Esa noche estaba triste. Ahora solía estarlo, así que dejé mi wisqui sobre la barra, tomé a Amanda, y salimos de la taberna.
Ella sabía que ese trabajo era mi sustento, ganaba unos pocos dolares y me ahogaba en ellos al día siguiente hasta bien caída la noche, entonces, Amanda y yo salíamos a patear las calles. Esas calles dónde no debías justificar tu presencia, sólo vivir sus largas fachadas repletas de escaparates cuyas luces, perdían protagonismo ante las estrellas de la madrugada... los músicos.
Hace no mucho, Amanda fue una auténtica estrella también, de sus cuerdas vocales salían palomas mensajeras que hacían llegar una nueva a quién deleitaban con su melodía, una ilusión camuflada en coraje hasta pocas horas después. El amanecer llegaba presto a lavar el maquillaje de sus rostros, las luces se apagaban, las calles empezaban a llenarse de automóviles a la carrera, las notas de un saxo eran sustituídas por la de un claxon, entonces, sólo entonces, aparecían los verdaderos suplantadores... los fracasados.
Ellos huían en tropel como las cucarachas de la luz. Pero de nuevo, cuando la luna bañaba nuestras cabezas, Amanda y yo nos refugiabamos bajo sus destellos y salíamos al anochecer.
Esta noche la taberna estaba repleta, era sábado, aunque para nosotros no se trataba más que de otra jornada. Cuando la senté en mis rodillas la noté distante, pero ese aroma a flor recién cortada dispersó mis dudas. Su estilizada silueta era digna de ser admirada y al roce, la suavidad con que me obsequiaba agudizaba mis sentidos hasta el punto que la gente que nos observaba cerraba los ojos ante nosotros.
Y otra noche más Amanda lloró.
Su dorada tez, fue perdiendo brillo y en su boca otra corchea se ahogó.
Sufría intensamente Amanda.
Desde tu partida, un triste blues me acompaña,y al final de cada noche, dejaré mi vaso de wisqui sobre la barra, tomaré a Amanda, y a lo lejos entre risas se escuchará una voz muy parecida a la tuya decir: "Ahí va un fracasado y su saxo"
Amanda es el nombre de mi hija de 1 año, que como un saxo, ahoga sus penas sin poder expresarlas en la calle, en sol, donde artistas y viandantes conforman uno en pos de una ilusión, un trabajo por estas Navidades. Somos afortunados de poder dar sustento a nuestra pequeña Amanda, que para tu información, es la bebé pelirroja más hermosa que vieron estos ojos, los de una madre entregada. Por mi pelirroja Amanda... POR TI, SIEMPRE