En el medio de un gran parque, pueden escucharse las voces de dos jóvenes felices que corretean entre la nieve, jugando y riendo libremente, hasta que de pronto, ella se desploma al piso debajo de el único árbol de cerezos en el que las flores no se han marchitado por el frío invierno. Estas mismas rodean a la chica, mientras una mirada de terror se torna en su acompañante que inmediatamente corre hacia el lugar:
Matt: Hitomi!!!!
Hitomi: nunca olvides que los milagros existen Matt-Susurra mientras hace un esfuerzo por levantar su mano, y acariciar suavemente el rostro del muchacho.
Los ojos de Matt se llenan de lágrimas que recorren sus mejillas reflejando el brillo de la luna plateada que se podía observar en la fría noche:
Matt: de que hablas, no puedes irte asi como asi, yo...
Hitomi: prometeme que no lo olvidarás –Interrumpe al muchacho
Matt: no, no tengo que prometértelo porque vas a estar bien-dice mientras se limpia las lágrimas
Hitomi: prometelo...por favor
Matt: está bien, te lo prometo, pero ahora tu debes prometerme que no vas a dejarme
Hitomi: no lo haré, yo siempre estaré contigo, aun cuando mi cuerpo muera, mi alma y mi corazón siempre serán tuyos...
Y luego de pronunciar estas palabras, su manos cayó sin voluntad ni fuerza alguna sobre su cuerpo al mismo tiempo que sus ojos se cerraban lentamente y su cara mostraba una sonrisa de satisfacción.
Matt: Hitomi!!!!!!!!!!!!!!-gritó desesperadamente con los ojos llenos de lágrimas
En ese momento, se levanta brusca y agitadamente despertando de un mal sueño, y aún así, no se trata de un sueño, sino de una realidad; Hitomi ya no está y el vacío que se siente en la habitación y en el corazón lo demuestra perfectamente.
Se levanta de la cama y va hacia donde alguna vez fue la habitación de su primer amor, se sienta a una orilla de la cama y toma entre sus manos una caja de cristal que tiene dentro dos plumas blancas, pero la verdad, es que esa pequeña caja tiene algo más que solo dos plumas, en su interior, se encuentran los recuerdos de alegrías pasadas, de los sueños e ilusiones que algunas vez construyeron y que se derrumbaron por completo en tan solo unos instantes, esa caja contiene las promesas que quedaron sepultados en la nieve de aquellas palabras de despedida, contiene el inicio y el fin de la fe en un corazón.
Matt: ¿Por qué no puedo olvidarte?, ya han pasado casi dos meses y sigues tan presente en mi como el día en que te conocí. Mis amigos dicen que con el tiempo podré sobreponerme y que todo esto pasará a ser un simple recuerdo de mi pasado, y tal vez tengan razón en una cosa, tal vez algún día pueda aprender a sobrellevar las cosas. Pero lo que nunca podré, será olvidarte y ver esto como un simple episodio de mi vida, porque tu fuiste mi vida y eso...eso no va a cambiar.
En el bosque, se puede observar la silueta de alguien que se sienta debajo del árbol más grande del lugar, justo frente al inmenso lago que empieza a reflejar los colores del hermoso amanecer mostrando las flores de cerezo que han comenzado a abrirse con el inicio de la primavera.
Matt: -con un largo suspiro- fue un día como este que mi vida cambió para siempre. Yo estaba completamente perdido, incapaz de sentir algo por el dolor y la confusión que había en mi corazón y en mi mente no tenía vida, aún cuando mi cuerpo seguí en movimiento, mi alma estaba muerta desde hacía mucho tiempo. Yo solía venir aquí a ahogarme en mi sufrimiento, pues no conocía nada más que el miedo y el rencor, sin embargo, un día como este, durante el más hermoso amanecer que pude ver en mi vida, una pluma blanca cayó del cielo anunciando la llegada de un ángel a mi vida, y aunque en ese momento no le di mucha importancia, guardé la pluma por algún motivo que entonces desconocía, y me dirigí a vagar por las calles hundiéndome cada vez más en mis pensamientos vacíos. Mientras caminaba cerca de una pequeña y vieja casa hogar, pude escuchar reír a los niños que jugaban en el patio del lugar con una pelota, entonces, la pelota brincó la cerca hasta donde me encontraba yo, y mientras los pequeños esperaban que les regresara el balón, mi mente se invadía de recuerdos de los años de mi vida que tuvieron un poco de felicidad, pero que terminaron en tan solo unos segundos. Todo mi mundo, lo único que conocía y amaba acabó en un abrir y cerrar de ojos; aquellos niños me traían recuerdos, pues se parecían mucho a mí en más de un sentido, sin embargo, había una diferencia entre nosotros...
Niños: disculpe!!!
Matt: eh?-dice alzando la vista
Niños: podría regresarnos el balón por favor
Matt: ah, si claro.
Cuando les regresé la bola, todos siguieron riendo, jugando; tan felices, tan libres... Pero, ¿por qué?, como era posible que aquellos pequeños estuvieran detrás de esa cerca que los separaba del mundo exterior y que limitaba sus paseos, lo lugares por los que andaban, las personas a las que conocían y sin embargo, sus almas eran tan libres, pero más aún, como era posible que en su situación, después de una pérdida tan grande como la de sus padres pudieran ser tan felices. Aún a pesar de todo, ellos eran felices, o al menos sus espíritus si lo eran, mientras que yo, después de tanto tiempo, de tantos consejos y momentos de reflexión, no podía salir del profundo y oscuro vacío en el que había caído aquella terrible noche; pareciera que estuviera en pozo sin fondo, en el que cada día, cada minuto me hacía caer más y más profundo. Pero lo peor de todo, era que mi soledad y amargura habían logrado que después de un tiempo perdiera a mis amigos, y a todos los que en algún momento se preocuparon por mí. O quizá, no eran esos sentimientos los culpables de todo, tal vez solo era yo, incapaz de adaptarme y de aceptar mi realidad para así poder seguir adelante con mi vida. De cualquier manera, ya no me quedaba nada, ¿qué caso tenía entonces seguir luchando para salir adelante?. Tal vez si había algo, incluso más de una simple cosa, pero en esos momentos, mi mente y mi corazón no podían ver nada mas que la profunda y silenciosa oscuridad que con una sutil melodía, alimentaba la melancolía que en mí crecía día con día.
Las horas pasaron y llegó el momento de ir a la escuela; mi rutina diaria apenas comenzaba y yo sentía ya no tener energía para nada más, y aunque realmente no tenía interés en algo así, continuaba de una u otra manera por quien nunca dejó de creer en mí, mi abuelo estuvo conmigo hasta el último momento y no podía defraudarlo más. Me preparé y al llegar al salón de clases me senté en mi lugar acostumbrado, una butaca junto a la ventana a través de la cual podía observar las corrientes de viento que, capaz de mover las ramas de los más grandes árboles haciéndolas parecer simples y delgadas hojas de papel podía viajar suave y silencioso a través de todos los rincones terrestres, libre de preocupaciones... libre de compromisos, pero sobre todo, libre de sentimientos...esos sentimientos que nos llenan de un dolor y de una amargura tan profundos que nos hunden completamente en un oscuro y aterrador silencio lleno de temores y de malos recuerdos. Y, mientras todos estos pensamientos cruzaban por mi mente, pude ver como una pareja de jóvenes de mi misma edad sonreía y hablaba tranquilamente. Parecían tan...felices, pero...¿por qué? me preguntaba yo, después de todo el amor solo era un sentimiento más y los sentimientos no podían ser buenos...no después de causar tanto sufrimiento a las personas porque, al final de cuentas era gracias a esos sentimientos que podíamos vivir el dolor día con día, si ellos no existieran no habría necesidad de preocuparse por nada, pues no habría nada ni nadie que pudiera enfurecernos o aún más lastimarnos. Sin embargo, algunas personas parecían tan felices con ellos, sobre todo los enamorados, pero ¿por qué?, ¿qué es el amor?¿qué tiene de especial que aún después de ser lastimado profundamente puedes volver a querer? ¿por qué yo no podía recuperarme de lo que me sucedió?...Tantas preguntas y todas sin respuesta, todas sin significado alguno para mí.