Muchos viven con la esperanza de alcanzar metas, otros con la esperanza de tenerlas, pero ¿de que se trata la vida en realidad?, porque a veces mucho nos preocupamos por encontrarle algún sentido y poco por vivirla; pero es inútil querer encontrarle uno, dado que no tiene ninguno específico y no por esto hay que dejar de vivirla, sino al contrario, hay que vivirla para encontrarle uno, porque seguramente motivos nos sobrarían si los buscamos, pero el problema es cuando nos pasamos la vida tratando de encontrarlos, porque no hay nada peor que buscar y no encontrar, pero peor aun, es si uno encuentra lo que no busca, porque si no se busca no se quiere, pero ¿como saber lo que se quiere, si no se prueba?, y de eso puede que se trate la vida, de probar, pero ¿como saber que probar?, eso nunca se sabe, y este probablemente sea el mejor método para encontrarle un sentido a la vida, ya que esta no tiene uno predeterminado como piensan algunos, como tampoco la debemos predeterminar nosotros, porque lo predeterminado carece de espontaneidad y lo espontáneo es quizá una de las mejores formas de probar, porque no se piensa, sino se hace, porque cuando pensamos nos limitamos, y en la vida no existen limites, pero, sin duda, los limites existen en nuestras vidas porque nosotros los creamos y lo hacemos para condicionarnos de alguna forma, el problema es que nunca encontraremos una forma, con esas condiciones y así mucho menos una meta, porque a ella llegamos cuando terminamos, y no llegaremos si nunca dejamos de empezar, porque si las cosas tienen un fin, la finalidad de empezar es terminar y esto resulta curioso porque con esto de las finalidades de las cosas nos estamos limitando nuevamente o será que estamos tan acostumbrados a los limites, que los necesitamos demasiado?, pero quizá ellos nos necesitan mas, porque sin alguien que los ponga, no existirían, pero como eludir los limites si hasta nuestro plazo de vida es limitado y seguramente de alguna forma nos condiciona, pero esto solo nos apura a encontrar una meta, que a pesar que las metas no deban tener limites, ellas se encuentran dentro de uno enorme, el de la vida y solo por ello debemos comprender que tanto a las metas, como a nosotros, lo único que inevitablemente nos limita, es la vida y no otras personas, ni ideologías, porque ellas son otras formas de pensar y al pensar perdemos la espontaneidad y con ello seguramente también perderemos la mejor forma de encontrar esa anhelada meta que perseguimos, y que seguramente estaremos vacíos si no la encontramos, pero mas aun si ni siquiera la perseguimos...