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Jesus sana a un leproso

Jesús sana a un leproso. (Historias Biblicas para niños. 103)   Jesus va “por toda Galilea predicando en las sinagogas” con sus cuatro discípulos, y las noticias sobre las cosas tan maravillosas que hace llegan a todas partes [Marcos 1:39]. De hecho llegan hasta la ciudad donde vive un leproso. El médico Lucas escribe más tarde que este hombre estaba “cubierto de lepra” [Lucas 5:12] Según avanza esta terrible enfermedad, se deforman poco a poco algunas partes del cuerpo. 

Veamos el ejemplo bíblico de Job y así podemos comprender lo terrible de esta enfermedad. En un libro de la Biblia llamado por este nombre de Job, que narra una parte de la vida de este hombre fiel a Dios, en su capítulo dos, desde los versículos 7 hasta el 13, se nos describe de esta forma su situación: “Con esto, Satanás salió de la presencia de Jehová e hirió a Job con úlceras dolorosas desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. Y Job tomó un trozo de una vasija rota para rascarse y se quedó sentado entre las cenizas. Finalmente, su esposa le dijo: ‘Todavía te aferras a tu integridad !maldice a Dios y muérete!?. Pero él respondió: ‘Estás hablando como una de esas mujeres insensatas. Si del Dios Verdadero aceptamos lo bueno, ¿no aceptaremos también lo malo?’. En todo esto, Job no pecó con sus labios. Cuando tres amigos de Job [Elifaz, el temanita, Bildad, el suhita y Zofar, el naamatita] se enteraron de las desgracias que le habían caído encima, cada uno salió de su región. Así que decidieron ir juntos a compartir el dolor de Job y consolarlo. Al verlo de lejos, no lo reconocieron. Entonces se pusieron a llorar a gritos y a rasgarse la ropa, y lanzaron polvo al aire sobre sus cabezas. Y estuvieron sentados en el suelo con él durante siete días y siete noches. Ninguno le decía una sola palabra porque veían lo intenso que era su dolor.”

La “lepra” mencionada en la Biblia no solo se limita a la enfermedad que actualmente se conoce por ese nombre, pues aquella no solo podía afectar a los humanos sino también a las vestiduras y las casa [Levítico 14:55] A la lepra de la actualidad se le llama también enfermedad de Hansen, debido a que fue el doctor Gerard A. Hansen quien descubrió el agente que causa esta enfermedad. En casos extremadamente graves puede causar la muerte.

El leproso de Galilea está muy grave y tiene que vivir apartado de la gente para evitar contaminar a otros. De hecho, para evitar que alguien se le acerque demasiado y se contagie, la ley dice que debe de gritar: “!impuro, impuro!”. [Levítico 13: 45, 46] Pero, qué hace el leproso al ver a Jesús?. Se le acerca y le suplica de rodillas: “Señor, yo se que si tu quieres me puedes limpiar”. [Mateo 8:2]. !Qué fe tan grande tiene en Jesús!. !¡Qué lástima debe dar verlo así!. En estas circunstancias: ¿Cómo reacciona Jesús?. ¿Qué habría hecho usted?.  Jesus se conmueve tanto que le extiende la mano, toca al hombre y le dice: “Si, yo quiero. Queda limpio”. [Mateo 8:3]. Aunque parezca increíble, la lepra desaparece por completo en un instante.  ¿Verdad que le gustaría tener un Rey así de compasivo y poderoso?. Por la forma que Jesús trata a este hombre tan enfermo, podemos estar seguros de que, cuando reine sobre la Tierra, se cuplira esta promesa: “Sentira compasión por el humilde y el pobre, y a los pobres les salvara la vida” [Salmo 72:13] Asi es, cuando llegue ese dia, Jesus hará realidad su deseo de ayudar a todas las personas que están sufriendo.

Como vivimos, el ministerio de Jesús ya había despertado un gran interés entre la gente antes de este milagro. Y ahora también se enteran de que ha curado a un leproso. Pero Jesus no quiere que las personas crean en él simplemente porque lo han oído. Conoce la profecía que dice que él no haría “oír su voz en la calle” para darse importancia [Isaías 42:1 y 2]. Por eso le dice al hombre que acaba de sanar: “No se lo digas a nadie. Pero vete a que te vea el sacerdote y presenta la ofrenda que Moisés mandó” [Mateo 8:4]. Sin embargo, el hombre está tan contento por lo que le acaba de pasar que no puede callarse. Va y le cuenta a todo el mundo lo que Jesus ha hecho por él, y esto hace que el interés y la curiosidad de la gente aumente. La situación llega a tal punto que no puede entrar a ninguna ciudad tranquilamente, así que decide quedarse por un tiempo en lugares retirados donde no vive nadie. De todas maneras, personas de muchos sitios siguen llegando para escucharlo y para que les sane. 

El compadecerse de este leproso y llegar a sanarlo, demuestra el interés que tanto Jehová Dios como Jesus tienen para que la humanidad llegue a tener una vida sana, en perfecta salud donde las enfermedades y hasta la misma muerte no existan más. [Revelación 21:3,4].  Este relato bíblico puedes leerlo en los evangelios de Mateo, capítulo 8, versículos 1 al 4, Marcos 1:40 al 45 y Lucas 5:12 al 16.           
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