Esa noche estaba seguro que la iba a pasar muy bien. Sabía que me iba a divertir. Todas las personas que yo conocía estarían ahí. Era una noche que pedía mucho qué hacer. Ropa a la moda, un perfume nuevo y un peinado desalineado. No iba a prisa, más bien caminaba. No, no estaba apurado; sí, si era demasiado temprano. En mi reloj daban las 8 y media, y mi camino se dirigía a la casa de mi enamorada. Bueno, esa noche habría una fiesta en una discoteca conocida, organizada por los compañeros de universidad. Como relataba, me dirigía a la casa para recoger a mi enamorada, e ir juntos a la fiesta. Pronto llegué, pues su casa quedaba a unas cuadras de la mía. Y para mala suerte, ella estaba resfriada, así que tendía que ir solo. Mucho lo lamenté, pero al ver mi reloj, me pareció quedarme a conversar con ella. Hablamos como una hora, en su cuarto y a media luz, la pasábamos bien, que pensé en no ir a la fiesta y quedarme toda la noche con ella; pero llegó su papá y con su voz de adulto maduro, hizo comentarios como: _Es tarde… ya es hora de dormir_ o _ Ya deja de hablar… váyanse a dormir_ Bueno, estaba claro que su papá no quería que yo esté ahí pues, así que decidí retirarme de la casa sin problemas. Me despedí cordialmente del señor y le di un beso en la frente a mi enamorada; pero antes ella me dijo al oído:_ ¿Vas al fiesta no?... te diviertes mucho, mi amor…_ Me fui un poco triste, pero al ver mi reloj, eran como las 9 y media, así que caminé rumbo a la fiesta. Unas cuadras más y la discoteca quedaba muy cerca. Ya conocía el lugar, habíamos bebido muchas veces atrás del edificio y emborrachado muchas otras, en la oscuridad de aquel callejón.
Bueno, me dirigí a la puerta del lugar; en la puerta habían dos amigos que me saludaron cordialmente. Pasé, y cuando abrí la puerta, sentí el calor de la fiesta y de pronto miles de apretones de mano y besos por mi mejilla me saludaron, es que era un poco conocido y un poco querido también. Había mucha gente, buena música, buenos tragos, buenas charlas, risas, y también buenas chicas. De veras que me estaba divirtiendo en esa fiesta sin motivo realmente, porque no era un cumpleaños, no era nada especial, era una simple reunión. Todavía no había llegado al éxtasis en la fiesta; empero, como que a eso de las once y media de la noche, entró al lugar una chica, muy bonita y arreglada para la ocasión. Ya la había conocido antes, era una compañera de otra escuela en la universidad, y bueno me le acerqué. Ella me saludó muy sensualmente: una mirada coqueta, una sonrisa y un beso acompañado de un suave roce de su suave piel; pronto percibí el olor de su cuerpo, pero me fije en algo muy interesante. Como que antes de saludarme, dio una mirada a todo el lugar para avistar a mi enamorada, pero como no la vio, procedió como les relate, pocas líneas atrás. Era una chica realmente sensacional, la primera pregunta que me hizo en toda la noche fue: _ ¿Y tu enamorada?_ Y yo le respondí: _ Ah…ella no vino, está resfriada_ Y para ella las cosas como que empezaron a salir bien, en realidad empezaron. Bailamos un rato, sus movimientos eran espectaculares y a leguas se notaba que se divertía mucho. Me divertía también con ella, a pesar de que estaba un poco en falta con mi enamorada, pero igual me divertía tanto que no sentía remordimiento, ni culpas. Bailamos, bebimos, charlamos mucho hasta que de un momento a otro, sin que nadie nos vea, salimos al callejón oscuro que queda detrás de aquel lugar. Y en verdad estaba oscuro, y reímos mucho hasta que cruzamos una mirada (mirada que aunque duró unas segundos parecía que duraría una eternidad) y la besé; y nos besamos como dos locos. Nos reíamos y nos besamos; no sé que tenía esta mujer, pero me gustaba tanto, que la empecé a besar y ella deliraba de lo que le hacía, y se estremecía hasta llegó un punto en que no pudo más y me frenó así: _ ¿Sabes?, ¿Quién ha venido a la fiesta conmigo esta noche?_ Y yo le dije: _No… pero, continuemos lo que estábamos haciendo…_ Y traté de robarle otro beso, pero ella me esquivo diciendo: _ Vinieron, mis primos. Y ¿sabes? Sino me dices que vas a dejar a tu enamorada, para estar conmigo, voy y les digo a mis primitos que me haz violado_ Y yo le respondí: _ ¡Vaaahh… estás bromeando!, ¿Vamos nena…continuemos con esto_ Y ella se puso como que más furiosa, más seria y me amenazó otra vez. Y en verdad le creí; le creí que le iba a decir a sus primos, sino hacía aquello imposible de hacer para mí: dejar a mi enamorada. Bueno, pensé y pensé, pero el licor que había bebido no me dejaba ver más que esta idea:”Estoy entre la espada y la pared”. Vaya que sí lo estaba, primero porque yo realmente amaba a mi enamorada y dejarla así por así, no era bueno. No, no podía razonar como lo hacía normalmente, así que en mi poca razón opté por una opción más neutral: La maté. Simplemente tomé su cuello entre mis manos y fui viendo como poco a poco su rostro cambiaba de color, sus manos trataban de defenderse con movimientos rápidos que fueron disminuyendo; hasta que dejó de respirar, no sin antes dejar caer una lágrima. Y cayó muerta en el piso húmedo de aquel callejón. La maté, y vi su cadáver tendido, mojado por un charco que había ahí, y mis manos, mis manos que en ese momento se volvieron: asesinas; y lo único que pensé, con el corazón agitado y las sienes empapadas de sudor, fue en deshacerme del cuerpo. En ese momento la borrachera se me pasó en un instante, vi a todas partes como buscando a alguien o a un testigo, pero no había nadie; entonces vi un recipiente grande donde botan la basura, y en mi poca razón pensé en meterla ahí. Y en seguida, traté de llevar el cuerpo hasta el recipiente que estaba como a 10 metros, pero al tratar de levantarla me di cuenta que las personas pesan más cuando están muertas. Todavía estaba tibia cuando la levanté; vi su rostro y tenía una mirada inculpadora, no hice caso del detalle y la arrastré unos metros y la metí en aquel recipiente. Mi corazón latía tranquilamente, no sé si se debía a la sedación del licor, o porque pensaba que solo era un sueño. Cuando llegué con el cuerpo al recipiente, me fijé dentro del mismo y había un poco de basura y traté de “enterrarle”, mejor dicho “embasurearle”después de mete el cadáver al fondo del recipiente. Bueno, en todo momento, será por instinto, no lo sé, traté de no mancharme con nada, y borré las huellas de mis manos en su cuello, hasta no dejé rastro de mí en su piel ni en su boca, ni en su cuerpo; bueno, eso quedaba por hacer. Entonces vi mi reloj eran como las doce y media, hice unos cálculos y saque la cuenta del tiempo que estuve con ella afuera: 20 minutos. Me arreglé un poco y entré denuevo a la fiesta como si nada hubiera pasado. Y mis amigos me preguntaban por la chica, pero yo les decía que la había despedido hace rato, y que estaba hablando con unas amigas por otro lado, bueno me creyeron y me seguí divirtiendo como si nada hubiera pasado. Tanto me estaba divirtiendo denuevo que me había olvidado por el suceso. De pronto nos embriagamos otra vez, mis amigos y yo en el callejón, pero en ningún momento di una mirada al recipiente pronto cada uno, mientras llegaba la madrugada, nos fuimos yendo a nuestras casas.
Chelo