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Juanita,una abejita diferente

En un prado muy lejano, donde el perfume de las flores y la hierba mojada se  podía respirar en cuanto salía el sol.

Vivía una abejita muy especial, Juanita que así la llamaban las demás abejas, era diferente  a sus compañeras de colmena, lo era porque ella al contrario que sus compañeras no huía de los humanos que visitaban el prado,sino que los observaba posada en una amapola, o margarita y soñaba con conocer algún día a un niño para poder corretear con él por la hierba, y compartir con el su mundo, ya que   nuestra amiga Juanita se aburría con su vida de abeja y anhelaba conocer otro mundo que no fuera el de la colmena. Donde todo consistía en trabajo y más trabajo. Juanita  era una abeja obrera y su trabajo consistía en cuidar la colmena,atender y alimentar a la reina, fabricar cera para la construcción de los panales,tareas de limpieza,recolectar néctar, agua ,polen y defender la colmena de los intrusos. Pero a ella lo que de verdad le parecía fascinante era la vida de los humanos que era mucho más  interesante y divertida que las de las abejas, que vivían dedicando su vida al enjambre.

 

Pero tal y como os podéis imaginar, cuando Juanita se encontraba algún niño corriendo o jugando cerca del prado y la veía volar alrededor, se asustaba muchísimo y salían corriendo y no volvían, o también había ocurrido que algún adulto la había intentado golpear para evitar sufrir su picadura. Pero lo que no sabían ellos, era que juanita era una abejita diferente y de ninguna manera querría clavar su aguijón en ningún niño o niña, ella lo que quería era hacer amigos humanos. Un día, juanita estaba recolectando polen como cada día dentro de una amapola a rebosar ,cuando escuchó a lo lejos a un niño pequeño que lloraba desconsolado. Miró por encima de la amapola y pudo ver como el perro del granjero Tom,  que tenía muy malas pulgas, estaba gruñendo a un niño de unos 4 años que lloraba asustado. Entonces nuestra amiga la abejita, sé armó de valor, puso su trasero en posición y saco su afilado aguijón, salió disparada como el rayo y se puso encima de la nariz del perro del granjero, el animal al ver el afilado aguijón de la abeja, agachó su rabo y sus orejas y salió disparado muy asustado en dirección a su granja. El pequeñode repente paro de llorar se quedó asombrado, y por un momento iba a volver a romper a llorar, pero juanita se poso encima de su nariz y empezó a hacerle cosquillas, él niño empezó a reír, y a reír y entendió que la abejita no solo no quería hacerle daño, sino que quería jugar con él.

Desde aquel día el pequeño y Juanita juegan en el prado cada tarde sin importarles sus diferencias, que no son ningún problema para ser grandes amigos.

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