Hormiguita, hormiguita, buscando su casita...
¿Te acuerdas?
Había una vez una casita en la montaña, en la que vivían: la mamá hormiga, el papá hormiga y su pequeña hija "la hormiguita holgazana", llamada "Mariquita"; muy guapa ella, pero holgazana, muy desobediente y mala estudiante. ¡Qué barbaridad decía el resto de la familia!
A este problema hay que ponerle enmienda...
A Mariquita lo único que la gustaba era pasarla bien; muy alegre, pispireta y muy simpática, sus amigos la querían muchísimo.
Un día la hormiguita holgazana y sus amiguitas se fueron de merienda al campo. Llevaron una mochila llena de migas de pan y tomaron agua fresca del manantial; pero accidentalmente en un descuido la hormiguita se resbaló y se cayó en el lodo, ensuciándose toda su bella ropita que su madre la había comprado con tanta ilusión; había quedado totalmente enlodada, la hormiguita no sabía que hacer, pero todas sus amiguitas la dijeron, quítate la ropa y la lavaremos en el manantial, "a lo dicho hecho", luego la pusieron a secarse al sol; estaban disfrutando de su rica merienda cuando vieron a unos pajarillos que les había gustado tanto la ropa de Mariquita que la recogieron con sus picos de la rama adonde estaba secándose y salieron volando, volando hacia el horizonte. Ahora sí que nuestra hormiguita holgazana no sabía qué hacer, llorando la pobre de tal manera que sus amiguitas muy compungidas, la trataban de consolar... Una de ellas la trajo unos pétalos de florecillas silvestres para que se cubriera con ellos.
Finalmente, después de estos acontecimientos tan desagradables, el grupo de hormiguitas incluyendo a la hormiguita del cuento, regresaron a sus respectivos hogares. Por la parte que le correspondía a Mariquita se diría que se vió en serios problemas con sus padres, que al verla como llegó y al enterarse todo lo que la había pasado, la dijeron:
¡Te das cuenta hija, adonde te lleva tu desobediencia y tu holgazanería!
Después de todos estos malos ratos, que ella misma se los buscó, se dió cuenta que al fin y al cabo había aprendido muchas cosas:
Una, que se debe ser buena estudiante y cumplir con las tareas y no faltar a clase, la otra, ayudar a su madre con los quehacere de la casa, pero la más importante, obedecer y escuchar siempre a sus "mayores": a los Padres y los Abuelos especialmente.
La pobre hormiguita avergonzada de su comportamiento, prometió ser buena y obediente. Los padres la perdonaron al ver que sí prometía con sinceridad y arrepentimiento, portarse bien.
Esa noche disfrutaron de una gran cena y luego Mariquita recuperada de los malas experiencias que había pasado y ya realmente feliz, se fué a descansar a su lecho, que consistía de una tierna y brillosa hojita de olivo por cama y una vez mas los pétalos de las flores silvestres la arroparon como manta.
¡Y Colorín Colorado Este Cuento Se Ha Acabado!
Mayró
Este cuento se lo dedico a mi sobrina-nieta Alejandra, que es tan bella y tan inteligente.
¡Te Quiero! MR