Tiene los ojos iluminados y tranquilos , sólo pestañea levemente ante las luces del lugar.
Las narinas , inmóviles .El labio inferior mueve al bozo autoritaria y nerviosamente.
Y él se encuentra allí ,sin saber adónde ir maltratado,mascullado por la escena.Sólo pocos segundos reposa sin dolores casi ubicado entre dos apisonadoras que no lo aplastan pero que se tornan amenazantes de su integridad.Navega en un líquido ácido, casi dormita.
De pronto las prensas se equilibran, lo aprisionan , lo maceran una y otra vez...Se repite la tétrica acción y duele...¡Cómo duele!.Adams se siente revolcado en aquella bóveda;quisiera escapar o tal vez desplomarse hacia un infinito despeñadero.
Los maxilares mueven los músculos ,constantemente, como dibujando pequeñas "O" y la lengua se impregna de una saliva mentolada que refresca el paladar y a su vez , los premolares superiores.
Por momentos él quiere vengarse, pero tantos movimientos no lo dejan pensar cómo.
Repentinamente esa especie de mausoleo se llena de un humo caliente , casi tóxico y enceguecedor.Las burbujas de enzimas se tiñen de cierto alquitrán.Adams se siente ensordecido por los insistentes crujidos.
Después de media hora de sufrimiento,sigue su martirio,un oleaje de verdoso líquido como el de algas marinas intenta desintegrarlo .La víctima se interroga sobre la causa de su vida tan dolorosa.
Por lábiles instantes logra escaparse de las placas que intentarán aplastarlo.Ha tomado innumerables formas, ha perdido el color y el sabor que le daban vida.Luego de minutos se siente comprimido entre dos compuertas que posteriormente van a abrirse y percibe un viento húmedo, vaporoso que intenta expulsarlo.Cree que llegará su salvación.La libertad parece acercarse.Pero accidentalmente cae de aquella gruta macabra y en la abismal caída se precipita en el aire atraído por la fuerza de gravedad.
Ahora yace ,casi destruido,en el piso de la calle.El verdugo no se percata de su presencia; lo ha abandonado.
Adams respira el mitigante oxígeno que irá secando sus heridas e inexplicablemente lo dejara tieso .De repente un camión pasa sus anchos neumáticos sobre toda su esencia.
Aunque quiera vengarse con todas sus fuerzas de su cruel torturador Adams se siente impotente por no haberlo logrado.Venganza casi eterna e inolvidable.Pues en el fondo de sus entrañas sabía que jamás sería desintegrado.
"Me hubiese gustado haber sido un globo gigante para haberme pegoteado en sus cachetes"pensaba el chicle aplastado en la calzada.

Autora: NORA M.PERALTA