A veces pienso que mientras yo escribo en mi mesa tú estarás sentado en la cocina medio dormido, me extraña no oir tu voz funfurruñando o tus pasos por el pasillo. Se me hace raro recordar que ya no estás.
No sé, puede que después de todo te recuerde con un poco de nostalgia, al fin y al cabo eras mi abuelo.
Oigo a la gente hablar de sus abuelos como gente generosa, amable... y me dan envidia, pero en el fondo me gusta oir hablar bien de ellos.
Sabes, me dolió esa sensación de indiferencia que tuve en tu fin. Me dolió de verdad. Me hubiera gustado saber que habría sentido durante tu muerte si durante tu vida hubieses sido un verdadero abuelo para mí.
Ahora como aquel 5 de marzo, una brisa helada recorre el cuarto, un escalofrío se apodera de mí...
...cerraré la ventana, este último de agosto promete ser un día frío.
31-08-2003