen fervientemente en Dios queriéndolo encontrar en paredes de cristal, aquellas paredes que parecen no tener mancha, personas que se esconden tras los susurros de un mito bastante anclado en nuestra sociedad. Que creen, si bien lo sabemos, conocemos de historia, otra cosa es que nos hagamos tontos, si la sangre aun esta fresca en los cimientos de una historia pasada.
Ahora recuerdo cual ha sido el motivo de mis desvelos, de este y de otros más. Alzo mi mirada y te veo de frente y recuerdo que no pude dormir por estar pensando en ti, he vagado toda la noche, no se asta donde pude caminar, no se cuantas horas, ni siquiera como he llegado asta aquí ha unas cuadras de tu casa y adonde ahora nos hemos encontrado, mi mirada clavada en ti y la tuya en el suelo, tal vez sea por que vas acompañada con tus tías. Me detengo y pasan frente a mí, me recuerda al mismo tiempo que transcurre sin parar. Ya ha amanecido, lo oscuro del cielo se ha vuelto claro y mis insomnios siguen dentro de mí rondando.