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LA DESPEDIDA

- Joe... - Escuché una voz a mis espaldas.
- ¡Ferriol! Que gusto de verte - Le dije a mi viejo amigo - Siéntate un momento y cuéntame: ¡qué de tu vida!
Con su amplia sonrisa y sus brillantes ojos, se puso al frente mío. Le invité a sentarse y, por un momento, cerré el local; luego, mandé, a un empleado, a comprar una botella de cerveza.
- Salud pues Ferriol - le dije - Dime, qué te cuentas, a qué se debe tu visita.
Él miró hacia la ventana que daba a la calle, quedándose en silencio un momento.
- Algún problema... Te noto algo extraño, como contento y a la vez nostálgico - le dije.
Me volvió a sonreír, mientras cogía su vaso de cerveza.
- Vine a verte... Amigo... - me dijo en un extraño tono de voz, como si me hablara desde otro lado...
Aunque su rostro era el mismo, la resonancia de su tono de voz me cautivo sobremanera... Mientras le observaba, recordaba los tiempos en que trabajamos juntos: cuando vino humildemente a ofrecerse para emprender aquella aventura mía de emprender una empresa; cuando cada día pesado él me esperaba con una sonrisa y ruma de ordenes de compra para una empresa importante... Si. Fueron tiempos muy bellos. Por suerte, para ambos, la empresa, después de un tiempo, floreció... Nos dio un nuevo local, un coche nuevo, nuevos clientes, mejores sueldos... Sí. El negocio germinó. Hasta que un día, él me pidió que deseaba hacer su negocio propio. Me indigné, por culpa de mi inmadurez, pues sabía que él, iba a ser mi competencia, y le dije:
- Vete, y no deseo volver a verte nunca mas...
Humildemente se fue, pero antes de irse me extendió su mano para despedirse como amigos. Por mi soberbia, le negué aquella despedida amigable, y él se fue para no volverlo a ver, hasta después de muchos años mas...
Al cabo de unos años me enteré que había abierto un buen negocio y que le iba bastante bien. Se había asociado con sus hermanos, y además supe que, se había casado y tenía una hija. Aquello me hizo sentirme un poco mal, pues en esos tiempos mi empresa se estaba tambaleando; sin embargo, con la fuerza y unión de todos los empleados pudimos salir adelante, ante todas las vicisitudes de la vida.
De Ferriol no supe nada, de cuando en vez me informaban que le iba muy bien en su empresa. Eso me causaba una sana envidia por superarme y superarlo, aunque sabía que yo le llevaba ventaja, por tener una vasta experiencia empresarial.
Un día, me vino a visitar. Le recibí, y le extendí la mano, a lo cual él me dijo:
- Te doy la mano que un día tú me la negaste, ahora, nuevamente, somos hermanos...
Conversamos mucho aquel día, me contó que se había separado de sus hermanos, que no se llevaba bien con su esposa, que había creado un negocio con su mujer. De pronto calló, bajó la mirada al piso y, al levantarla, me dijo:
- Joe, tenías razón, mucha razón...
- No te entiendo, a qué te refieres - Le dije.
- Siempre me decías que: un hombre es un ser inconformista, pues nada le satisface, y eso es verdad; cuando empecé a trabajar en el negocio, junto a mi familia, empezamos de cero, pues, sólo teníamos mi casa, pero nada más. Luego, compramos nuestras máquinas, preparamos nuestro terreno, y así avanzamos sin que nada nos detenga... El dinero comenzó a llovernos como si fuera el diluvio; pero, fue allí que todo cambió; mis hermanos comenzaron a reclamar sus derechos, sus horarios... Joe, todo comenzó a podrirse entre una familia que durante generaciones había sido tan unida... El dinero, comenzó a separarnos y a corrompernos. Fue entonces en que me acordé de ti, y decidí dejar a mi familia y empezar, nuevamente, de cero... junto a mi esposa y mi hija... Y en eso de la familia, tu, también tenías razón, pues, nunca hubo nada que complaciera a mi esposa, nada... Ahora mi vida es un infierno, pero, qué le voy hacer, ya estoy adentro del barco, y habrá que navegar hasta la otra orilla...
Seguimos charlando aquella vez, y luego de darnos un caluroso abrazo, nos despedimos.
No lo volví a ver, ni supe nada de él hasta que hoy día se me apareció como si fuera un fantasma. Lo veía mucho mejor antes, estaba más reluciente... Brillaba...
- ¡Salud Ferriol! - Nuevamente le dije, mientras tomábamos nuestros vasos - Y bueno, cuéntame, a qué se debe la visita; hace mucho que no sé nada de ti... Cuéntame que tal de ti, tus hermanos, tu esposa, tu hija, el negocio... Anda cuéntame todo.
Mientras yo tomaba mi vaso de cerveza, observé que él no probaba una pizca del vaso, pero, observé que durante todo el tiempo en que yo le hablaba, él me miraba fijamente a los ojos; sentí que tenía algo que decirme... De pronto, nuevamente, me sonrió de una manera que jamás olvidaré, y me dijo:
- Estoy bien. Vine a despedirme de ti... Amigo.
- ¿Qué? Adónde vas... - le dije muy sorprendido.
- No es importante eso, lo importante es estar bien con uno mismo; y cuando uno se va, es bueno despedirse de la gente que uno respeta y quiere; decirle que uno está en paz y contento al fin - me respondió, y sentía que escuchaba a un santo.
- No te entiendo, pero creo que si es eso lo que has decidido, yo estoy contigo amigo... - le dije.
- Joe... Adiós - me dijo, mientras se paraba.
Me paré junto a él, y juntamos nuestros cuerpos y nos abrazamos, como sabiendo que algún día nos volveríamos a encontrar.
- ¿Cuándo te volveré a ver Ferriol? - Le pregunté.
- Cuando me necesites... Llámame, que yo te visitaré... - me respondió.
Lo vi salir del negocio, pero tuve un feo presentimiento que quizás nunca más lo volvería a ver.
Al día siguiente, mientras seguía mis labores cotidianas, recibí una llamada de uno de los familiares de Ferriol, comunicándome que él había fallecido.
- Qué, pero, pero... Si ayer estuve con él... - le dije.
- Imposible. Ferriol ha muerto hace tres días... Se suicido... - escuche por el telefono.


Joe 7/11/
Datos del Cuento
  • Autor: joe
  • Código: 5180
  • Fecha: 08-11-2003
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 5.71
  • Votos: 49
  • Envios: 1
  • Lecturas: 3240
  • Valoración:
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Comentarios


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2 comentarios. Página 1 de 1
CARLOS
invitado-CARLOS 29-07-2005 00:00:00

He leido varias veces el cuento y creo que mas que un cuento es una leccion de vida, felicito al autor por esa agudeza que tiene para combinar lo real con lo ficticio. Felicitaciones.

WALTER
invitado-WALTER 29-07-2005 00:00:00

Joe , has escrito una historia de vida , como hay muchas , y lo has sabido contar muy bien. Leyendo tu cuento , me acordé de amigos, tíos y más historias que me contaron de gente que comenzaron luchando y poniendo hasta su vida por alcanzar el "éxito" en emprendimientos familiares y la mayoría terminó mal , sin llegar al suicidio pero con la familia desunida , generalmente por celos, envidias, quien trabaja más ó menos, y cuando se meten las esposas ó esposos cuando corresponda es peor. La ambición y la exigencia de social por tener éxito lleva generalmente al desmembramiento de las familias Walter

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