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Jamás y siempre a la vez. Primera parte. Capítulo 14

XIV

 

   -¿A qué conclusión podemos llegar, Ihara?

   -No hay ningún resquicio en tu planteamiento. Lo debo admitir. Pero, Julius, ahora no hay contiendas. ¿No lo notas en las comunicaciones?

      Por ahora todo estaba saliendo a pedir de boca. No habían existido anomalías de vuelo ni de traslación. Las unidades de rastreo habían respondido milimétricamente. Y los vecinos no les habían molestado, pues el modelo del fuselaje no era competencia de los cruceros de combate destinados a destruir a los mercantes. Naves de recreo, habían pensado los controles militares dispuestos en las innumerables balizas de seguimiento.

   -Lutmos, háblanos de lo que veis desde ahí.

   -Gracias a Dios que la frecuencia en la que transmitimos está descatalogada, porque si no, oirían tus gritos hasta en la mismísima Sala de Juntas de la Confederación.

   -Quizá no exista ya, ¿no te parece?- ríe a gusto Imagien Landakeer, que en estos momentos se halla monitorizada en el psicomicrófono que une su mente de humanista recalcitrante a la del afable físico.

   -Mujer, no seas sardónica. Bueno, lo que he, perdón, hemos comprobado en este nivel de aproximación, sin más contacto que el visual, es que el sector, núcleo de tempestades políticas en nuestro querido año 122, se halla en un estado inoperante de comercio. No hay trasiego de bienes de ningún tipo. La dictadura de alguien a quien aún no hemos logrado desenmascarar, domina la relativa paz en la Unión de planetas.

   -Y eso, ¿es bueno o malo?

   -Depende. ¿Dónde está Lamaret?

   Sen Te dictamina que la no interferencia aún es necesaria y solamente mediante ella se puede saber de individuos puntuales.

   -De acuerdo, Sen. Lo intentaremos en el próximo salto.

   -No habrá próximo salto, Lutmos.

   -¿Quién lo dice?

   -Creo que no será necesario, de veras. ¿No te parece que todo aparenta estar bajo control y que los miedos de Lamaret no se han hecho realidad?

   -Hesir, por favor, avísame cuando os metáis en medio de la conversación. Me has dado un susto de muerte.

   -El SINDRA nos…

   -Hesir, se llama CITER. No hieras su dignidad.

   -¡Ah! ¿Tienes de eso?- volviéndose hacia el humanoide-. Perdona, chico. Bueno, como te estaba diciendo, 236-CITER nos ha dicho que no hay cuidado en esta sintonía.

   -Aún no estoy seguro de que Lamaret no tuviera razón. Llevamos pocos días inspeccionando. Sólo sé las instrucciones dadas por la, para mí, máxima autoridad hasta ahora. Y si dijo de cinco en cinco años, yo cumpliré las órdenes.

   -¿Y si lo votamos? Quizá alguien quiera volver.

   -Mit, me sorprendes.

   -No, es lógico, Estey.

 

   -Quizá tengas razón. Pero lo discutiremos después de la cena.

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