El viento aullaba como un lobo lastimado, la nieve caía con violencia cortando el aire como pequeños cuchillos, y una noche oscura como ninguna amenazaba con cerrarse sobre mi sin misericordia, a lo lejos la pequeña cabaña de madera se veía acogedora, el humo que salía de la chimenea rápidamente se disipaba en el violento viento tormentoso mientras la ventana parecía titilar como si adentro el fuego de un hogar crepitara con fuerza, mi maltrecho cuerpo se enfiló hacia esa ventana, al llegar a ella limpié la nieve y el vaho depositado en el cristal para atisbar hacia el interior, allí estaban mis amigos, unos jugando a las cartas, otros bebiendo café o te, y los últimos comentando cuentos en la Internet, la cordialidad en el pequeño recinto era evidente, vi a la poeta del amor sonrosarse antes las insinuaciones de ese chileno arrebatado por las tierras venezolanas, y aquella amiga cuyo fino erotismo muchas veces me hizo soñar aventuras imposibles, mi pequeña amiga rubia viciosa del café, y el señor de las letras de denuncia y de los versos infinitos...
No quise llorar, para que, yo mismo me había execrado de aquel grupo por mi falta de tacto, ahora mis lamentos serían simples tañidos de una campana de madera.
El intenso frío me estremeció, los guantes parecían soldarse a la piel de mis manos y la simple acción de empuñar mis dedos significaba un intenso dolor, un verso vino a mi mente.
Soberbio, el corazón se exalta
En el capítulo de la póstuma apariencia
Que es arte lo que se piensa no ciencia
Cuando te lleva a la posición más alta
Es la boca la ventana del corazón
Y de la abundancia del corazón habla la boca
Si nos da por vivir la vida loca
No nos extrañe después nuestra pasión
Es mejor cohibirnos en un momento
Que tener que pedir después perdón.
Los pequeños cristales de nieve siguieron lacerando mis mejillas mostrándome el camino que había de seguir, mis huesos ya viejos se quejaron lastimeramente, y a lo lejos el aullido de algún perro abandonado me llamó a hacerle compañía. Pensé que tenía que pagar mi penitencia adentrándome en la oscuridad en aquella noche tormentosa, masticar en lo más profundo el terrible sabor de la soledad fría y traicionera de una oscura noche de invierno para poder ser digno de regresar, solo después de transitar el camino del peregrino podría volver con la frente en alto, a disfrutar de mis amigos, del fuego en el hogar y de una rica taza de café.
Es un hermoso cuento cuyas metáforas permiten ver más allá de lo visible. Ambos tienen mi corazón. Saben que es lo complicado de los poetas, que una simple palabra desarrolla un cuento, pero no se puede cambiar lo que la musa arroja. No siempre es lo que querríamos decir, pero ya creado ahí lo enviamos. Pero siempre hay otra palabra que desarrolla la antítesis. Siendo amigos, podemos aquilatar el arte y escoger lo bueno que la musa arranca del corazón. Que tal si nos vemos, digo, nos leemos esta noche en el rincón: Joaquín, Eddy, Pau2, Zulema, Angel Félix, Lebana, a otros no me atrevo decirle pero me agradaría ver al menos una letra de cada uno. Sin enfados eh.