Jugar con él,sentir que la misma brisa nos empujaba, nos hacía caminar a ciegas por los senderos más húmedecidos por el salitre que golpeaban las olas.
Olvidar que el mundo existe, solo mirando aquellos ojos negros que sin pausa te invitaban a vivir un poco más deprisa,susurrando palabras que se escapaban antes de pronunciarse.
Rociar mi vida de alegría, con sonrisas provocadoras que removían las mariposas, que sin yo saberlo vivían conmigo.
Gemir sin miedo, soñando que has sentido, sentir que has soñado.
Esperar una señal, que te diga que no ha sido un sueño. Que el amor cuando se va, deja huellas que te dicen que ha existido.

Todo esto y más era Jorge, una ilusión. El amigo que entro a mi vida de puntillas e igual se fue, ambas cosas sin darme cuenta.

Y me quedé con las manos vacias. Sin poder siquiera mendigar una amistad que aún hoy creo posible. Pero hasta eso me fue negado.
Tengo tantas respuestas que no se donde meterlas, ocupan demasiado en mi vida. Por eso intento dejarlas aquí, en una historia que empezó un día, pintandose de blanco.
Una historia que rompío otra dos. Y la cual no fue capaz de soportar el miedo y la presión.
Una historia de dos personas que no se aman. Pero no han sido capaces de ser adultos y aprevechar la amistad que la vida les ofrece.
Seguro se estan preguntando. Seguro que piensan ¿Y porque lo quieres en tu vida si no estas enamorada?
Claro,es normal que pregunten....ustedes no conocen a Jorge.

A Jorge...